Dicen las malas lenguas —o malas plumas— que es imposible no plagiar. Que muchos robos son tan accidentales que corresponden más a la serendipia de unos y la investigación de otros, o a cierta sincronicidad generacional. Una afirmación, como poco, dudosa. Ya decía Paco de Lucía, con su habitual gravedad, que “solo los mediocres copian, los genios roban”. Y pocos ejercicios hay más conscientes que el plagio. Porque el plagio, en cierta medida, está implícito en el aprendizaje, la imitación forma parte del conocimiento de lo propio.

Pero claro, no es lo mismo imitar que fusilar párrafos enteros de un TFG, por poner un ejemplo. En la literatura, que hasta tuvo su propia figura representativa, no es raro ver cadencias, ritmos, ideas y frases enteras siguiendo a su modelo, con algún cambio de verbo allí y alguna coma alterada allá. Un hábito muy bachiller y que a Edgar Allan Poe le disgustaba sobremanera: “Es imposible imaginar un espectáculo más nauseabundo que el del plagiador”.

¿Y puede evitarse? Puede, al menos, detectarse. Existen herramientas que encuentran con facilidad pasmosa —y negritas enfáticas— cuando un alumno, profesor, periodista, lingüista o puro escritor anda plagiando frases. Aquí están las herramientas con las que los amantes de Wikipedia chocan de frente y el concepto “copyright” les es tan ajeno como la investigación propia.

PLAGSCAN Plagio

Esta magnífica herramienta no hace amigos, pero protege datos. Su funcionamiento es tan sencillo como subir un documento en formato DOC, TXT o PDF y, en cuestión de segundos, nos arrojará una comparativa con todos los textos encontrados en internet con flagrantes similitudes.

Su versión gratuita está limitada a 2.000 palabras y su base de datos a más de 10 millones de documentos. PlagScan también permite descargar un informe para constatar el plagio, en caso de haberlo.

Por supuesto, no podrá rastrear documentos privados en foros, pero por algo los másteres y tesis universitarias cuentan con exposición pública según la legislación vigente. Y si el documento cuenta con una extensión monolítica, la búsqueda puede tardar hasta un día en arrojar los resultados. La mejor parte es que, una vez subido el documento, podemos recibir el aviso por correo electrónico.

PLAG

Tan sencilla como la anterior, Plag puede verificar documentos de hasta 1.000 páginas y cuenta con un algoritmo de análisis de palabras, pero no dispone de base de datos propia —ya que “revisa alrededor de 14 trillones de páginas web, artículos, libros y publicaciones” para ayudar a detectar los posibles plagios y utiliza el protocolo de navegación SSL (Secure Sockets Layer).

Su versión gratuita resuelve una duda o entuerto en cuestión de segundos. Perfecta para aquellos estudiantes que buscaban en ‘El Rincón del Vago’ el arreglo a su pereza… y al final fueron pillados in fraganti y puestos a reescribir.

DUPLICHECKER

Plagio

Como ya apuntaban en ‘The Conversation’, desde hace casi una década las universidades del mundo entero ya utilizan distintas herramientas para detectar plagios indiscriminados. Pero en muchas ocasiones no es necesario acudir a una app de pago. Con simplemente copiar parte de esos párrafos de la duda con un entrecomillado (“tu texto”), Google arrojará el resultado clave.

Esta es la misma filosofía que persigue DupliChecker, web que se nutre de la gran database de Google y Microsoft Bing para identificar la infracción. Permite hasta 50 escaneos al día e importar subidas desde Google Drive o Dropbox, en formato Word o PDF. Y también cuenta con un interesante corrector, algo que también oferta Grammarly.

SCAN MY ESSAY O PAPERRATER

Dos caras de la misma moneda y dos de las herramientas más habituales en el mercado angloparlante. El primero se reformuló bajo el nombre de Viper y no deja títere de imitador con cabeza. Más de 10.000 millones de fuentes y una respuesta de unos 10 segundos para encontrar al culpable. Este detector es compatible con DOC, PDF, PAGES, TXT, RTF y HTML.

Plagio

Por su parte, Paperrater está muy enfocado a trabajos estudiantiles, y también hace uso de la inteligencia artificial y ciencia de datos, analizando cada texto en tiempo real y arrojando un resultado en 5-15 segundos. Cuenta con una suscripción o cuota mensual de 7,48 dólares o un único pago anual de 47,70 dólares.

Por supuesto, si sospechas que el artículo/ensayo/máster o trabajo ha sido plagiado desde otro idioma, no hay mejor ‘truco’ que recurrir al traductor de Google y pegar el resultado, de nuevo, entrecomillado. Si encuentras una entrada que destaque la misma composición de las oraciones, exactamente idéntica, ya sabes, acabas de dar con otro remedo, otra apropiación indebida.

PLAGIARISMA

Una de las habituales entre facultades patrias, Plagiarisma no alberga ninguna complejidad algorítmica. Su modus operandi es tan sencillo como subir un documento —en TXT, HTML, RTF, MS WORD DOC, DOCX, PPTX, XLSX, XLS, PDF, ODT, EPUB o FB2— y esperar a que el resultado encuentre y coteje a su idéntico.

También permite pegar directamente el texto, soporta 192 idiomas distintos y busca comparaciones exactas o muy próximas. También cuenta con su propia app en Android, por lo que se puede dar con el hurto desde el smartphone. Los resultados son guardados en un archivo en formato HTML, DOC o EPUB.

COPYLEAKS

Por último, destacamos la muy precisa página de Copyleaks, orientada también a docentes y otros campos formativos, pero con suscripciones para empresas de distinta magnitud. Cuenta con un un motor para subir tu word: las 10 primeras páginas son escaneadas completamente gratis. En adelante, ofrece distintos planes de suscripción: 75,99 dólares al mes por escaneos ilimitados, en el caso del modelo para docentes y 65,99 dólares al mes en el ídem para empresas.

Existen muchos más, Similarity Check de Crossref, enfocado también al parqué académico; Plagium, siguiendo la vertiente de los buscadores online a 0,04 centavos de dólar por página para búsquedas rápidas y 0,08 centavos por búsqueda profunda —a la que sumamos la carga nativa de archivos Word o PDF y un “informe de reutilización”—; o Quetext, esa audaz mirada automática que no se anda con milongas: un cuadro de texto en blanco para encontrar la infracción.

Si todas estas herramientas te parece complicadas, no olvides que el propio Microsoft Word permite comparar entre documentos. Tal vez los años de estudiante te queden lejos, tal vez creas que el plagio es tan inusual como escribir la gran novela americana. Pero la realidad, como sabemos bien, arroja un resultado algo más cruel. Así que nada mejor como estar bien preparado. Y documentado.


FUENTE Y AGRADECIMIENTOS A: NOBBOT ,TECNOLOGÍA PARA LAS PERSONAS vía @nobbot

VER + EN: https://www.nobbot.com/educacion/aplicaciones-online-detectar-plagios/