En ocasiones por obligación (por falta de expectativas laborales) y otras por vocación, el autoempleo puede ser una buena fórmula de crearte ese empleo que no acabas de encontrar por la “vía tradicional“. Con cierta dosis de coraje y espíritu emprendedor, puedes alcanzar estabilidad laboral.
Hace tiempo publicaba en este blog un artículo sobre un tema que siempre está en boga: la forma de descubrir si uno tiene o no espíritu emprendedor. Porque la figura del emprendedor nunca pasa de moda, y siempre hay quien prefiere dedicar su tiempo, recursos y esfuerzo a crearse su propio camino, en vez de trabajar para otros.
Pero no es fácil ser emprendedor, y el camino del autoempleo está sembrado de dificultades, frente a las cuales sólo unos pocos están capacitados para hacer frente con éxito. De modo que el emprendedor es una persona dotada de ciertas características específicas, que no todo el mundo posee.
6 características del emprendedor
Primera: La flexibilidad
El emprendedor que pone un negocio tiene que tener muy claro que está pluriempleandose. Esto quiere decir que lo mismo hace el trabajo propio del negocio (servir los cafés del restaurante, por ejemplo), como las tareas de un gestor (elaborando un plan de negocio para pedir una ayuda pública), o tomar las decisiones propias del empresario en que se ha convertido.
Segunda: La auto motivación
El autoempleo puede sonar muy bonito, pero tiene su parte dura (y mucho). Porque desde el momento en que el emprendedor inicia su andadura, está solo y se ha cargado de responsabilidades. De modo que serán muchos los momentos en que deba tomar decisiones difíciles y arriesgadas. Si no tiene la motivación suficiente, o no se procura él mismo de generarla, difícilmente puede tener éxito con su empresa.
Tercera: Buscador de oportunidades
Ahora no hay jefes que decidan por uno. Por el contrario, el emprendedor está al frente del barco, y debe tomar el timón para llevarlo a buen puerto. De modo que bien sea “pelear” por un nuevo cliente, encontrar subvenciones para autónomos que ayuden financieramente al negocio, o buscar socios estratégicos, son tareas que uno mismo ha de ser capaz de llevar a cabo. No en vano de ellas va a depender la supervivencia de este autoempleo.
Cuarta: La anticipación
La improvisación no es buena aliada. Y por eso el buen emprendedor debe contar con dotes organizativas y capacidad de hacer una planificación eficiente de los pasos que va a seguir su negocio. De ese modo podrá tenerlo todo bajo su control, y así ser más eficiente y productivo. No tendría sentido que el dueño de una empresa que quiera hacer un regalo a sus clientes espere a Navidad para consultar los regalos personalizados para empresa, habida cuenta que en esa época estarán sobrepasados de pedidos y seguramente no podrán atender su petición.
Quinta: Capacidad de trabajo
Podríamos decir que la capacidad de trabajo es algo que se le debiera presumir a un emprendedor. Algo así como la valentía a los soldados. Pero no siempre es así, y hay quien inicia su proyecto de autoempleo sin mucho ánimo, simplemente “dejándose llevar“. Lo que conlleva en la mayoría de los casos al fracaso más absoluto.
Sexta: Gestión de la incertidumbre
Cuando un emprendedor inicia su andadura con su proyecto de autoempleo, nadie le garantiza nada. Ni que tendrá muchos clientes, ni si sus empleados (si los tiene) van a responderle, o si va a tener suerte con la maquinaria que compre, etc. Por eso ha de ser una persona psicológicamente fuerte, pues esta incertidumbre (inherente al hecho de emprender un negocio), puede ser una pesada losa que ayude en buena medida al fracaso del negocio.