Los reclutadores son expertos en analizar perfiles profesionales y vislumbrar el tipo de persona mediante una entrevista personal. Sin embargo, este paso del proceso de selección también puede ser analizado por los propios trabajadores para mejorar de cara a futuros encuentros.



 

La entrevista de trabajo ha terminado. Le agradeces al reclutador el tiempo que te ha dedicado, le estrechas la mano y abandonas la sala con tu mejor sonrisa. La oferta de empleo que encontrarse, la entrega del currículo vitae y la preparación de la entrevista laboral para destacar así como de las pruebas de selección han concluido; y ya sientes como todo el estrés y los nervios de esos momentos vas quedando atrás a la espera de saber si serás uno de los candidatos seleccionados.

Una vez has terminado la entrevista de trabajo es aconsejable dirigirse a casa en vez de quedar con los amigos o salir a tomar algo. En tu hogar podrás ponerte ropa cómoda y comer algo, ya que lo más probable es que los días previos hayas tenido el estómago cerrado o hayas ido en ayunas a la entrevista. Cuando te sientas más relajado es el momento de repasar cómo ha ido el proceso de selección así como la entrevista personal que has hecho.

Apunta en un folio aquellas preguntas que recuerdes, sobre todo, aquellas que te hayan sorprendido o en las que crees que has dado una respuesta por debajo del nivel que se esperaban; así como las respuestas que has dado. Puede parecer un ejercicio simple, pero esto te ayudará a identificar los puntos fuertes y debilidades de tu entrevista laboral para hacerte una idea global de las posibilidades que tienes de conseguir el empleo.

En algunos casos es posible que la compañía vuelva a llamarte para concertar una segunda entrevista de trabajo, para la cual estrás mucho mejor preparado porque podrás matizar las respuestas más débiles que aportaste y centrarte en explotar tus puntos fuertes. Y si no has sido seleccionado para el puesto vacante, tener a mano una recopilación de preguntas traicioneras y respuestas demasiado vagas por tu parte podrá ayudar a mejorar para futuras entrevistas.

Una reflexión sobre el lenguaje no verbal que has desarrollado en la entrevista también puede ser interesante. Los entrevistadores son expertos en leer tus gestos durante la entrevista de trabajo y formarse una opinión de tu carácter a través de estos. Piensa en aquellos gestos que pueden haber transmitido duda o nerviosismo por tu parte como haber dado un apretón de manos flojo, el titubeo en la voz en algunas respuestas o una postura encogida para así evitarlos en próximas entrevistas o en tu primer día de trabajo.

Por último, si quieres marcar la diferencia con el resto de candidatos al puesto de trabajo puedes enviar a tu entrevistador una nota o correo de agradecimiento. De esta sencilla forma mostrarás respeto y el gran interés que tienes para ocupar el puesto vacante, algo que muy pocas personas se atreven a hacer. No obstante, nunca le llames para interesarte por el proceso de selección o darás una imagen muy negativa