La OIT ha publicado un informe titulado “España:Crecimiento con Empleo” en el que analiza con profundidad nuestro mercado de trabajo. Su diagnóstico, realista donde los haya, nos plantea una situación en la que o cambiamos el rumbo o iremos cada vez a peor.
Aunque la economía española está recuperándose, estos indicadores macroeconómicos no se traducen ni en más empleo ni en un incremento de la calidad de los existentes. Como bien se comenta, “hoy, el volumen de la economía española es menor que en 2007, y el ingreso medio de los españoles ha disminuido un 8 por ciento. Además, la inversión productiva, que se sitúa en menos del 18 por ciento del PIB, sigue siendo insuficiente para mantener los futuros beneficios que pueda traer consigo la salida de la crisis”.
La crisis ha sido y es muy dura en España. Veamos algunos datos:
- Se han perdido más de 4,5 millones de empleos.
- La tasa de desempleo es de más del 24%.
- La Tasa de desempleo de los jóvenes es superior al 50 por ciento. Tenemos el segundo valor más elevado de la Unión Europea (después de Grecia).
- Más del 60 por ciento de las personas que buscan trabajo llevan desempleadas más de un año, y el 42 por ciento, más de dos años.
- A principios de 2014 había en España 1,8 millones de hogares en los que todos los miembros estaban sin empleo y, de ellos, un millón no contaba con ninguna ayuda económica.
¿El mayor riesgo? Encontrarnos con un colectivo enorme de personas que se ha quedado totalmente fuera del mercado laboral y cuya inserción es muy complicada. Esto se debe a que sabemos a ciencia cierta que cuanto más tiempo está una persona desempleada, más difícil lo tendrá para reengancharse. Además, el incremento de la pobreza en España, que afecta a alrededor del 20% de la población, dificulta que dichos colectivos en riesgo se planteen incrementar su formación, estudiar idiomas, aprender habilidades tecnológicas, etc. Como es lógico, bastante tienen con intentar sobrevivir.
El informe realiza una serie de recomendaciones para que podamos crecer creando empleo de calidad y reduciendo la exclusión. Veamos algunas:
Sentar unas buenas bases para el crecimiento desempeñando las siguientes políticas:
- Promover el funcionamiento del mercado crediticio, en particular para las pequeñas y medianas empresas (PYME).
- Simplificar los trámites administrativos y la carga fiscal para establecer y desarrollar una empresa.
Fomentar las inversiones productivas y ampliar la base industrial.
“Ayudar a las personas que buscan empleo a permanecer en el mercado de trabajo, a adquirir nuevas calificaciones y a encontrar un empleo”.
Políticas activas del mercado de trabajo bien formuladas:
- garantizar la permanencia en el mercado de trabajo, orientar las políticas a contactos constantes con las oficinas de empleo, proporcionar apoyo económico a todas las personas que buscan empleo.
- Subvenciones a la contratación específicas basadas en las necesidades en materia de cualificaciones o en la duración del desempleo.
- Mejoras en el diseño y la ejecución de los programas de formación.
Especial atención a los jóvenes y aquellas familias con todos sus miembros en paro.
- Asegurar la aplicación efectiva del sistema de garantía juvenil.
- Promover el desarrollo de programas de aprendizaje con la colaboración de los interlocutores sociales.
- Especial consideración a un régimen de trabajo e ingresos para este colectivo en particular.
Reforma en profundidad de los servicios públicos de empleo (SPE).
- Fortalecimiento de los SPE mediante el aumento de número de asesores cualificados.
- La modernización de los métodos de los SPE. “Suecia, por ejemplo, ha utilizado las tecnologías de la información y la comunicación con bastante éxito, proporcionando quioscos con videoenlaces con los centros de los SPE que permiten un asesoramiento «cara a cara» en las zonas rurales”.
- La mejora de la responsabilidad y la transparencia de los SPE en las comunidades autónomas.
Propiciar a través de reformas equilibradas la contratación y el fomento de la calidad del empleo.
Aquí se hace mención a la incidencia del trabajo temporal y parcial precario en nuestro mercado laboral. Se propone:
- Mejorar la cobertura de los trabajadores a través de convenios sectoriales de calidad y el establecimiento de directrices de coordinación junto a la formulación de normas mínimas.
- Monitorear las inaplicaciones para poder actuar en caso de que surjan problemas.
- Garantía de una representatividad efectiva de las partes en la negociación.
- Aumentar los salarios tanto como permita la productividad.
- Mejorar la disponibilidad de los datos y controlar la evolución de los salarios y los precios en un entorno tripartito.
Garantizar una protección social adecuada.
- Es necesaria una política macroeconómica adaptada a la estrategia social y de empleo.
En conclusión, parece que, una vez más, la política tiene mucho que hacer en relación al empleo en este país.
FUENTE: http://politologoenred.blogspot.com.es – Gracias por tu excelente trabajo amigo HECTOR.