En los últimos tiempos una de las palabras de moda es emprendedor. Pero, ¿sabemos realmente qué es eso? ¿Sabemos qué necesita una empresa o un autoempleo recién creado para sobrevivir? ¿Sabemos cuáles son nuestros puntos débiles?
Dese hace unos años, las medidas para fomentar la creación de empresas y el apoyo a emprendedores/as, surgen aquí y allá con una rapidez inusitada y con una ineficiencia patente.
Muchas de estas fórmulas no funcionan ni funcionarán, porque si realmente interesara fomentar la creación de empresas o el autoempleo, se tomarían medidas más efectivas que suavizarían el pago de impuestos y a la Seguridad Social, así como un acceso más fácil al crédito a las pequeñas y medianas empresas en los primeros momentos del nacimiento de la misma.
Pero el problema no está en crear una empresa, sino en mantenerla. Y no hablamos sólo de tener dinero, que también, sino de otras cuestiones tan básicas y tan lógicas como la gestión administrativa de la misma, o el hecho de tener un conocimiento al milímetro de los clientes, sus reacciones y sus actuaciones con respecto al producto o servicio que ofertan esas empresas recién creadas.
Por tanto, las causas internas, relacionadas con el emprendedor/a, son más importantes si cabe que las que nos llegan del entorno.
Una vez conocí a una persona que me decía:
“Si sólo tengo un cliente, y me piden factura, tengo que darme de alta en autónomos, pero… para uno sólo, no me merece la pena”.
Obviamente, si te planteas esta situación y no la alternativa (encontrar más clientes), es que no tienes muy claro si realmente quieres trabajar por cuenta propia.
Para que una empresa o un autoempleo recién creados sobrevivan, son necesarias unas serie de situaciones:
- Tener espíritu emprendedor del que tantas veces hablamos. Porque son necesarias las ganas de tener empresa y negocio propio, luchar por lo que se quiere y buscar hacerlo lo mejor posible.
- Las horas de trabajo para la empresa no son horas suplicio, más bien lo contrario, son placenteras, se hacen porque se quiere y porque van a hacer crecer el negocio. No cuestan, y se busca la manera de conciliar la vida personal con el emprendimiento.
- Sentir curiosidad por lo que nuestros posibles clientes puedan querer, de nuestro producto y utilizar las redes sociales para ello, fuente fundamental en estos momentos.
- Tener un conocimiento exhaustivo de nuestra organización, procesos de trabajo, tareas administrativas y sobre todo de gestión.
- La formación para el emprendimiento.
¿Cuáles son los puntos débiles?
- No conocer a la clientela, con lo que se tendrán problemas para vender el producto.
- No saber relacionarnos con el cliente. No tener habilidades comerciales.
- No ofertamos bien nuestros productos. Nuestra clientela no conoce nuestros productos o servicios, no se les han dado a probar, no saben si sus cualidades pueden cubrir sus necesidades.
- Problemas para controlar la planificación. No se establecen procesos de trabajos, la organización interna de la empresa, de los tiempos, la forma de producir, las rotaciones, la liquidez..
- Problemas con la gestión. Desconocimiento de los procesos administrativos dentro de la empresa. El fundamental, el tema de las facturas, compras y ventas, relación con las instituciones.
Así, las empresas franquiciadas sobreviven a los primeros tiempos de su constitución, precisamente porque han de realizar un estudio de mercado intenso y organizado, conociendo exhaustivamente a la clientela y planificando una buena gestión interna.
Establecerse como empresario/a individual no es fácil, ni poner una empresa tampoco. Quejarse de las medidas que impiden facilitar la creación de empresas está bien, pero hay que tener en cuenta que una nueva empresa no es solo la idea que se sueña una noche de duermevela, el éxito viene tras un esfuerzo constante y de investigación productiva basado en la clientela, en el buen hacer de la empresa, en la constancia y en el mínimo gasto-máximo beneficio.
FUENTE: cafedigital904.com