Hace años, los modelos de negocio rentables y perdurables en el tiempo se basaban en un tener u ofrecer un buen producto o servicio. Tu misión consistía en abrir la puerta cada día y esperar a que los clientes viniesen a ti. Con la llegada de Internet de forma irremediable en nuestro día a día, ha hecho imprescindible la presencia de las empresas en esta red. Sin embargo, en esta nueva forma de negocio, ya no basta con un buen producto (aunque esto no deja de ser indispensable) sino que tienes que ser visible para los usuarios que navegan, y esto, a día de hoy es algo realmente costoso y difícil de conseguir. Puedes tener un producto genial, que si tu página web se encuentra entre los primeros resultados de búsqueda estas “muerto”, eres invisible a ojos del mundo digital.
Esto no deja de ser lo mismo que ocurre en el mundo físico. Es imprescindible tener una buena ubicación de tu local para lograr ser visible y atractivo para tus clientes. Para ello, necesitas invertir en las mejores avenidas y de mayor tránsito de tu ciudad. Por lo tanto, que tu web se encuentre bien posicionada requiere de una inversión importante así como un uso recurrente de buenas prácticas.
Pero, ¿Qué entendemos por uso recurrente de buenas prácticas? Se trata de crear contenido de valor en tu web, ello proporcionará que la gente que acceda a él lo valore y te referencie en sus respectivos sitios web. Cuantas más referencias obtengas, mejor posicionado estarás. En definitiva se trata de ser lo más popular posible, como en el mundo físico, el famoso tiene mayor visibilidad y por consiguiente, mayor acceso a su público objetivo.
En consecuencia, sería suficiente con publicar contenido de valor e interesante para los usuarios para conseguir un buen posicionamiento orgánico. Sin embargo, en la práctica esto resulta insuficiente para lograr nuestro objetivo. Si quieres que te encuentren, tienes que ir a buscar a personas o portales web que aglutinen a potenciales usuarios de tu página y, en muchos de los casos, deberás pagar por publicar en sus respectivos sitios. Esto es lógico desde el punto de vista de que si es una empresa, necesitará generar beneficios, pero puede llegar a convertirse en un verdadero lastre para tu negocio si tus pretensiones son de llegar a un público objetivo amplio, además de poner en verdadera cuestión la objetividad de algunos medios de influencia. Por lo tanto, es imprescindible crear un contenido de interés, pero no suficiente ya que sin la inversión adecuada será imposible llegar a tus potenciales clientes.
Pero esto es sólo una parte de la inversión una vez que estas dentro de la red. Anteriormente deberemos vérnoslas con los respectivos buscadores online. Estos podrían considerarse como el portero de discoteca que no te deja entrar si no cumples sus normas de estética. Y si mañana cambia de parecer, tú debes adecuarte si no quieres quedarte en la puerta. Por lo tanto, ante un canal de entrada tan estrecho como son los buscadores web, no tenemos más remedio que aceptar sus normas, e invertiremos lo que sea necesario para estar allí. Necesitamos ser populares, y eso, nunca ha sido barato, y hoy en día menos todavía.
Hay mucha gente que opina que montar un negocio online es infinitamente más económico que montarlo físicamente. Es cierto que hay algunos sectores que requieren de una inversión menor, pero la verdad es que en la mayoría de las empresas, tener presencia online de forma activa y recurrente en el tiempo conlleva una serie de costes de explotación en ocasiones iguales o superiores a los que se requieren en un emplazamiento físico.
El hecho de que el canal de comunicación sea tan estrecho nos limita a las directrices de unos pocos, lo que puede llegar a resultar un verdadero lastre para nuestra empresa. Por lo tanto, es necesario ser consciente de en qué tipo de costes se está incurriendo para no tener sustos en un futuro. Internet es un canal de comunicación fundamental hoy en día, debemos aprovecharlo, pero con cabeza y conocimiento de causa.
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