El Análisis DAFO es la herramienta perfecta para aquellos emprendedores que estén planteándose comenzar un nuevo proyecto, o bien, para aquellos negocios que necesiten reflexionar sobre su situación para poder tomar una decisión concreta. Una vez aplicado, te explicamos algunas estrategias.Cualquier autónomo vive ciertos momentos en los que tiene que tomar una decisión estratégica para su negocio, y esta decisión no debe tomarse nunca a ciegas y sin conocer la realidad por la que pasa su comercio. Para ello, existe una herramienta muy útil conocida como ‘Análisis DAFO’ (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), la cual permite al trabajador por cuenta propia analizar la realidad de su negocio, marca o producto para poder tomar medidas de futuro.
Tal y como explica el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, el DAFO puede ser un buen comienzo cuando un emprendedor se plantea un nuevo proyecto, ya que ayuda a establecer las estrategias para que éste sea viable. Del mismo modo, se puede convertir en una herramienta de reflexión sobre la situación de un negocio ya creado. Además, el Ministerio tiene a disposición de cualquier interesado una herramienta para ayudar a realizar estos análisis en su portal ipyme.org.
Análisis Interno y Externo
El análisis DAFO se divide en dos partes:
– Análisis Interno (Fortalezas y Debilidades)
Esta fase del análisis trata de hacer una radiografía de la situación actual del proyecto:
– Fortalezas: Se trata de identificar que atributos del negocio permiten generar una ventaja sobre el resto de competidores. Como por ejemplo la variedad de productos, la atención personalizada, los locales amplios y cómodos o el buen trato al cliente.
– Debilidades: Son todos aquellos elementos que impiden el crecimiento o la buena marcha de la actividad del autónomo. Como por ejemplo no tener una dirección estratégica clara, no tener financiación, encontrarse en una situación de desfase tecnológico, unas instalaciones obsoletas o una rentabilidad insuficiente.
– Análisis Externo (Amenazas y Oportunidades)
Esta fase trata de analizar la situación externa del negocio, ya que no puede existir un proyecto sin un entorno que le rodee. Por ello, el autónomo debe de conocer el contexto en el que realiza su actividad para sacar provecho de las situaciones que ocurren ajenas al negocio pero que en cierto modo están ligadas a él, o bien para protegerse de situaciones que no le hagan bien:
– Oportunidades: Se trata de los factores positivos que posee el contexto que rodea al trabajador por cuenta propia. Una vez identificados, deben ser aprovechados. El propietario del negocio debe plantarse qué circunstancias mejoran su situación, qué cambios tecnológicos se están produciendo en el mercado, si existe alguna coyuntura en la economía nacional, qué tendencias del mercado le pueden favorecer o qué cambios en las tendencias sociales se están produciendo.
– Amenazas: Son aquellas situaciones negativas del entorno que atentan contra la integridad del negocio. Es necesario identificarlas y diseñar una estrategia para evitarlas. Para ello, el autónomo debe preguntarse qué están haciendo sus competidores, a qué obstáculos se enfrenta, si hay alguna amenaza que pueda impedir por completo su actividad o si tiene problemas de recursos de capital.
Estrategias
Una vez analizados todos los factores internos y externos que rodean al propietario del comercio, es hora de establecer la estrategia más conveniente para el proyecto. Para ello, existen cuatro tipos de estrategia:
– Estrategia Ofensiva: Son estrategias de crecimiento que tratan de relacionar los puntos fuertes internos y externos para para mejorar la situación del negocio. El ministerio pone como ejemplo de este tipo de estrategia esta situación: “Si el comercio es líder en un determinado producto (Fortaleza), y sube la demanda (Oportunidad), se pueden emplear estrategias más agresivas de ventas, promociones, etcétera”.
– Estrategia Defensiva: Se trata de estrategias reactivas que relacionan los puntos fuertes internos para contrarrestar las amenazas externas. Por ejemplo: “Si el negocio es líder en un determinado producto (Fortaleza), y baja la demanda (Amenaza), se pueden crear productos nuevos o bajar precios”.
– Estrategia Adaptativa: Es una estrategia de reorientación en la que el autónomo debe cambiar algún elemento en las debilidades para aprovechar las oportunidades. Por ejemplo: “Si hay un servicio post-venta deficiente, y se detecta que es algo con gran valor en los servicios que se ofrecen, se puede potenciar y crear una campaña publicitaria para divulgarlo”.
– Estrategia de Supervivencia: En este caso, se trata de relacionar los puntos débiles internos y externos para conocer la situación del negocio respecto de la competencia y establecer las medidas necesarias para revertir esta situación. Por ejemplo: “Ante la pérdida de cliente y mantenimiento de los mismos la competencia, se deberían crear nuevas estrategias de fidelización”.
FUENTE: AUTÓNOMOS Y EMPRENDEDOR – vía @diarioAyE
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