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Quién es quién en los fondos españoles de ‘venture capital’
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Las ‘start up’ que lideran las rondas de financiación
FUENTE: EXPANSIÓN
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Las redes especializadas, clubes privados y entornos para empezar a cotizar son algunos de los escenarios en los que se reúnen los ‘business angels’. Los emprendedores pueden identificar en estas entidades a los inversores idóneos que les ayudarán a impulsar su idea.
Llega un momento en el que la fórmula de las 3F, friends, family & fools (amigos, familia e incautos), no es suficiente para financiar un negocio. En ese instante hay que plantearse quién puede aportar los recursos que necesita la start up para que ésta siga creciendo. Es cierto que convencer a alguien ajeno a la empresa para que invierta en ella es complicado, pero afortunadamente en el ecosistema emprendedor actual existen distintas vías para conseguir ese apoyo. Una de ellas es negociar con los business angels. Estos inversores privados cada vez tienen más presencia en el mercado español. Pueden ser empresarios que desean diversificar sus recursos, inversores profesionales e incluso emprendedores de segunda generación. El reto de los actuales creadores es encontrarlos, identificar al mejor para su negocio y esforzarse por comenzar una relación.
«Normalmente, no son personas muy conocidas, deciden invertir porque acumulan experiencia en un sector y quieren apoyar alguna idea nueva. Actuar en solitario es complicado, por eso tienden a reunirse en redes e, incluso, clubes privados que han montado antiguos alumnos de una escuela de negocios», comenta Daniel Soriano, director del Entrepreneurship and Innovation Center de IE.
Estas agrupaciones suponen ya el principal canal para que estos profesionales realicen sus operaciones y entren en contacto con nuevos emprendedores. Así lo concluye la Asociación de redes de Business Angels de España (Aeban), que aglutina 38 redes de este tipo con sede en 11 comunidades autónomas y que en el último año realizaron alrededor de 2.000 inversiones con un valor de 40 millones de euros.
Pedro Bisbal, director de la red InnoBAN en Valencia, añade también el papel de los syndicates o coinversión sindicada. Estas entidades realizan operaciones que lidera un profesional con experiencia previa y marca la estrategia. «En cualquier caso, aunque se trate de un mercado reciente, los inversores se han profesionalizado en los últimos años. Antes se fijaban en el mundo inmobiliario, ahora prestan más atención al sector tecnológico. Los inversores y los emprendedores comienzan a hablar el mismo lenguaje», añade Bisbal.
Nuevas fórmulas
Aceleradoras e incubadoras, con sus propios fondos de inversión, son otras de las entidades en las que los creadores pueden conocer a los business angels. Estas instituciones ya se han consolidado en el ecosistema emprendedor, y ahora se empiezan a crear nuevas sinergias para fortalecer la financiación de firmas recién nacidas. Una de las alianzas más recientes es la realizada entre Bolsas y Mercados Españoles (BME) y Big Ban angels. «Se trata de crear el primer entorno premercado para que las start up accedan a inversión privada y entiendan cómo funciona el mercado bursátil. Queremos así acercar a los creadores esta fórmula de inversión, que es una herramienta muy útil, pero que todavía no se está utilizando mucho», explica Fernando Ibáñez, responsable del proyecto y miembro de la asociación de business angels Big Ban.
Inicio de la relación
Para realizar una primera aproximación y acceder a esas entidades especializadas, es recomendable asistir a foros de emprendimiento y de empresarios. «Los creadores pueden empezar a conocer así a sus futuros inversores y entender el funcionamiento de estas redes, pero hay que tener cuidado con mover demasiado un proyecto, ya que se corre el riesgo de que pierda valor», asegura Ibáñez. Otra fórmula que suele funcionar es recurrir a otros creadores, preguntarles por sus experiencias con los inversores y descubrir en qué otras firmas participan.
«En una primera toma de contacto, los emprendedores pueden hablar con quien consideren necesario. Pero es importante que vayan haciendo un flitrado e identifiquen al inversor que mejor encaja con su proyecto. Por ejemplo, los fondos de capital riesgo siguen una estrategia clara. Por el contrario, los business angels se guían más por su interés personal en algún sector, suelen intervenir en fases semilla en las que todavía no se comercializa el producto y tienen una capacidad de inversión menor», explica Amparo de San José, directora de la red de inversores privados y family offices de IESE.
Por ello, San José recomienda preparar la información según lo que esperan escuchar los inversores. Hay que hablar del modelo de negocio y cómo se pretenden mejorar las métricas. Todo ello de una forma sencilla y atractiva. Bisbal va más allá y añade que «cada vez el plan de negocio tiene menos relevancia y es más importante hacerle entender al inversor que el equipo va a ser capaz de ejecutar la idea». En este sentido, Ibáñez recuerda uno de los errores habituales que cometen los emprendedores: «Están muy convencidos sobre su proyecto, pero durante las conversaciones apenas dan importancia al business angels. No se deben olvidar de explicar cómo podrán recuperar su dinero y cómo van a obtener rentabilidad. Además, si estos inversores se sienten identificados con el negocio también ejercerán de mentores y proporcionarán nuevos contactos».
Un mercado que empieza a crecer
En Estados Unidos, los ‘buisness angels’ funcionan como la principal fuente de financiación de las ‘start up’ durante sus primeras fases (semilla y arranque). En Europa este modelo va ganando presencia, aunque se estima que su mercado es 10 veces inferior al de Estados Unidos. «En España, la figura de estos inversores comenzó a adquirir relevancia hace seis años. Es un mercado muy nuevo, pero su capacidad de inversión cada vez es mayor. Los ‘business angels’ empiezan a estar en contacto entre ellos a través de redes, algunos se han especializado por sectores y tienden a coinvertir para diversificar riesgos», comenta Amparo de San José, directora de la red de inversores y ‘family offices’ de IESE.