Fomentar la cohesión y luchar contra las desigualdades son algunas de las características del emprendimiento social. Estas iniciativas presentan una importante repercusión para mejorar la vida de muchas personas.
Los emprendedores están llamados a crear valor. También deben ‘armarse de valor’ para superar las dificultades, creer en sus iniciativas y sacar adelante sus proyectos empresariales. Existe un tipo de personas, vinculadas al emprendimiento social, que a menudo son calificados como ‘héroes’. ¿Qué es, cómo funciona y para qué sirve?
J. Gregory Dees, profesor de la Universidad de Stanford, definió en un conocido artículo en 1998 qué era el emprendimiento social. En su análisis, explicaba que “el lenguaje sobre los emprendedores sociales podía considerarse como nuevo, pero que este fenómeno había existido siempre”.
Este emprendimiento es conocido por mezclar la pasión de realizar una misión social con las características que definen el lanzamiento de un negocio, como la disciplina, la ilusión y la innovación. En otras palabras, podríamos considerar que los emprendedores sociales son un tipo de emprendedores, pero sus objetivos determinan de manera clara varias diferencias con el emprendimiento clásico.
Los números no son lo más importante. El emprendimiento social no busca de manera prioritaria obtener beneficios, sino satisfacer las demandas y necesidades de una parte de la población. La revista Forbes, por ejemplo, recogía algunos nombres de emprendedores sociales jóvenes destacados, como Hugh Evans (The Global Poverty Project), Juan David Aristizábal (Buena Nota), James Whelton (Coder Dojo) o Anu Sridharan (NextDrop).
Sus iniciativas empresariales, a pesar de no ser tan conocidas como proyectos lanzados por emprendedores como Bill Gates, Mark Zuckerberg o Steve Jobs, cuentan con un impacto social e innovador fundamental. Algunas de estas compañías tratan de ayudar en el abastecimiento del agua, mejorar la formación y educación en informática o aportar un granito de arena en la lucha contra la pobreza.
La Unión Europea explica también que el emprendimiento social no sólo se define por sus fines, sino que también suele emplear a personas socialmente excluidas, contribuyendo a reducir las desigualdades y fomentar la cohesión social. Por estos motivos se ha lanzado la ‘Social Business Initiative‘, para fomentar y apoyar este tipo de proyectos.
En cuanto a formación se refiere, el emprendimiento social cuenta con algunos MOOC de interés, como los planteados por la Escuela de Negocios de Copenhague o la UNED. Gracias a estas iniciativas, cualquier persona interesada en ser emprendedor puede conocer más a fondo los retos y desafíos que se presentan, los distintos modelos de negocio, la financiación y las formas jurídicas con las que plantear proyectos de este tipo.
No hay duda de que el emprendimiento social hunde sus raíces en los problemas de buena parte de la ciudadanía para plantear innovadoras soluciones. Cualquier oportunidad que tengamos de mejorar nuestro mundo debe ser vista y aprovechada por una persona con iniciativa emprendedora. Este tipo de proyectos empresariales, que mejoran la vida de cientos de personas, es sin duda tan importante como la de los ‘emprendedores convencionales’.
Imágenes | Geralt (Pixabay), Unsplash (Pixabay), TIM Review Canada
FUENTE: http://blogthinkbig.com/