Es probable que hayas oído hablar del plan de igualdad para empresas.  Según el artículo 46 de la Ley Orgánica 3/2007, un plan de igualdad es un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de sexo.

El plan de igualdad busca la paridad de oportunidades entre hombres y mujeres mediante una serie de actuaciones sobre las que se irá realizando un seguimiento y se evaluará su consecución en el tiempo. Se entiende como paridad cuando haya no más de 60% representantes de un sexo y no menos del 40% de representantes del otro.

Están obligadas a implementar un plan de igualdad aquellas empresas que cuenten con más de 50 trabajadores. De hecho, un real decreto ley aprobado el pasado 1 de marzo de 2019 establecía la necesidad de implementar medidas urgentes para la garantía de la igualdad de trato y oportunidades en el empleo y la ocupación. Dicho decreto da un plazo de tres años para que las empresas de más de 50 trabajadores elaboren y apliquen un plan de igualdad, dos años para las de 100 a 150 y un año para las de 150 a 250. Hasta ahora solo era obligatorio para empresas con más de 250 trabajadores.

Además, también están obligadas a llevarlo las empresas cuando así lo establezca el convenio colectivo independientemente del número de trabajadores que exista y también cuando así lo determinen las autoridades tras un proceso sancionador.

Objetivos del plan de igualdad

Los siguientes son los objetivos que persigue cualquier plan de igualdad que implemente una empresa:

  • Garantizar la igualdad de trato y oportunidades de mujeres y hombres en la empresa.
  • Integrar la perspectiva de género transversalmente en la cultura de la compañía y especialmente en la gestión de recursos humanos.
  • Garantizar la igualdad retributiva para trabajos de igual valor.
  • Facilitar la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de las personas que integran la plantilla, desarrollando las políticas de corresponsabilidad, etc
  • Favorecer el acceso e incorporación de mujeres a la empresa o a puestos de responsabilidad.
  • Utilizar documentos y formas de comunicación internas y externas no sexistas.
  • Garantizar la igualdad retributiva en áreas concretas donde se han detectado desigualdades por cuestiones de género.
  • Promover la conciliación de la vida laboral y, familiar desarrollando las políticas de corresponsabilidad en aquellas áreas donde el acceso a estas medidas es mayoritariamente femenino, etc.
  • Promocionar la salud laboral de las empleadas públicas desde una perspectiva de género.
  • Fomentar la evaluación periódica de la efectividad del principio de igualdad en sus respectivos ámbitos de actuación.

 

Ventajas de poner en marcha este plan

Lo cierto es que la puesta en marcha del plan de igualdad para emoresas lleva aparejadas numerosas ventajas para la firma que lo implementa. El Diario nos ofrece algunas pautas sobre estos beneficios.

Mejora de la productividad. En esto coinciden todos los expertos. Los planes de igualdad favorecen un mejor uso de los tiempos. No es baladí, figurando España entre los países que más trabajan y que menos produce. En general, derivan en una mayor dedicación y productividad.

Reduce el absentismo laboral. Entre otras cosas, porque reduce el estrés en las plantillas esta gestión más eficiente y justa de los recursos humanos en la que se apuesta, de entrada, por cuestiones como la conciliación de la vida laboral y familiar.

Mejora el clima laboral. Está relacionado con lo anterior. Con la reducción de diferencias entre  compañeros y compañeras, mejora el clima laboral, lo que han demostrado los distintos estudios sobre las empresas que han implementado estas medidas en su rutina. La conflictividad laboral se reduce.

Racionaliza los horarios. Con este tipo de medidas se contribuye a un uso de los tiempos más racional y a una gestión de los recursos humanos moderna.

Favorece la flexibilidad de la organización. Directamente relacionado con lo anterior, hay que tener en cuenta que las políticas de conciliación de la vida laboral y familiar implican una gestión de los recursos humanos con elementos de flexibilidad. Y a su vez, los cambios por parte de las empresas que suponen más flexibilidad repercuten en que el resto de las actividades también lo hagan y de esta forma la empresa tenga más capacidad de respuesta ante los continuos cambios que se producen en su entorno.

Desarrolla la creatividad y la innovación. Con la implantación de planes de igualdad se apuesta por aprovechar el talento de las mujeres de la misma forma que el de los hombres. La no discriminación en la selección por parte de las empresas representa una oferta de trabajo más amplia y más formada. Se ahorra por tanto en selección y formación, y se retiene el talento.

Mejor adaptación al mercado de la oferta de productos y servicios. La existencia de trabajo representa una mayor capacidad de respuesta por parte de la empresa a la variación de los mercados.

Sustitución de sanciones por la elaboración de un plan de igualdad. Esto figura como una de las ventajas más prácticas tras una visita de la Inspección de Trabajo que detecte que se está incumpliendo con la ley en la materia, por ejemplo.

Preferencia en la adjudicación de contratos de las administraciones públicas. Ésta es otra de las ventajas que la dirección de la empresa puede percibir rápidamente y que ha hecho, por ejemplo, que la elaboración de los planes de igualdad se haya convertido en un aliciente para las pymes, que no están obligadas en principio.

Credibilidad de la responsabilidad social.Estas empresas pueden transmitir una imagen de excelencia a la sociedad y, por tanto, una ventaja competitiva. Y es que contar con planes de igualdad puede contribuir a mejorar la imagen frente a los clientes y la sociedad.

 


FUENTE: vía @muypymes

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