La pandemia del COVID-19 ha golpeado con fuerza el mercado laboral y en el futuro próximo todo será diferente. Oficinas, reuniones, jornada… todo está cambiando, incluidas las habilidades que demandan las empresas. Muchas de ellas ya eran muy importantes antes de la crisis, pero ahora se convertirán en imprescindibles.

– Flexibilidad y adaptabilidad

La primera de todas ellas, y quizás más obvia, es la capacidad de adaptación al cambio y a entornos complejos. El ritmo del mercado laboral es trepidante y esta crisis nos ha demostrado que nada es inamovible y que, de un momento a otro, todo puede cambiar: nuestras vidas, nuestra forma de trabajar, nuestra rutina…. Hace tres meses el teletrabajo era algo anecdótico es nuestro país.

Según el último Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo II, en el cuarto trimestre de 2019, un 7,9% del total de personas ocupadas en España teletrabajaba (aunque fuera de manera ocasional) y hoy en día es una realidad para millones de empleados (el 30% de los ocupados españoles podría estar teletrabajando, según un informe publicado por el Banco de España).

Por otro lado, vivimos más y trabajamos por más tiempo, y los trabajos ya no son para toda la vida. Es necesario reciclarse y estar en formación constante. Mantenerse al día y actualizar los conocimientos es imprescindible, ya que lo que hemos aprendido hoy estará desactualizado dentro de dos o tres años.
Las empresas buscan profesionales flexibles, versátiles, que desarrollen su trabajo en situaciones continuamente cambiantes y que cuenten con capacidad de aprendizaje.

– Organización y planificación del tiempo

La orientación a resultados será la aptitud que más valoren las empresas en esta nueva situación. Ahora que el teletrabajo se convertirá en muchos casos en norma, la jornada laboral de 8 horas tal y como la conocemos dejará de existir. Los profesionales deben tener la habilidad de organizarse y planificar su tiempo de manera óptima, gestionando de forma autónoma las horas del día para cumplir con los objetivos marcados, pero con la esencia del entorno colaborativo en su pensamiento.

– Conocimiento tecnológico y digital

Estamos viviendo la cuarta revolución industrial donde el avance de la tecnología y la digitalización es imparable y está transformando las empresas y el mundo tal y como lo conocemos. Prácticamente cualquier puesto de trabajo necesita de intuición tecnológica y competencias digitales. Tener conocimientos sobre Inteligencia Artificial (IA), Big Data, el Internet de las Cosas (IoT), robótica, impresión 3D o blockchain es un valor en alza.

En el futuro competiremos con las generaciones de nativos digitales y, aunque pueda sonar a ciencia ficción, con las máquinas. La robotización y automatización nos liberará de tareas repetitivas y administrativas, pero a cambio deberemos enfocarnos en actividades de valor humano, más creativas e innovadoras. La tecnología es una herramienta al servicio de las personas y no a la inversa. El Índice de Competitividad por el Talento Global (GTCI), elaborado por Adecco Group Institute, Insead y Google; vaticina que en el mercado laboral el futuro de la IA dependerá de fructíferas contribuciones mutuas entre seres humanos y máquinas a través de actividades híbridas.

– Creatividad e innovación

La capacidad de ser creativos e innovadores será lo que en el futuro nos diferencie de las máquinas y lo que hoy en día diferencia a las mejores empresas. El crecimiento económico está sujeto a la innovación, las organizaciones que destacan y crecen son aquellas que imaginan, inventan y descubren cómo hacer cosas que nadie más está haciendo.
Ideas nuevas, originales y que supongan un avance son un activo para la empresa. La creatividad se puede, y se debe, practicar, fomentar y premiar.

– Habilidades comunicativas

No solo es importante qué contamos, sino cómo lo contamos. El storytelling es básico para transmitir una buena idea. La capacidad de comunicar de una forma correcta, atractiva, destacando los puntos fuertes y apoyándose en todos los recursos a nuestro alcance, es una habilidad fundamental que, desgraciadamente, se suele dar por supuesta.
Estas dotes de comunicación están intrínsecamente ligadas a la famosa inteligencia emocional. La capacidad de conocer, entender y gestionar las emociones propias y ajenas es y será en los próximos años una competencia esencial.

Desde el lado de los líderes debemos tener en cuenta que la “factura emocional” que esta situación inédita dejará, aún es incalculable, si bien claramente, existirá un antes y un después en nosotros, en las personas que componemos las organizaciones y, por tanto, ahora es momento de estar cerca de las personas que hacen posible la creación de nuestros negocios.
El cuidado del empleado, tanto de su bienestar como de su talento, será todavía más prioritario para la productividad y el devenir de las compañías.
Sin duda, las empresas están poniendo el foco en cuidar del empleado y del talento, obviamente la salud y prevención es un higiénico, pero generar un entorno psicológicamente saludable (psychological safety) es la clave para retener el talento.

 

 


 

Por Alexandra Andrade, Directora de Spring Professional España Grupo Adecco

FUENTE:    observatorio rh

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