Asempleo, asociación que agrupa a las agencias de empleo y Empresas de Trabajo Temporal de España, ha señalado que la intensidad y la calidad en la creación de empleo durante los años 2015 y 2016 estarán directamente ligadas, entre otros factores, como tiempo parcial, temporalidad o evolución de los salarios, al afloramiento de los puestos de trabajo no declarados.

Según Asempleo, la economía sumergida en España representa más de un 20% del Producto Interior Bruto, lo que en términos económicos se traduce en 240.000 millones de euros que no circulan por los canales legales.

En España, más de cuatro millones de empleos están bajo la sombra de la economía sumergida, lo que equivale al 9% de toda la población, más de un 13% de toda la población comprendida entre los 16 a 65 años y a un 18% de toda la población activa.

Estos datos sitúan a España en el top 3 de los países con mayor peso sobre el PIB en materia de economía no declarada en Europa, lo que hace indispensable, según Asempleo, la aplicación de unas medidas concretas y coordinadas que puedan aflorar parte del sistema que permanece al margen de la ley ante la imposibilidad de encontrar su espacio dentro del mismo.

Extrayendo los empleos sumergidos que se han producido directamente por fraude laboral, considerando como tal aquel que ofrece, tanto al empleador como al empleado, la libertad de deshacerse de las cargas impositivas correspondientes a la jubilación y Seguridad Social del mismo, y, a su vez, que exime al empleado del pago de los tributos directos correspondientes a sus ingresos frente a la administración, la cifra de empleo sumergido rondaría los 1,3 millones de puestos de trabajos efectivos, alrededor de 80.000 millones euros de impacto sobre el PIB. Es decir, serían personas que oficialmente se han declarado como desempleadas, y el resto serían trabajadores con alguna actividad laboral reconocida pero que realizan una parte de la misma sin declarar.

Motivos para trabajar en la ilegalidad

Los estudios sobre los motivos que inducen a una parte de la sociedad a buscar distintas vías para obtener ingresos, muchas veces, fuera de los límites de la legalidad, son diversos. Por una parte, la crisis económica que golpeó a la población mundial en general y la crisis laboral experimentada en España, en particular, hasta 2014, ha dejado a una parte de la población en una situación precaria(1.766.300 de hogares con todos sus miembros en paro, 3.352.900 paro de larga duración), lo que ha conducido a numerosas personas a priorizar la urgencia en la consecución de recursos por encima de la legalidad o regularidad de sus formas de obtención.

Una de las causas que más peso tiene en nuestro país a la hora de optar por el empleo no declarado es el rechazo a realizar un empleo considerado como ‘precario’. Lacras como el insuficiente control de las condiciones laborales, contratos laborales atípicos, prestaciones sociales y derechos laborales limitados o ausencia de los mismos, niveles elevados de inseguridad laboral, escasa permanencia, sueldos bajos y gran riesgo de lesiones y enfermedades laborales pueden conducir al deterioro del mercado y a la pérdida de competitividad a medio plazo.

Asempleo ha recordado que, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo precario se caracteriza por unos contratos laborales atípicos, con prestaciones sociales y derechos laborales limitados o ausencia de los mismos, niveles elevados de inseguridad laboral, escasa permanencia, sueldos bajos y gran riesgo de lesiones y enfermedades laborales.

La utilización correcta de las fórmulas legales existentes en España para facilitar la flexibilidad podría canalizar y facilitar la regularización y el afloramiento de grandes bolsas de empleo irregular o no declarado. Existe coincidencia entre los expertos internacionales (UE, OCDE) en afirmar que la tasa española de temporalidad es excesiva, incluso teniendo en cuenta la especificidad de nuestro tejido productivo. Ello se puede explicar por la situación de reactivación económica, aunque se constata una utilización inadecuada e injustificada de los contratos temporales.

Sobre este aspecto, Asempleo señala como necesario controlar que los contratos temporales responden verdaderamente a necesidades temporales de la empresa y no a necesidades permanentes. La solución pasa por un mayor control y una gestión profesional de la temporalidad, que garantice que esa temporalidad es causal, real y justificada.

Las formas flexibles de empleo son componentes necesarios de los mercados laborales dinámicos e inclusivos. Para ello también es necesario que esta flexibilidad tenga el complemento de los elementos que garantizan la estabilidad y la empleabilidad: un buen asesoramiento y orientación profesional, inversión en formación y procesos de selección muy profesionalizados, como los que proporcionan las Empresas de Trabajo Temporal- Agencias de Empleo. que se han demostrado como mecanismo eficaz para la integración en el mercado de trabajo del 32 al 34 por ciento de los trabajadores puestos a disposición de las empresas.

Un empleo flexible contribuye a la mejora de la calidad de vida y de la empleabilidad, mejora la probabilidad de los trabajadores para encontrar un nuevo empleo, facilita la creación de empleo que, en caso contrario, no se produciría, y aporta elementos de flexibilidad para adaptar las plantillas a las necesidades reales de su actividad.

Perfil del trabajador sumergido

Según el reciente estudio elaborado por el Consejo Empresarial de la Competitividad, el perfil del trabajador sumergido responde a dos colectivos, principalmente: por una parte a los desempleados y por otra a los jóvenes de entre 15 y 35 años que perciben parte de su salario ‘en negro’.

Para Asempleo, es crucial dotar a los agentes profesionales en intermediación y colocación laboral, de todos los recursos necesarios para poder satisfacer de una manera eficiente la demanda de puestos de trabajo que cubran por un lado las exigencias que los trabajadores demandan y por otro lado, casar con la oferta que el tejido empresarial requiere. Una unión que solo se conseguirá utilizando la experiencia que ha llevado a estos agentes a ser considerados profesionales en la selección, colocación y recolocación de personas en el mercado laboral.

Más ETTs, menos empleo sumergido

Está contrastado, según Asempleo, que una mayor participación de las empresas de trabajo temporal-agencias privadas de empleo tendría un efecto positivo sobre el mercado laboral español actual. Y no solo esos efectos supondrían una reducción en el número de parados y por tanto una mayor creación de empleo en nuestro mercado laboral, sino que una mayor penetración de los agentes profesionales en intermediación laboral repercutiría de manera clara en las finanzas públicas y en el afloramiento de la economía sumergida.

Así, Asempleo asegura que un aumento en la tasa de participación de las ETT (actualmente en el 0,5%) de un 1,75%, produciría un impacto sobre la economía sumergida de un punto porcentual de reducción sobre esta en términos de PIB. En este escenario, el impacto económico que supondría en cuanto a recaudación sería de más de 3.300 millones de euros.

Fuente: RRHHpress.com