Comprar una casa, irte de viaje, pagar tu boda, hacer el máster de tus sueños, poner en marcha tu propia empresa… Lo más probable es que en algún momento de tu vida éstos u otros motivos te lleven a pedir financiación. De hecho, los españoles deben a los bancos un total demás de 165.000 millones de euros en préstamos al consumo, lo que se traduce en una deuda media por hogar de unos 9.000 euros. Si a esa cantidad se añaden las hipotecas, el total adeudado asciende a 765.000 millones.

Para elegir el producto que mejor se adapta a tu situación siempre debes tener en cuenta cuestiones personales, como tu estabilidad laboral o tu nivel de endeudamiento, según recuerdan desde Kelisto.es. No obstante, hay ciertos elementos que siempre hay que analizar, sea cual sea tu perfil. A continuación, te explicamos las nueve cosas que siempre hay que analizar al pedir financiación.

Interés: debes saber que el TIN es el tipo de interés que el banco te aplica por prestarte el dinero, mientras que la TAE se compone del TIN más las comisiones y tiene en cuenta el plazo de amortización. Puede ocurrir que un préstamo con un TIN bajo sea más caro que otro con un TIN superior debido a la aplicación de una serie de comisiones que lo encarezcan. Por ello, para estar seguro de lo que pagarás, debes fijarte en la TAE.

Importe máximo: es la cantidad de dinero máxima que te ofrece el banco. Debes buscar aquel préstamo que te ofrezca el importe que necesitas, ya que la oferta es muy variada. Por ejemplo, en el mercado de préstamos personales hay opciones que van de los 6.000 euros a los 100.000 euros, tal y como verás en nuestro ranking mensual.

Vinculación: lo habitual es que el precio del préstamo, es decir, el interés que deberás abonar, se reduzca de manera progresiva si domicilias tu nómina o contratas productos como seguros o planes de pensiones. Eso sí, no debes olvidar que esto también puede tener un coste y que, por tanto, restará atractivo al producto, tal y como ya señalaba una investigación de Kelisto.

Requisitos: los intereses más bajos suelen ser para los clientes más solventes, por lo que, cuanto mayor sea tu capacidad económica, más ventajosas serán las condiciones que te ofrecerá el banco. Esto es especialmente evidente en el caso de las hipotecas, en las que, para acceder a los diferenciales más bajos, la banca exige de media unos ingresos mínimos de 2.300 euros al mes, según un análisis realizado por Kelisto.

Cuota mensual: no olvides calcular cuánto pagarás cada mes en función de las condiciones pactadas. Lo más frecuente es que pagues una cuota fija mensual que se compone de dos partes, una correspondiente al capital que vas amortizando y la otra, a los intereses.

Comisiones: un interés bajo puede ir acompañado de elevadas comisiones. Para que no se te pasen por alto, ten en cuenta que entre las más frecuentes están las de estudio, apertura, cambio de condiciones, amortización anticipada y cancelación.

«El consumidor nunca debe olvidar que hay algunas comisiones que tienen límites legales. Es lo que ocurre, por ejemplo, con lacompensación por desistimiento de las hipotecas, que se puede aplicar cuando un cliente decide amortizar anticipadamente parte de su deuda. Si esta operación se produce dentro de los cinco primeros años de vida de la hipoteca, la entidad podrá cobrar hasta un 0,5% de lo amortizado; si se realizara en los años posteriores, lo máximo que se podría aplicar es un 0,25%», explica Estefanía González, portavoz de Finanzas Personales de Kelisto.es.

Plazo de amortización: se trata del periodo de tiempo que tendrás para devolver lo prestado al banco más los intereses. Nunca olvides que cuanto mayor sea este plazo, mayores también serán los intereses que se deberán abonar.

Periodo de carencia: algunas entidades ofrecen la posibilidad de aplazar los pagos al comienzo del préstamo. Durante este tiempo no tendrás que pagar nada (carencia total) o solo pagarás la parte de la cuota correspondiente a los intereses (carencia parcial). Esto muy frecuente en los préstamos para estudios universitarios. Sin embargo, es importante saber que este periodo de carencia no es gratuito, ya que los intereses se siguen generando sobre la totalidad del capital prestado, haciendo que aumente la cantidad total que tendrás que abonar al banco.

Cláusula suelo: en España, más del 80% de las hipotecas sobre viviendas cuentan con esta cláusula, que aún está presente en algunas de las ofertas de los bancos. Se trata de un tope mínimo para el interés que deberás pagar, al margen del nivel al que se reduzca el euríbor. Por tanto, es esencial evitarla; de lo contrario, no podrás beneficiarte de las bajadas de este índice.

«Cuando se pide financiación, hay que tener en cuenta que la entidad debe informar al consumidor de forma transparente de todas las condiciones de la operación. También tendrá que facilitarle una copia del contrato y los justificantes de los pagos y de los documentos de liquidación durante la vida del préstamo. Además, el cliente tiene derecho a amortizar el préstamo de forma anticipada, un trámite por el que la entidad, eso sí, puede cobrar comisiones», detalla González.

FUENTE: http://www.abc.es/