“Pero cómo no me llaman, ¡si bordé la entrevista!” Esa podría ser la frase que muchos decimos cuando hemos hecho una entrevista de trabajo que creíamos “perfecta” pero, pasados unos días, no llega la ansiada llamada o mail diciendo que hemos sido seleccionados. Y es que hay muchos factores que pueden dar al traste con una buena oportunidad laboral; algunos dependen de nosotros y sobre otros muchos no tenemos control pero también es importante conocerlos.
¿Preparado para descubrir la lista de posibles razones por las que no has tenido éxito? ¡Adelante! No se trata de desanimarse, sino de tener la cualidad de “resiliencia”: capacidad de analizar qué ha pasado y seguir pensando en positivo, enfocado en tu objetivo.
1) No te vendiste todo lo bien que podrías. A veces las ganas de hacernos con un puesto nos hacen ir a las entrevistas con una actitud de “sí a todo” y no pensar tanto en nuestra venta personal. Antes de sentarnos frente a frente con el entrevistador debemos tener claro quiénes somos, qué podemos ofrecer a día de hoy a la empresa y cuáles son nuestros objetivos de desarrollo profesional a corto, medio y largo plazo. Además, una entrevista es una ocasión única para analizar nuestras fortalezas y debilidades, sabiendo destacar las primeras y tranquilizar al entrevistador acerca de las segundas, con argumentos contundentes como: “precisamente este año voy a hacer un curso sobre ese área”; “sé que esa novedad es importante y cada día leo artículos para ponerme al día”; “no he realizado esa labor concreta pero sí una muy parecida y, con éxito, por lo que me veo preparado”, etc.
2) Pediste mucho (o demasiado poco). Está muy bien valorarse, y es cierto que la valía de los diferentes candidatos varía mucho en la realidad respecto a lo que está “sobre el papel”. Peroconviene informarse antes de la entrevista sobre qué ofrece el mercado y, si es posible, qué ofrece la empresa en concreto: para el mismo puesto, hay mucha diferencia entre lo que varias empresas pueden -o quieren- pagar. Conocer los sueldos aproximados de la compañía es, también, un indicador de si tu puesto está convenientemente valorado allí. Y en muchas ocasiones no es un dato tan difícil de conseguir: si se trata del sector donde te mueves habitualmente basta con preguntar a compañeros y excompañeros y, ya se sabe, siempre hay alguien que conoce a alguien… Si no consigues tener una orientación previa sobre este dato pero el entrevistador te pregunta cuánto quieres ganar, trata de preguntarle también qué cifra tienen en mente y podrás saber en el momento si es posible llegar a un acuerdo. Por otro lado,pedir demasiado poco puede dar una imagen de falta de confianza y profesionalidad; transmites que quieres el trabajo a toda costa sin importarte tanto qué puedes aportar a la empresa. Y desde luego, las empresas que realmente merecen la pena no quieren en su organización a personas que no ofrezcan valor.
3) Han apostado por un candidato interno. Sobre eso poco puedes hacer… Te han llamado para entrevistarte, y posiblemente también a más candidatos, pero resulta que también estaban valorando a una persona de la propia empresa. Y es evidente que alguien que conoce por dentro cómo funciona el lugar y encaja en su cultura, cuenta con una clara ventaja. Esto es algo que puedes inferir en la entrevista a través de algún comentario del entrevistador, descubrir posteriormente a través de alguien o, simplemente, no saber nunca. Pero pasa bastante a menudo, pudiendo ser la causa de que una gran entrevista no culmine en la contratación.
4) No has hecho un seguimiento. Ya hemos visto la importancia de mostrar interés por el puesto no solo durante la entrevista sino también después, gracias a herramientas tan sencillas y eficaces como la carta de agradecimiento. Incluso un breve e-mail o un mensaje de móvil al entrevistador interesándote por el proceso pueden ser suficientes para “no caerte de la lista”. También juegan a tu favor las redes sociales: estar en contacto con la persona que te ha entrevistado e interactuar con ella a través de plataformas como LinkedIn o Twitter ayudará a que te siga teniendo en mente, especialmente si el proceso se dilata más de lo previsto.
5) No reparaste en los “pequeños detalles”. ¡Ah, los detalles, la guinda sin la cual no hay pastel que valga! El lenguaje corporal (tics, evitar la mirada o fijarla en exceso, la forma de dar la mano…), las muletillas que uno repite inconscientemente cuando está nervioso o cosas tan simples como llevar un atuendo inadecuado o un perfume demasiado intenso, son cosas que cuentan más de lo que parece. Al respecto, aquí tienes unos consejos útiles si quieres sabercómo vestir en una entrevista de trabajo.
Esperamos que este artículo te resulte práctico y te ayude a que la próxima entrevista de trabajo sea LA DEFINITIVA.
Fuente: buscandountrabajo.net
Artículo creado con la colaboración de Sara Mansouri:
Creativa publicitaria con amplia experiencia en Social Media, Branded Content, Guión y escritura. Profesora en School Up y colaboradora de buscandountrabajo.net.- about.me/saroide