Igualdad en el papel, igualdad sobre la ley. Igualdad como percepción, igualdad supuestamente alcanzada y que solo hay que «mejorarla». Conformarnos con las migas, con un antes era peor y se ha andado mucho camino.

Pero la realidad, los datos hablan, nos devuelven a la cara lo que existe y puede medirse y hablan de pobreza femenina, de desigualdad flagrante, de no llegar a fin de mes, de ancianas con pensiones mínimas por una cotización inferior. Este informe, elaborado por la Cámara de Comercio de Barcelona, ha detectado una nueva pobreza femenina representada por mujeres formadas y trabajadoras, pero penalizadas por un mercado de trabajo que ofrece unas circunstancias precarias (especialmente después de la maternidad) y que sostiene, con el consentimiento de las estructuras económicas y sociales, hasta un 19% de brecha salarial y un vergonzante dato: el 73% de los contratos a tiempo parcial son ocupados por una mujer (algunos/as argumentan que «libremente» han decidido trabajar menos horas y ocuparse de la familia).

En una pescadilla que se muerde la cola, las reducciones de jornada, las excedencias, las salidas «voluntarias» del mercado laboral, se producen porque ellas tienen peores salarios, peores condiciones, peores alternativas. Entender la precarización como una elección que no lo es tal, pero así que consiente, se justifica y se permite. Dice el informe que tampoco ha variado en la última década la presencia de las mujeres en los altos cargos de las empresas. Diez años en los que no se ha movido nada, techo de cristal, de acero u hormigón. Más formación, más esfuerzo no significa una mejor situación, no si eres mujer, no si eres madre, menos aún si lo haces en solitario en un país donde los horarios son un disparate, los recursos públicos que apoyen a las familias menguan y menguan y donde se vela poco por el bien de todos, sobre todo el de todas, que son las que en su gran mayoría se sacrifican.

Sostienen en el documento que es necesario un pacto para «reconocer y aprovechar» el talento femenino. Y es necesario porque la mitad de la población se empobrece mientras paga con su cuidado y su sacrificio que la estructura se mantenga, que la rueda siga girando. Dice mucho de nuestra sociedad que se abandone a las trabajadoras a su suerte. Deberíamos al menos no pensar que sólo  hemos avanzado.

El Indicador de Igualdad de Género de Catalunya 2015, divulgado este miércoles por la Cámara de comercio de Barcelona, ha expuesto la situación de la mujer trabajadora en Catalunya, marcada por un riesgo de pobreza creciente y superior al masculino, por las diferencias salariales con los hombres y por la precariedad.La mujer trabajadora que tiene estudios se ha revelado como un perfil claramente amenazado, según este estudio. El riesgo de pobreza entre las trabajadoras se ha incrementado de un 8,9% en 2005 a un 13,1% registrado actualmente. La «nueva pobreza femenina» es el resultado de la llegada de mujeres con formación a un mercado laboral que las discrimina en cuanto a salario y condiciones laborales. Ellas son el 56% de las personas con título universitario, dato que no ha significado una disminución de la desigualdad en el mercado de trabajo.

Lee más en el siguiente artículo:

www.eltriangle.eu/es/notices/2016/03/alerta-por-la-pobreza-de-la-mujer-con-trabajo-y-estudios-5327.php

O descarga el Informe en el siguiente enlace:


FUENTE: igualate.org