El sector servicios será la principal fuente de empleo mundial durante los próximos cinco años, tanto en el ámbito de los servicios administrativos y servicios a empresas, como en el de bienes raíces, según se desprende del último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las perspectivas sociales y del empleo en el mundo .

El estudio de la OIT prevé que estos sectores, así como otros relacionados, emplearán a más de una tercera parte de la fuerza de trabajo del mundo el próximo lustro. Los servicios públicos de sanidad, educación y de la administración seguirán siendo una fuente importante de empleo, aunque aumentarán a un ritmo menor y representarán 15% del empleo mundial.

Por otro lado, el informe indica que el empleo industrial debería estabilizarse a escala mundial a un nivel ligeramente por debajo de 22%.

Según informa la OIT, esto se debe a la disminución del ritmo de creación de empleo en el sector de la construcción en relación al período 2012-13, si bien, probablemente, permanecerá por encima del 2% anual en promedio. En el sector manufacturero, el nivel de empleo se mantendrá inalterado durante los próximos cinco años y representará solo el 12% por ciento de todos los empleos en 2019.

“El empleo en el sector de los servicios seguirá siendo el más dinámico en lo que se refiere a la creación de empleos en los próximos cinco años”, indica Raymond Torres, Director del Departamento de Investigación de la OIT.

Aumento de empleos cualificados e impacto sobre los salarios y las desigualdades

La transición del empleo hacia los servicios y la caída del sector manufacturero implican un cambio en las competencias solicitadas por el mercado laboral. “Se producirá una desaparición de los empleos que requieren de niveles de competencias medios para realizar las tareas rutinarias que pueden ser automatizadas”, explica Torres.

Por ello, las personas que antes ocupaban estos empleos deberán adquirir nuevas competencias o tendrán que enfrentar la perspectiva de competir por puestos de trabajo en el nivel más bajo de la escala de competencias.

Aumenta también la demanda de los empleos que requieren una interacción directa, como la sanidad o los servicios a la persona, lo que indica el surgimiento de una vasta economía del cuidado.

Las tendencias mundiales muestran variaciones regionales significativas, con la desaparición de los empleos de cualificación media a un ritmo más rápido en las economías avanzadas que en las economías emergentes o en desarrollo.

Esta polarización entre empleos altamente calificados y empleos menos calificados tiene un impacto directo sobre los ingresos del trabajo. El incremento de empleos en los dos extremos de la escala de competencias, a expensas de los de nivel medio, ha contribuido a la desigualdad en los ingresos, que continuará agravándose.

Consumo y pobreza

La evolución del empleo también tiene repercusiones sobre los niveles de consumo y de pobreza. El número de empleos rutinarios, como maquinista o ensamblador, ha disminuido en muchos países, suscitando dudas sobre la capacidad de la industria de ayudar a los trabajadores a salir de la pobreza.

Sin los empleos industriales, los trabajadores rurales tendrán pocas oportunidades de mejorar su situación profesional. Además, los trabajos altamente cualificados no son accesibles para aquellos que carecen de una educación formal y que no tienen la posibilidad de formarse.

“Estas tendencias ponen en evidencia el papel de las políticas para ayudar a las empresas y a los trabajadores a aprovechar las oportunidades asociadas con las nuevas tecnologías, y, al mismo tiempo, a eliminar los obstáculos que impiden ascender en la escala económica y social, en particular para las mujeres”, concluye Raymond Torres.

Fuente: rrhhPress