• La crisis del coronavirus nos ha hecho mirar hacia el mundo rural, poniendo el foco en la importancia del necesario sector primario y haciéndonos reflexionar más sobre la salud y la vida natural. ¿Servirá esta crisis para impulsar el emprendimiento rural?

 

Antes de que impactara la crisis del coronavirus en nuestras vidas, el mundo rural iba recobrando protagonismo poco a poco. Aunque el tejido empresarial se concentra en las grandes ciudades -algo que enlaza con que el 90% de la población en España viva en el 30% del territorio-, esta crisis ha supuesto un replanteamiento en cuestiones vitales como la salud o la vida natural.

Desigualdades sociales, ciudades deshumanizadas, vidas aceleradas… ¿Supondrá la crisis del coronavirus que volvamos a los pueblos? ¿Servirá para impulsar los emprendimientos rurales? Así lo confirman a BYZness desde la Red Española de Desarrollo Rural: «La sociedad en general mira ahora hacia el medio rural con otros ojos, porque parece haberse dado cuenta de golpe de su importancia».

El confinamiento y la obligación de guardar distancias ha hecho que el teletrabajo se instale también de forma ineludible en muchos hogares. Un trabajo remoto forzado que ha abierto las puertas a una nueva manera de entender el mundo laboral, más deslocalizado, demostrando que, en muchas ocasiones, la presencia física no era tan necesaria para llevar a cabo las tareas. Incluso fuentes inmobiliarias apuntan a que ha subido la búsqueda de viviendas en entornos no urbanos y en extrarradios de grandes ciudades.

Entonces, ¿la crisis del coronavirus nos está haciendo mirar más hacia el mundo rural? Todo parece apuntar a que es así: de hecho, ha abierto los ojos ante un sector tan castigado como es el primario. «Hemos tenido que sufrir una pandemia para que la sociedad sea realmente consciente del importante papel que juegan nuestros pueblos para el conjunto de nuestra sociedad, pero sobre todo, de la actividad agrícola y ganadera que en ellos se produce», recalca la presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER), Carmen Quintanilla.

En palabras de Luis Alamán, delegado por la provincia de Zaragoza de la Asociación contra la despoblación rural, «la crisis que estamos viviendo va a influir en un leve cambio de mentalidad, en una mayor apetencia humana por el mundo natural, más ligado al desarrollo de valores centrados en la calidad de vida y no tanto en la complejidad de vida».

LA CRISIS COMO OPORTUNIDAD 

Para Luis Alamán, esta crisis puede ser una oportunidad para el medio rural, pero «siempre que se desarrollen las políticas adecuadas». Tal y como indica, habrá más demanda de bienes y servicios relacionados con el cuidado de la salud y la calidad de vidad, por lo que también tendrá que crecer la oferta, lo que se traduce en más emprendedores rurales, aunque recuerda que «emprender no es fácil», por lo que van a necesitar distintos tipos de ayudas: de financiación, de asesoramiento legal y empresarial, fiscales, en la Seguridad Social, etcétera.

Para que el medio rural salga reforzado de esta crisis, Carmen Quintanilla hace alusión a la necesidad de fomentar el empleo en la agricultura, la ganadería y en la industria agroalimentaria, «y son las zonas rurales el lugar adecuado para poder impulsar el sector agroalimentario que genera 2.600.000 empleos en nuestro país», al tiempo que demanda más acceso de las mujeres rurales a distintos sectores de la actividad económica, social y cultural.

«Esperamos que la crisis sirva para que reflexionemos y tomemos decisiones sobre nuestro modelo de desarrollo, absolutamente insostenible», recalca la presidenta de FADEMUR, Teresa López, para quien la pandemia ha evidenciado la resiliencia del medio rural. «Creamos ciudades enormes con una concentración de población que vive al día, cada vez más empobrecida y absolutamente desprotegida frente a las adversidades. Mientras, tenemos buena parte del territorio en riesgo de abandono, desaprovechado», añade.

EL TURISMO RURAL, UNA LLAVE EN LA RECUPERACIÓN

Con la vista puesta en las vacaciones de verano, muchos piensan en los pueblos como una alternativa plausible. Y es que el turismo rural ganará protagonismo en el post COVID-19, con iniciativas de apoyo tales como el movimiento #EsteAñoMeQuedo. Una forma de incentivar el consumo de productos locales y de ayudar a la economía de los pueblos.

Tal y como resalta Carmen Quintanilla, «en la recuperación tras la crisis del coronavirus se prevé que el turismo rural jugará un gran papel en la reactivación de la economía, y aquí la mujer rural juega un papel fundamental, pues el 60% de los alojamientos rurales los dirigen ellas».

¿La crisis del coronavirus supondrá una oportunidad para emprender en el medio rural? Según destaca Teresa López, «no hace falta pensar en el futuro, en estas mismas vacaciones de verano la opción más segura será el turismo rural de nuestro país».

LOS PUEBLOS ¿TIERRA DE (FALTA DE) OPORTUNIDADES?

Desde 1991, Grupos de Acción Local impulsan el emprendimiento en el medio rural, gestionando en los últimos diez años cerca de 40.000 iniciativas y proyectos en este ámbito, recuerdan desde la Red Española de Desarrollo Rural, quienes señalan que la oportunidad de emprender «muy probablemente se vea reforzada».

Pero para que haya emprendimiento tiene que haber incentivos. Por su parte, Luis Alamán reivindica que para estimular el medio rural se tendrán que potenciar distintas políticas, como aquellas específicas de promoción y su desarrollo económico, de corrección de factores adversos para la actividad agrícola y ganadera, o de reforma y mejora de servicios, entre otras. «Lo bueno de la actual crisis, dentro de sus devastadores efectos económicos, va a ser, seguramente, una mayor sensibilización de los dirigentes para con dichos valores naturales», añade.

Desde AFAMMER llevan reivindicando desde hace años y ahora si cabe con más fuerza un Pacto de Estado contra la Despoblación del Medio Rural. «No podemos hablar de justicia social mientras las personas que viven en el medio rural no cuenten con las mismas oportunidades que las que viven en el entorno urbano», concluye Carmen Quintanilla.

 


 

FUENTE:   Artículo de Nora Benito, publicado en byzness.

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