Sabemos que la incorporación de la tecnología al entorno laboral ha modificado los modelos de gestión y ha generado nuevos empleos que jamás hubiéramos pensado que podrían existir, ¿no es cierto?

Por supuesto, aunque los aspectos positivos son muchos, lo cierto es que estos avances tecnológicos también causan estrés, o mejor dicho, tecnoestrés, y esto puede deberse a la falta de adaptación o al uso incorrecto o excesivo de la tecnología.

Aunque en un principio se pueda pensar lo contrario, lo cierto es que el tecnoestrés puede estar presente a cualquier edad, pero aparece por causas diferentes. Por ejemplo, algunas personas de más de 40 años tienden a enfadarse o frustrarse con formatos y aparatos que desconocen; mientras que para los más jóvenes el tecnoestrés se presenta  por el deseo de poseer los últimos modelos de algún producto o por la carencia de estos en su entorno cercano, como puede ser el laboral.

Los síntomas del tecnoestrés no se limitan únicamente a ansiedad, descontento o tensión momentánea en la oficina, pues pueden expandirse y afectar profundamente a las personas a nivel emocional y físico. Por ejemplo, algunos expertos aseguran que puede provocar dolores de cabeza, insomnio y problemas gastrointestinales.

¿Qué hacer en esta situación?

Una manera de detectar si tienes tecnoestrés es preguntarte a ti mismo cómo te sientes con la tecnología que manejas (tanto en tu trabajo como en tu vida diaria), ¿te genera frustración, ralentiza tutrabajo?, ¿pasas demasiado tiempo en tu móvil, tablet o portátil?, ¿has reducido el tiempo de descanso para estar conectado?

José María Martínez Seva, catedrático de la Universidad de Murcia y autor del libro “Tecnoestrés”, recomienda hacer descansos de diez minutos por cada hora de trabajo frente al ordenador, no olvidar la escritura a mano y las formas tradicionales de comunicación.

Lo más importante es recordar que si se está aprendiendo algo nuevo, no se puede esperar a dominarlo a la perfección después de la primera capacitación. El aprendizaje toma tiempo dependiendo de la complejidad de la tecnología a utilizar, y solo se puede dominar al experimentar y al aprender de los errores. Además, hay que recordar que siempre aparecerán nuevos avances tecnológicos, por lo que hay que mantener la mente abierta y estar dispuesto a seguir aprendiendo.

Pero… ¿y las empresas qué pueden hacer?

Principalmente la compañía debe escuchar a sus empleados y permitirles exponer los problemas y dudas que les pueda generar la incorporación de una tecnología diferente en su trabajo.

Pero con solo escuchar no basta. Lo importante es tomar acciones, como la capacitación, para resolver los problemas y brindar a las personas las herramientas adecuadas para evitar y superar el tecnoestrés.

Empresas como Google e Intel  han ideado las llamadas “siestas digitales”, un período de tiempo a la semana en el que los empleados están desconectados. Además, grandes empresas como Facebook y Yahoo! tienen gimnasio, habitación para juegos y pufs para que sus empleados se relajen. Está claro que no todas las empresas pueden dar estos beneficios a sus trabajadores, pero siempre hay espacio para ser creativos. Por ejemplo, crear días especiales para incitar la participación de los empleados en actividades novedosas y divertidas, como “viernes retro” o desayunos colaborativos.

FUENTE: http://expertosenseleccion.es/