El día a día de las personas en búsqueda de empleo tiene los límites desdibujados.  Pierdes la noción, todos los días son iguales muchas veces y la diferencia entre lunes, jueves o domingo te la marca el ritmo de vida de los demás en vez del tuyo mismo.  La falta de referencia de un horario de trabajo al que acogerte o de unas tareas que hacer provoca la pérdida de perspectiva.

El buscar trabajo desgasta, y  mucho.  Desgasta por la frustración que genera, por la falta de respuesta, por la sensación de pérdida de tiempo, la falta de avance que se siente al ver que pasan los días, las semanas, los meses, los años (!!) y no se consigue el ansiado trabajo.  Sin duda, es agotador.  Perdemos una parte importante de nuestra identidad, por supuesto perdemos poder adquisitivo y sentimos que nuestro tema de conversación con las personas es el mismo: el trabajo.

¿Cómo podemos superar ese desgaste? Bueno, no conozco una respuesta global, ni mucho menos una solución 100% efectiva a corto plazo.  Lo que sí que está claro es que nos desgastamos mucho más cuando ponemos el peso total de nuestra búsqueda fuera de nosotros.  Está más que claro que apenas hay ofertas y para las que hay, se inscriben cientos de personas. Además, no se favorece la creación de empleo.  Está claro que hay mucha gente buscando trabajo con perfiles muy buenos y también está claro que no hay grandes ayudas para sobrellevar la búsqueda (tanto económicas como de apoyo y orientación). Y habría muchas otras más cosas que señalar, que sin duda son realidades pero sobre las que no podemos actuar de manera individual para solucionarlas.  Quedarte en la idea de lo mal que está todo genera más frustración, más enfado y, sobre todo, menos avance. Cuando realmente eres consciente de que estos pensamientos no te ayudan en la difícil tarea de buscar trabajo es cuando de verdad puedes empezar a cambiar tu perspectiva.

No digo que ignores la realidad, digo que te centres en lo que TÚ PUEDES HACER.  Pero, ¿qué puedes hacer?  Tres cosas:

  1. Si algo no te funciona, cámbialo.  No me canso de repetir que si tu búsqueda de empleo se centra en mirar todos los santos días 100 portales de empleo y lo único que obtienes es nada, modifica eso.  Si un portal publica ofertas que no te interesan, ¿para qué te apuntas? Cambia tus herramientas, investiga (pero de verdad) qué páginas son más útiles para ti.  De este modo es probable que accedas a menos ofertas, sí, pero más adecuadas a ti.
  1. Plantéate, de verdad, qué trabajo estás buscando y si éste existe. Es decir, si has trabajado 20 años en la misma empresa y buscas exactamente el mismo trabajo, es probable que tengas que hacer algún reajuste.  Y no es porque lo que hicieras estuviera mal, si no porque es probable que ese trabajo no exista al 100%.  Analiza qué tipo de cosas se valoran en puestos en los que tu perfil pueda caber y poténcialo.  Actualizarse es fundamental, y aprender cosas que te puedan resultar útiles para encontrar (no sólo buscar) trabajo, más todavía.
  2. Créetelo: tú vales mucho.  Que no encuentres trabajo no significa que no valgas para nada, de verdad. Es difícil encontrar un empleo, pero que ésto no mine tu autoestima.  Permítete tener días flojos, pero que estos no puedan contigo.  Piensa qué puedes aportar, qué cualidades positivas tienes, qué conocimientos o competencias o experiencias te hacen diferente y poténcialo, de verdad, cada persona somos diferente, todos tenemos capacidades que nos hacen únicos/as.  Descúbrelas y poténcialas.

FUENTE: plandempleo.com