Los momentos de crisis, como los que atravesamos actualmente, también generan nuevas oportunidades. La capacidad de reinvención en tiempo récord a la que se está viendo sometido el mundo empresarial y económico está acelerando procesos de transformación que no estaban tan adelantados como la digitalización de las compañías o el teletrabajo. El emprendimiento digital, tecnológico, audiovisual y sanitario ha crecido en los últimos meses y se  están impulsando proyectos de utilidad para dar respuesta a demandas diferentes y a los cambios en los hábitos de consumo y de ocio.

Bajo este contexto, es posible identificar nuevos nichos de mercado que a medio-largo plazo pueden ser rentables para iniciar una actividad empresarial. Por eso, desde Cofidis lanzan una serie de recomendaciones clave para aquellos que se planteen abrir un nuevo negocio y establecerse como autónomos.

Tener en cuenta las prioridades y circunstancias personales y familiares

Un negocio propio requiere un gran compromiso. Es necesario tener bien definido si es bueno para uno mismo y su familia, si se trata de un negocio o un hobby, si se tiene la habilidad necesaria para ello y si requiere empezarlo a full-time o solo dedicarle unas horas diarias o semanales.

Elaborar una check list de necesidades para la nueva actividad empresarial

Todo proyecto empresarial precisa de una logística, unas bases y unas necesidades que han de ser cubiertas, así como de unos objetivos. Saber bien qué se necesita para arrancar una nueva actividad empresarial propia ayuda a realizar también un plan de negocio. Se trata de ver qué clase de negocio se desea emprender, dónde ubicarlo, el espacio, el equipo y si requiere contratar algún empleado.

Valorar una financiación a medida

Si emprender un nuevo negocio precisa de recursos financieros es importante apostar por una financiación a la altura de las expectativas y que se adapte a las necesidades y circunstancias. Hay que explorar la necesidad de financiación, planteándose primero si es posible dejar el empleo actual por esta nueva actividad, reducir la jornada o asumir el doble empleo. También hay que prever cuáles son los costes iniciales estimados, cómo se obtendrá el capital, si se solicitará un préstamo personal, empresarial o si se tiene derecho a alguna subvención.

Profundizar en un plan de negocio

Una vez sabemos qué queremos hacer y cómo, qué recursos necesitamos y qué opciones tenemos para conseguirlos, es el momento para recoger toda esta información en un plan de negocio. Este plan nos servirá para valorar si nos podemos permitir errores o que algo no salga como lo esperado. Es imprescindible realizar este plan de negocio para que un proyecto salga adelante y sea rentable.

Para ello, hay que establecer unos objetivos claros, mirar si nuestra idea es única o existe competencia, cuándo queremos estar operativos en el mercado, fijar un plan de ventas y precios y si es necesario acompañar el lanzamiento del nuevo negocio con un plan de marketing y comunicación.

Protegerse ante riesgos

Es aconsejable primero identificar los posibles riesgos y valorar su impacto financiero. En casos como un retraso o impago, de una paralización de la actividad o enfermedad leve, una hucha o reserva financiera independiente puede ser la mejor solución. A medida que se empiece a ganar dinero con la propia actividad, será más asumible hacer una reserva que sirva para protegerse de pequeñas pérdidas de liquidez o de retrasos.

Para otros casos más graves, seguir la normativa puede ser la solución más evidente. Hay actividades que exigen la tenencia de un seguro (vehículos y las mercancías que transportan, por ejemplo) y contratar empleados exige de un contrato de trabajo.

El riesgo depende también del valor del patrimonio que precise la empresa para funcionar. Cuanto mayor sea el patrimonio, más conveniente será tener un seguro que lo cubra. Hay negocios que si no funcionan, se cierran sin más dificultad, pero otros son más complicados de cerrar y hasta su disolución conlleva gastos.

Del mismo modo, se debe valorar el posible impacto que tendría un daño a terceros. En algunas actividades ya es obligatorio y, de hecho, nadie es ajeno a un posible robo o a daños en las mercancías que se elaboran o envían. Con el añadido de que cada vez es más fácil ser víctima de un ciberdelito.

Para todo este tipo de casos, lo mejor es un seguro multiriesgo que cubra todas estas situaciones. Lo más importante es tener en cuenta que hay situaciones que si no están cubiertas de alguna manera pueden obligar a echar el cierre e incluso suponer una reclamación penal. Por lo tanto, una cobertura multiriesgo es la más recomendada para todos los autónomos.

 


 

FUENTE Y AGRADECIMIENTOS A:    a través de @muypymes

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