No hay tiempo para relajarse. No se puede parar, hay que hacer más cosas y cuánto más rápido sea, mejor. Enric Arola, Far Coaching, S.L., co-fundador de Global Leaders y Master Coach para España de Lee Hecht Harrison, explica en su blog la realidad empresarial existente en la mayoría de las organizaciones: la actividad frenética que atrapa a muchos profesionales en una espiral de trabajo que les mantiene en un estado de insatisfacción y malestar. Por esta razón, expone en su última entradacuatro consejos para mantener y fortalecer la salud en el trabajo.
La situación de hastío en el trabajo es común y más aún tras el periodo de crisis vivido.
La situación de hastío en el trabajo es común y más aún tras el periodo de crisis vivido. El resultado hace que las empresas se encuentren con profesionales que presentan cansancio físico, una bajada del rendimiento y la concentración, más ansiedad y estrés, peores relaciones en el trabajo, ausencia de vida social e, incluso, desestructuración familiar.
Arola aporta cuatro claves para mantener la salud al trabajar: definir lo que no quiero hacer, buscar aliados, establecer periodos de prueba con fecha de caducidad y analizar lo ocurrido tras 45 días.
Descubre en profundidad cada uno de estos consejos y algunos trucos que te pueden ayudar en el objetivo de fortalecer tu salud en el trabajo pinchando en este enlace.
4 consejos para mantener la salud al trabajar
Si consideramos estos 4 consejos para mantener la salud al trabajar llegaremos a alcanzar la felicidad laboral.
- Definir lo que quiero dejar de hacer. Estamos acostumbrados a poner más y más cosas a la cesta de nuestra vida, pero ¿es acaso esta cesta infinitamente grande? ¡Por descontado que no! Es más, cuando la cesta rebosa de cosas empiezan a caerse y nos daña a nosotros y a los de nuestro entorno. Así pues, antes de apuntarse al gimnasio o decidir dormir más durante la noche, es importante empezar decidiendo las actividades o acciones que quiero abandonar. La mayoría de veces fracasamos porque queremos añadir acciones o actividades nuevas que ya no caben en nuestra vida, y esto acaba por frustrarnos y desmotivarnos. Tener en cuenta que el para qué importa más que el cómo.
¡Truco!
Haz una lista de las cosas que quieres dejar de hacer en tu vida (aunque no tengas ni idea de cómo lo vas a hacer).
- Busca tus aliados. Dejar de hacer cosas o abandonar hábitos que voy haciendo de forma regular no es nada fácil. Todo esto lo hago por algo. No es gratuito. Existe una necesidad detrás de ello. Por esta razón necesito personas de mi entorno que me acompañen durante mi proceso de “desintoxicación” y que me hagan de soporte durante los momentos en los que yo sólo no puedo porqué mi “cabra tira al monte”. Para que sea efectivo debo hacer una buena alianza con estas personas acordando hasta qué punto me pueden dar soporte durante este proceso.
¡Truco!
Anotar para cada cosa que quiero dejar de hacer, la persona (o personas) que me podrán ayudar durante el proceso de “desintoxicación”.
- Establece períodos de prueba con fecha de caducidad. Para abandonar hábitos no deseados primero hay que probar como puedo vivir sin ellos. Es como si aceptásemos pasar un tiempo sin ellos y sin ningún compromiso de abandono definitivo. Es decir, nuestro cerebro, así como corazón, deben entender que es una pausa respecto a lo que se hacía hasta ahora, y que me reservo el derecho a volver “a las andadas” si la “nueva vida” no me satisface tanto como seguir con los hábitos antiguos. La experiencia nos dice que al probar un período razonablemente largo (45 días aproximadamente) nuestra mente y cuerpo agradecen estos nuevos hábitos y los integran de forma fácil y sin resistencia, y por lo tanto es más probable que se desee hacerlos perdurar en el tiempo. Es clave hacer seguimiento con los aliados durante el proceso.
Ahí viene la parte más retadora:
¡Truco!
Durante un período de 45 días abandona las acciones o actividades que has decidido dejar de lado en tu vida personal o profesional porque te perjudican más que benefician. Hazte la promesa personal de que al finalizar el período los podrás recuperar si así lo deseas.
- Una vez transcurridos los 45 días pueden pasar dos cosas.
Primera: He aceptado plenamente dejar alguno o todos los hábitos que quería abandonar. Es el momento en el que hago balance y tomo consciencia (cambio paradigma) que estoy en el proceso de integrar alguno de los nuevos que he usado en lugar de los viejos, o de llenar el vacío con otros nuevos todavía más saludables o gratificantes para mi.
Segunda: No acepto dejar los viejos hábitos, ya que transcurridos los 45 días, me he dado cuenta de lo importantes que son para mi. Este proceso puede llevar a “hacer las paces” conmigo mismo y dejar de resistirme a ellos. Al mismo tiempo, y si algo me sigue faltando para tener una vida personal o profesional más gratificante, puede que haga una nueva lista de otros hábitos actuales que quiera también dejar, con lo que volvería a buscar los mejores aliados para vivir otro período de 45 días sin estos otros hábitos.
¡Truco!
Después del período de 45 días haz balance de la “nueva vida” sin los hábitos antiguos. Si no los hechas en falta o has reducido su impacto, ¡enhorabuena lo has conseguido! Si no es el caso, ahora sabes que debes cambiar de estrategia (probando abandonar otros hábitos), o intentar la misma más adelante.
Sea como sea, el cambio vendrá siempre por retar, de forma continua, firme y acompañada, las acciones o actividades que intuimos que nos perjudican más que benefician.
Mucha suerte y, recuerda el último ¡truco!:
Primero pruébalo con mucha disciplina y tesón… Y luego decide.