Sabemos que las personas con discapacidad intelectual requieren especiales apoyos para su inclusión en la sociedad, bien sea por sus necesidades físicas y emocionales, por sus dificultades para acceder a empleos cualificados por el déficit de formación adaptada existente o bien, entre otros motivos, por los prejuicios y estereotipos sociales que aún estamos derribando.
Sin embargo, no siempre basta con prestar de forma directa estos apoyos de muy diverso tipo a aquellas personas en situación de vulnerabilidad desde la administración pública, las empresas o las entidades sin ánimo de lucro con esta misión, sino que se hace preciso también facilitar servicios de información dirigidos a orientar a estas personas y sus familias en diferentes aspectos vitales, lo cual es esencial para favorecer su bienestar físico y emocional. En definitiva, su inclusión.
Este tipo de servicios integran acciones de comunicación que, dirigidas a personas, grupos o instituciones concretas, facilitan información principalmente sobre los derechos que pudieran corresponderles a las personas con discapacidad y los recursos sociales de los que pueden disponer. El objetivo es que las personas que acudan a ellos y sus familiares tengan una información especializada clara, veraz y accesible que les sea de utilidad para tomar decisiones atendiendo a sus necesidades y demandas, facilitándoles los apoyos necesarios.
Gracias a estos asesoramientos profesionales personalizados además del bienestar general de las personas se mejora su desarrollo personal, su autodeterminación y su inclusión social y familiar. En definitiva, su calidad de vida. Y ahora más que nunca, debido a la crisis provocada por el COVID-19, este tipo de servicios y prestaciones se han hecho imprescindibles, ya que muchas de estas personas que acuden habitualmente a centros de día u ocupacionales o a su centro de trabajo habitual no han podido hacerlo, lo cual ha favorecido complejas situaciones. Tanto es así que el Servicio de Información y Orientación (SIO) que ofrece Fundación Juan XXIII Roncalli, puesto en marcha en 2018, ha atendido desde entonces más de 670 demandas, un 30% de las cuales se han producido durante los meses del confinamiento por la pandemia.
Esta Fundación, que trabaja en favor de la inclusión social y laboral de personas con discapacidad intelectual desde hace más de 50 años, ofrece este servicio, no sólo para sus propios usuarios, sino también para cualquier persona que pueda necesitarlo, siendo habituales las consultas especialmente de aquellos trabajadores con discapacidad o con familiares con discapacidad de las empresas que colaboran con la Fundación, que son más de 700. Algunas de estas demandas llegan incluso desde el extranjero, y en su mayoría están relacionadas con la Ley de Dependencia, la formación académica, los recursos administrativos y las oportunidades de empleo para personas con discapacidad.
A través de un equipo multidisciplinar compuesto por psicólogos, trabajadores y educadores sociales y abogados se consigue prestar un servicio de información más amplio, detallado y especializado, por supuesto siempre garantizando el carácter confidencial en todo el proceso, algo clave en estas situaciones que abordan asuntos muy sensibles y personales.
Esta atención individual y a familias, aunque conviene que se realice de forma presencial con cita previa, también puede llevarse a cabo telemáticamente si así lo requiere la situación, como ha sido el caso de estos últimos meses. Gracias al trabajo en red y a la coordinación de los diferentes recursos sociales comunitarios se consigue de este modo dar un servicio más eficaz, que identifica la situación de las personas, facilita la información que requieren y actualiza los recursos para responder a sus necesidades en base a los derechos y beneficios que pudieran corresponder a las personas con discapacidad intelectual.
Conseguir reducir las barreras apoyando a otros recursos comunitarios a facilitar mejor información y mejores servicios a las personas no es una tarea fácil, pues requiere de muchos recursos de diverso tipo, y es aquí donde entra en juego el papel de entidades sin ánimo de lucro que desarrollan este tipo de servicios, como es el caso de Fundación Juan XXIII Roncalli, puesto que además de apoyar a las personas de forma particular, favorecen un lenguaje y visión común de la discapacidad que nos permite tender puentes, crear sinergias y sensibilizar y romper mitos, contribuyendo a la generación de oportunidades para la inclusión social de TODAS las personas, dibujando juntos una sociedad más inclusiva.
Artículo escrito por Paloma Sol, Responsable del Servicio de Información y Orientación de FUNDACIÓN JUAN XXIII RONCALLI.
FUENTE: OBSERVATORIO RH