Una estudiante de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla lanzaba a través de Twitter –mediante una imagen– un mensaje que comenzaba así: “Mi nombre es Cynthia Uceda y soy estudiante en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Debido a la situación económica de mis padres, no puedo hacer frente a la matrícula de mi Universidad, ya que el Gobierno no me concede la beca que necesito para continuar mis estudios”.
Cynthia Uceda optó por publicar su situación prevendiendo algunos productos realizados por ella como prestación. Acompañando al mensaje, Uceda incluía algo así como una tarifa en la que ofrecía poemas, ilustraciones y retratos. La joven estudiante, no obstante, recalcó que no se trataba de caridad, puesto que no estaba pidiendo limosna sino la ayuda mediante la obtención de algunas de sus obras.
La cantidad objetivo era de 500 euros para completar la matrícula de su curso en la universidad. Y la gente respondió de forma espectacular: el tuit original está a punto de llegar a los 15.000 retuits. Según ella misma ha comentado, en apenas un día llegó a obtener encargos suficientes para obtener el dinero suficiente, sin bien también ha admitido que realizará todos los pedidos.
Crowdfunding, creatividad y apoyo social
En una coyuntura como la actual, países como España han sufrido un enorme retroceso económico que ha provocado que muchos estudiantes hayan dejado sus estudios por no poder pagar sus matrículas. Casos como el de Cynthia Uceda evidencian que, cuando otras vías de financiación fallan, la iniciativa y la creatividad hacen un potente llamamiento que la sociedad responde de forma abrumadora.
El crowdfunding, en ese sentido, no se trata de caridad o limosna, sino de la capacidad de ofrecer algo interesante a los potenciales mecenas. Y la creatividad aquí juega un papel fundamental: identificar y usar el propio talento para vender lo que se puede producir a través de él es una forma creativa de obtener financiación.