¡Quiero trabajar en su empresa! Este el punto de partida para el ‘elevator pitch’ del empleo, el discurso en lo que dura una canción que puede darle un trabajo.

La campaña de verano generará 1,3 millones de empleos este verano, un 12% más que en 2016, según datos de Adecco. Otro de los grandes grupos de recursos humanos, Randstad, estima que la mejor campaña de verano de la historia se cerrará con 550.000 contratos. Y Job Today, una de las últimas plataformas de tecnología móvil que pone en contacto a empresas y candidatos, confirma que el pasado mes de mayo registró más de 40.000 ofertas de empleo, un 40% más que en abril, y un 228% por encima del mismo mes de mayo de 2016.

Hacerse con una de estas ofertas depende, en gran parte, de superar una entrevista de trabajo en la que deberá demostrar que es la persona adecuada. El cara a cara con el entrevistador es definitivo, el pasaporte a un empleo. Escuchar, responder y demostrar con datos que el puesto le va como anillo al dedo es, en buena parte, el resultado de una estrategia para lograr ese objetivo. Sólo necesita tres minutos, lo que dura una canción o el mismo tiempo que emplean los emprendedores en vender su idea de negocio a los inversores. Es el elevator pitch -discurso del ascensor- del candidato. La rapidez y la seguridad son las claves para ser elegido. Tener preparado este discurso es el mejor salvoconducto, no sólo para ganar el puesto una entrevista de trabajo. También le puede ser muy útil en foros de networking. Una breve conversación puede poner la miel en los labios de alguien que está buscando un nuevo socio o alguien con experiencia para lanzar su nuevo proyecto. El reto es condensar la información de una carrera en tres minutos o menos a quien asegura que 30 segundos son más que suficientes para despertar el interés en el entrevistado. Estas pistas le servirán para armar el discurso:

  1. ¿Quién soy? Identifique cuáles son sus competencias, experiencia y qué puede aportar al negocio o a un nuevo proyecto. No hace falta que se remonte a una década atrás. Exponga lo más reciente, en cuanto a su formación y experiencia. Deje claro el liderazgo, sin caer en el egocentrismo. Analice cuáles son sus habilidades, piense en algún ejemplo, pero sin recrearse en exceso. Aunque parezca mucha información, esto no le llevará más de 30 segundos. La mejor receta para eliminar lo prescindible es escribir todo aquello que considere importante y luego reducir la lista, sin piedad, hasta quedarse con lo realmente relevante.
  2. ¿A qué aspiro? Tenga muy claro cuál es el trabajo que quiere. Si se trata de una entrevista para un puesto concreto cuente qué es lo que más le atrae, explique que haría para aportar valor añadido a la actividad y cuál sería su contribución para aumentar los resultados de negocio. No estaría de más que demostrara un conocimiento de la empresa que le entrevista. Si se trata de una breve conversación en un foro profesional, exponga en no más de tres frases a qué le gustaría dedicarse. Evite concretar en exceso, ofrezca una visión general de sus objetivos, eso despertará la curiosidad del interlocutor. Elimine la jerga industrial; procure un discurso sencillo y que invite a preguntar.

¿Qué me ofrece? Escuchar al entrevistador también forma parte de esta estrategia. Lo más probable es que si ha despertado su interés le pregunte. Tras una respuesta firme y con seguridad, aproveche la oportunidad para preguntar usted. Esto reforzará su disposición por el puesto que le ofrece ahora o en un futuro.


fuente: diario expansión

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