“En días nublados no es necesario ponerse crema, porque las nubes protegen del sol”
FALSO. Los rayos ultravioletas (RUV) principales son los VVA y los UVB. Las nubes no actúan de filtro VVA ni UVB. Según la densidad de las nubes, pasa entre el 50% y el 85% de la radiación ultravioleta. Si esta nublado, hay que protegerse igual. Puede parecer que haya menos sol pero eso no impide que nos vayamos a quemar igualmente. Así que, como siempre, lo mejor es prevenir y protegerse con cremas solares, sombrillas, toldos, etc.
“El agua del mar o la piscina no influye en el momento de tomar el sol”
FALSO. El agua funciona como una lupa cuando estamos a pleno sol. Si estamos un tiempo excesivo bañándonos en verano, es más fácil quemarse, por el agua multiplica los efectos del sol. Por tanto, la recomendación sería ponerse cremas protectoras resistentes al agua para evitar estos malos momentos. Y, respecto a la nieve, también nos puede causar quemaduras, ya que funciona como un espejo y refleja la luz del sol hacía nosotros, aumentando también sus efectos. Que haga frío o estemos en invierno no implica que el sol tenga menor efecto, mucho cuidado.
“Las personas de piel morena se queman menos”
VERDADERO. Realmente, la piel morena tiene menos probabilidades de quemarse porque tiene mayor cantidad de melanina, pero incluso la gente de raza negra debe utilizar protección porque el sol igual penetra en la piel y además de provocarnos quemaduras solares puede causarnos manchas, arrugas, fotoenvejecimiento y demás enfermedades de la piel.
“Tomar el sol seca los granos, espinillas, puntos negros…”
FALSO. Aunque el sol tiene un efecto bactericida y visualmente puede parecer que sí, porque el sol deseca la piel, pero el sol puede provocar incluso todo lo contrario. Un exceso de sol podría causar un efecto rebote y dar lugar a un brote de acné peor aún del anterior, mucho cuidado.
“Las peores horas para tomar el sol son entre las 12:00 h y las 16:00 h”
VERDADERO. Los UVB son más altos entre las 10 y las 16 horas, en cambio los UVA (que no se sienten tanto porque no dan tanto calor ni enrojecen tanto la piel), están presentes por igual desde que amanece hasta que oscurece. Estas cuatro horas del día son las más peligrosas y sus efectos pueden ser devastadores. Son peores porque los rayos inciden más perpendicularmente y penetran más profundamente en la piel. Aunque no hay mejores o peores horas para broncearse, nos bronceamos igual a cualquier hora. Pero, eso sí, estas horas deben evitarse si no queremos acabar como una langosta, o peor, exponiéndonos a algún cáncer de piel.
“En la sombra estoy protegido”
FALSO. Depende del tipo de sombra; no es lo mismo estar debajo de un árbol frondoso que de uno pequeño y no es lo mismo cerca del tronco que más alejado. En la mayoría de los casos, a la sombra hay un 50% de la radiación ultravioleta.
“Ponerse mucha crema implica broncearse menos”
FALSO. Es importante protegerse e hidratar la piel para prevenir los efectos perjudiciales del sol. Es más, si la piel está bien hidratada, el bronceado será mejor, y no lo contrario como muchas personas creen.
“Ponerse crema de un alto factor de protección me protege durante todo el día”
FALSO. El índice de protección indica el tiempo durante el cual estás protegido, al multiplicar ese número por el tiempo que tardas en quemarte. Por ejemplo, si tardas en tener enrojecimiento (quemarte) dos minutos y usas una crema solar de factor 50, estarás protegido de las radiaciones solares durante 100 minutos (2×50=100).
“Recurrir a cabinas o cama solares prepara la piel para el verano”
FALSO. Las “camas o cabinas solares” son dispositivos de emisión de rayos (RUV). Inicialmente se diseñaron, pensando que los UVA (que son los principales rayos que emiten), además de producir bronceado sin enrojecimiento, eran más seguros. Con el tiempo, se descubrió que también producen aumento significativo del cáncer de piel, además de ser los principales responsables del envejecimiento de la piel. Desde el 2010, son consideradas cancerígenas por la OMS. Se estima que más de 10 sesiones aumenta el riesgo.
Fuente: Mª Isabel del Mazo y Nayra del Mar Baños en PREVENCIÓN PARA TODOS, Prevención viajes