Las credenciales, el conocimiento, el pensamiento crítico y la inteligencia, son importantes, pero no son lo único: un gran profesor o una gran profesora posee otras cualidades, a parte de estas, sobre todo hoy día, en la Era de la Información, donde la Educación empieza a cambiar radicalmente.

  • Amabilidad
La bondad y amabilidad en el trato al alumnado, familias y comunidad educativa es una característica fundamental para cambiar el clima del aula y del centro educativo, donde todas las personas se sientan cuidadas y bienvenidas.
  • Comprensión
La enseñanza es la profesión humanista por excelencia: la comprensión muestra empatía y preocupación por los sentimientos de los demás, y sus acciones. Como consecuencia, las alumnas y alumnos, y sus familias, estarán más abiertos y con mayor confianza hacia el profesorado.
  • Empatía
Toda persona debe trabajar la empatía, pero es especialmente relevante en esta profesión: ser capaz de ponerte en otro punto de vista, en la medida de lo posible, enlazando con la comprensión que tratamos antes, tiene un poderoso impacto en tu convivencia con la comunidad educativa y en tu propio desarrollo profesional.
  • Optimismo
Ser positivo o positiva, desde luego, no es fácil: sabemos que nos encontramos con problemas, recortes, masificación, conflictos, etc. y no es fácil encontrar soluciones cuando las limitaciones son tan grandes. No obstante, intentar sacar el lado positivo de las dificultades te ayudará a resolverlas mejor.
  • Construyendo
Una buena o buen docente tiene la capacidad de construir: relaciones, amistad, comunidad… La construcción de una comunidad en el aula acaba extendiéndose a las familias y a la comunidad escolar.
  • Inspirador
Los y las buenas docentes inspiran a su alumnado a ser, en el futuro, buenos/as docentes, mejores estudiantes y mejores personas. Descubren tesoros escondidos, posibilidades y la magia del conocimiento ante los ojos de otros.