Las grandes empresas de Internet (Amazon, Yahoo, eBay, Google, Paypal, Linkedin, Facebook, Skype, Twiter y Youtube) y Apple han sido los principales agentes de la revolución digital. Apoyándose en el uso intensivo de las nuevas tecnologías y con unos planteamientos innovadores y globales iniciaron un proceso agresivo de apropiación del valor añadido en un número creciente de sectores que está alcanzando unas dimensiones preocupantes.
El motor de la innovación, la competitividad y la creación de empleo está en el mundo de las aplicaciones, los servicios y los contenidos digitales. Una muestra de ello es que este sector está creciendo por encima del 10% anual. La economía digital es transversal a todos los sectores y es la base de la profunda transformación que está experimentado la economía mundial, permitiendo transformar las organizaciones y modelos de negocio, capitalizando las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías. Esta revolución ha cambiado la forma en que nos relacionamos y nos comunicamos, cómo compramos y vendemos, cómo fabricamos o trabajamos y cómo enseñamos y estudiamos.
Nuevos modelos de negocio y nuevos empleos
Las empresas han visto cambiar radicalmente su modelo de relación con sus clientes, proveedores y empleados, así como los procesos productivos. La revolución digital crea nuevos modelos de negocio que rompen las bases que sustentan los sectores productivos, que hasta hace unos años, representaban la mayor parte del PIB mundial. Los nuevos modelos de negocio canibalizan a los tradicionales desplazando a las empresas que no hayan sido capaces de asimilar la revolución digital.
Lo relevante no es sólo la profundidad de las transformaciones sino la rapidez con que se están llevando a cabo. La revolución digital se está llevando a cabo con una velocidad que no tiene parangón en la historia. Además, se está implementando a un ritmo muy distinto en EEUU que en Europa. Así, las 10 mayores empresas tecnológicas del mundo por capitalización bursátil (Apple, Google, Amazon, Microsoft, IBM, Intel, Oracle, Qualcomm, Facebook y Cisco), todas son estadounidenses. Por lo tanto, no estamos ante un dominio económico basado en pequeñas start up de garaje, sino que el elemento clave está siendo en la apuesta por las grandes empresas en EEUU.
Estas grandes empresas generan un ecosistema de pequeñas y medianas empresas en el terreno de las aplicaciones móviles, del Cloud Computing, los servicios de seguridad, de los microprocesadores o la venta de accesorios y electrónica de consumo, que tiene un importante efecto multiplicador para la economía. Así, de los 466.000 empleos creados en Estados Unidos durante el periodo 2007-2011, el 40% se ha generado en la economía digital.
Cuando lo digital no es una opción
Otro aspecto a destacar es que la tecnología propia de la economía digital y la forma de hacer negocios está condenada a la sumisión tecnológica y a la importación a aquellos países que no se involucran lo suficiente. De hecho, lamentablemente Europa se ha convertido en un área importadora de tecnología vinculada a Internet (es la segunda área de influencia en la cuenta de resultados de las grandes empresas estadounidenses.) Además, las grandes empresas tecnológicas estadounidenses apenas invierten en Europa, casi no crean empleo y organizan sus operaciones de forma que pagan muy pocos impuestos.
Las filiales europeas suelen reducirse a ser oficinas de representación, sedes comerciales, centros de lobby o bases fiscales. En el caso de España, este «colonialismo digital» se puede sintetizar en los puntos siguientes. El déficit de las compras y ventas a través de Internet de España es de unos 800 millones de euros cada trimestre. Google España en 2012 declaró unas pérdidas de 1,4 millones de euros y unas ventas de 41,6 millones de euros (cuando controla más del 60% de la publicidad online lo que supone unos ingresos de 600 millones de euros.). Apple España en 2012 declaró unas pérdidas de 11,7 millones de euros.
Con base a lo señalado se podrían formular las siguientes reflexiones finales. Europa debería propiciar la creación de un ecosistema tecnológico y para ello no basta con fomentar la aparición de start up. Es necesario lograr la aparición de grandes empresas tecnológicas europeas que faciliten el nacimiento de pequeñas empresas que lleven a cabo actividades relacionadas.
Centrándonos en el caso de España, las autoridades deberían convertir lo digital en un proyecto-país para, de esta forma, tratar de evitar que España pierda el tren de la revolución digital. No debe olvidarse que lo digital no es una opción, es una necesidad para poder sobrevivir en un nuevo mundo que ya está aquí, y que ha venido para quedarse.
Francisco Mochón, miembro del Consejo Asesor de U-tad.
FUENTE: http://www.eleconomista.es/