Los contratos de hora cero no están permitidos en España, pero las empresas logran la misma flexibilidad con el uso de contratos de corta duración.
FEDEA denuncia y advierte al Gobierno de que los contratos de cero horas se han convertido en una realidad bajo cuerda en España. Lo refleja el fuerte aumento en el número de contratos que duran menos de una semana en España, que podría haberse multiplicado por tres. Hay razones para el desasosiego: estamos ante un aumento de la precarización del empleo, una barrera para el ascenso social porque el «contrato temporal ya no es la vía para poder lograr uno indefinido y un elemento que perpetúa la desigualdad social además de dañar la Seguridad Social y el futuro de las pensiones».
FEDEA, en su informe ‘Recent trends in the use of temporary contracts in Spain’ elaborado por Florentino Felgueroso, José Ignacio García Pérez, Marcel Jansen y David Troncoso Ponce da la voz de alarma. Felgueroso, uno de los autores del estudio, destaca que «la EPA no es capaz de señalar la subida de estos contratos que según nuestras sospechas se han multiplicado por tres y llama a investigar si se están produciendo fraudes».
Hay más razones para el ‘boom’ de este tipo de contratos como la tercerización y los avances tecnológicos que hacen que las empresas contraten trabajadores solo para tareas específicas. También el hecho de que la crisis ha obligado a las empresas a apostar por la reducción de costes. Esto último podría explicar por qué más del 10% de los contratos más cortos son formalizados por las empresas manufactureras en España, un sector que tiende a ofrecer altos niveles de estabilidad laboral. Ya no es así.
«Es normal que cuando se inician las recuperaciones, las empresas tengan miedo y apuestan por el contrato temporal, pero ya llevamos varios años de recuperación y el fenómeno se consolida. Es hora de subir salarios y atajar el problema porque se ha convertido en un foco de desigualdad. La precariedad está aumentando», destaca Felgueroso. Desde la CEOE se pide tiempo para analizar el fenómeno para dar una respuesta al mismo.
El informe elaborado por FEDEA desvela que el 25% de los contratos en España son temporales, pero no solo eso. La tendencia es una rotunda disminución de este tipo de contratos de más de tres meses. Eso explica que las contrataciones esté batiendo récords históricos mientras que el empleo total aún está muy por debajo de su pico anterior a la crisis.
Desmontan los expertos, no obstante, el mito de que haya sido la reforma laboral la causante de un aumento de la temporalidad porque estos contratos han bajado en datos generales, y su repunte empezó antes de la crisis en sectores como la educación, hostelería y alimentación.
Qué ha subido entonces de forma exponencial para que hablemos constantemente de precariedad. El número de contratos por horas y de menos de una semana se ha disparado. El informe destaca como ejemplos los sectores de la hostelería y alimentación, que concentran un tercio de todos los contratos que duraron menos de una semana en 2016 y eso que solo representan el 9% del empleo total.
Incide el estudio en destacar cómo el empleo en España está más relacionado con el aumento del PIB que en ningún otro país industrializado y que la escasa formación del empleado y el nulo interés de las empresas en formar a los trabajadores que contratan temporalmente lastran la competitividad, uno de los objetivos de la economía española.
Ya no sirven para lograr un contrato indefinido
Casi un tercio de los trabajadores que fueron contratados en 2016 firmaron tres o más contratos laborales en ese año. De las personas que tenían un contrato temporal en 2007, sólo el 20% había conseguido un contrato indefinido en 2014, según el informe ‘El legado de la crisis: El mercado de trabajo español y las secuelas de la gran recesión’. Y ese es otro de los riesgos que conlleva una alerta máxima. «Se creía que el contrato temporal era una herramienta para poder llegar al empleo indefinido, pero eso no está pasando. Hay gente de más de 45 años que no hace otra cosa que encadenar contratos temporales. Antes en la construcción al menos estos duraban años», destaca Felgueroso.
Solo uno de cada cinco trabajadores con un trabajo temporal en 2008 tuvo un empleo permanente en 2011. Más aún. Al contrario que en otros países de Europa donde un 39,3% o el 41,8% en los Países Bajos desea trabajos temporales, solo el 9% de los españoles lo tiene por voluntad propia. En Alemania existen los minijob, pero como vehículo de ascenso social o segundo empleo.
Al estilo británico
El efecto es que la corta duración de los contratos actúan como una alternativa que recuerda a los contratos de hora cero que se utilizan cada vez más en países como los Países Bajos o el Reino Unido. En Gran Bretaña ya son más de 900.000 trabajadores los que se ven ‘obligados’ a ejercer de empleados ultraflexibles. Mujeres menores de 25 años y mayores de 65, son en un mayoría- según la Oficina Nacional de Estadísticas Británica (ONS) quienes suscriben estos contratos precarios por el que trabajan unas 25 horas semanales por siete libras la hora.
Un trabajador de ‘cero’ horas tiene que estar disponible las 24 horas del día todos los días de la semana. Grandes corporaciones como McDonalds, DHL, Boots o Sports Directs reconocen que lo emplean para cubrir puestos temporalmente, vacantes de último minuto, picos de producción o temporadas de alta carga de trabajo. ¿Les suena?
Es hora de investigar si hay fraudes
Los contratos de hora cero no están permitidos en España, pero las empresas logran ya prácticamente la misma flexibilidad mediante el uso de contratos de corta duración. La cultura de la precariedad como mal menor está ya instalada. «Hay que educar en los efectos del abuso de este tipo de contratos y acabar con la cultura de la temporalidad». ¿Medidas? Felgueroso habla de contrato único, mochila austriaca…
La realidad, sin embargo, es tozuda. El riesgo de desempleo de larga duración es cuatro veces más grande para los que no han tenido más de dos contratos previos al paro que para las personas que han acumulado de 9 a 10 contratos. Es decir, la temporalidad se ha convertido en el método para no quedar relegado. Una forma de vivir. Antes de la crisis se firmaban una media de 6,2 contratos temporales antes de encontrar empleo permanente. La crisis ha provocado que ahora se necesiten ya nueve.
Los trabajadores procedentes del sector de la construcción, las personas menos cualificados sin estudios post-obligatorios y los mayores de cincuenta años son los que copan el empleo de larga duración en España. El 14% de la población activa lleva más de un año en desempleo y de este grupo casi el 70% lleva más de dos años en esta situación. Estas dos realidades explicarían por qué observamos un aumento tan dramático en la precariedad de los contratos sin ningún cambio regulatorio que haya facilitado su uso.
Los autores del informe son rotundos. «Las autoridades españolas deberían monitorear cuidadosamente el uso de contratos de corta duración, ya que reducen la estabilidad laboral y aumentan la volatilidad de los ingresos a medida que los empleadores desplazan cada vez más la carga de la incertidumbre sobre los hombros de los trabajadores».
AUTOR: JOSÉ LUIS GARCÍA
FUENTE: vía @la_informacion