Tu marca (llámala personal, profesional o como más te guste), es decir, ese rastro permanente que vas dejando a tu paso, y por el que las personas con las que te relacionas, te identifican y juzgan (aunque no te guste), está definitivamente ligada a la acción que emprendes en cada momento. Si te quedas parado y no avanzas, no evolucionas, por lo que deberás ser consciente que ello puede condicionar tu futuro, con lo que no valdrán lamentos.
Una de mis principales responsabilidades profesionales ha sido siempre la de mover a la acción a las personas que me rodean: obtener resultados, conseguir un elevado nivel de actividad, llevar a cabo las tareas asignadas, provocar y promover que se trabaje en equipo, generar un ambiente de proactividad, … Y te puedo asegurar que todo este movimiento que trato de generar consume una gran parte de mi tiempo. Ahora bien, es un tiempo bien invertido, por necesario.
Porque encontrar personas que tenga su propio ‘motorcito interno’ que les hace moverse y gestionarse de forma prácticamente autónoma, sin que nadie tenga que estar encima, no es fácil. Esas personas que me voy encontrando por el camino, son enormemente valiosas. No sólo porque disponen de las competencias adecuadas, sino especialmente porque muestran una actitud positiva y perseverante, que les hace completamente únicos. Se trata de personas que dejan un rastro permanente a su paso, que les convierte en confiables y en una apuesta segura para cualquier compañía para la que vayan a trabajar en el futuro.
Y sobre todo, a ese tipo de profesionales (de personas), les identifica la ACCIÓN. Buscan resultados, y para ello son conscientes de que tienen que estar en permanente movimiento, ya que ello es lo que les permite evolucionar. Son conscientes de que esa evolución, ese aprendizaje constante basado en la acción repetitiva y constante, les permitirá anticiparse a cualquier cambio que se produzca en el futuro, y por ello estarán en mejor situación frente a las adversidades u oportunidades que puedan irse presentando.
Y por otra parte, me encuentro también con personas que se resisten al cambio, a los que constantemente hay que dedicarles un tiempo precioso para motivarles, convencerles, gestionarles, …; en definitiva, moverles a la acción. Probablemente sea porque no están lo suficiente motivados, porque no se sienten reconocidos, porque no están a gusto donde están, … Multitud de razones posibles, que no justifican en absoluto el que estén perdiendo oportunidades, o simplemente malgastando su tiempo actual, simplemente porque se niegan reiteradamente a evolucionar mediante la acción.
Porque ese movimiento se demuestra andando, tomando decisiones que nos trasladen de una situación a otra (puede ser un cambio de trabajo, perseverar para convertir dificultades en oportunidades, …). De no hacerlo así, el único responsable de las situaciones adversas que nos pueda deparar el futuro, y que nos pille desprevenidos, somos cada uno de nosotros.
Hasta pronto.