Nuestro subconsciente está lleno de reglas, qué hacer, qué no hacer y «verdades» que hemos estado recopilando desde la infancia. «No hay suficiente tiempo, así que date prisa. No importa lo que hagas, debe ser lo mejor. Debes trabajar duro para salir adelante». Estas reglas conforman un manual de instrucciones oculto que usamos para evaluarnos a nosotros mismos y a otras personas.
En el trabajo, tenemos instrucciones adicionales. Secciones completas del manual nos advierten que no confiemos en nuestros competidores (te robarán tus clientes), prescriben el comportamiento de los empleados (deberían ser más rápidos) y dictan cómo debemos presentarnos (nunca le digas a nadie que estás preocupado).
La mayoría de las veces no conocemos este manual, pero guía nuestras acciones. Las instrucciones son creencias que forman una lente a través de la cual vemos el mundo. El cerebro automáticamente se da cuenta y encuentra evidencia para reforzar nuestras creencias, haciéndolas parecer como si fueran «verdaderas».
No está mal tener un manual; salva a tu cerebro de la fatiga de la decisión. El truco es examinar periódicamente tu manual y actualizar tus creencias para que funcionen para ti.
Para hacer esto, comienza por notar cómo te sientes. Cuando te sientas frustrado o abrumado, hazte las siguiente preguntas:
- ¿Por qué elijo sentirme así? Esta pregunta deja en claro que cómo te sientes es una elección. Crea una apertura para el cambio. Los sentimientos no solo nos suceden a nosotros. No son causados por situaciones en nuestras vidas. Los sentimientos son causados por los pensamientos. Cuando la realidad no coincide con nuestro manual, la mente produce pensamientos negativos porque el mundo no sigue nuestras “reglas”.
- ¿Cómo me quiero sentir? Preguntar cómo quieres sentirte puede hacer que te des cuenta de que tienes una opción. Si estás frustrado porque no cumpliste con una fecha límite, puedes sentirte justificado porque estás pensando: «Esto dañará la relación con el gerente o el cliente». Pero es este pensamiento el que crea el sentimiento de frustración, no la persona. ¿De verdad quieres sentirte frustrado? Eres tú quien siente la frustración, nadie más. Tu gerente o cliente tiene sus propios sentimientos. Si prefieres sentirse tranquilo y concentrado a medida que avanzas en la vida, elige pensamientos como: “Debe haber una razón por la que sucedió esto y voy a implementar un sistema para asegurarme de que no vuelva a suceder».
- ¿Qué quiero decir con esto? Esta pregunta te ayuda a ver que eres tú quien asigna significado a cada situación y depende de ti decidir cuál es ese significado. Por ejemplo, si un empleado renuncia, podrías hacer que signifique «No soy un buen líder». ¿Pero de qué te sirve pensar eso? Descubre la historia que estás creando para que puedas ver que es opcional. Escríbela. Con el tiempo, es probable que descubras que tienes muchas variaciones de historias similares porque están conectadas a creencias fundamentales arraigadas en tu manual de instrucciones oculto. Las historias son interpretaciones, no hechos, así que crea historias que aumenten tu confianza, como «Estoy creciendo como líder».
- ¿Qué más podría significar esto? La parte primitiva del cerebro se apresura a imaginar el peor de los casos para mantenerte a salvo, pero tu juicio a menudo es incorrecto. Esta pregunta te ayuda a imaginar otras posibilidades. Tal vez tu empleado renunció debido a un problema familiar y el ceño fruncido en el rostro de tu cliente puede significar que simplemente no se siente bien. Como mínimo, cada situación ofrece la posibilidad de aprender y crecer.
- ¿Y si supiera qué hacer? Preguntar esto es especialmente útil cuando te sientes abrumado, inseguro o preocupado. Por ejemplo, perdiste un cliente y necesitas compensar los ingresos para alcanzar tus objetivos. Responder a esta pregunta compromete tu corteza prefrontal y tu cerebro comenzará a resolver el problema y a crear planes. Esperas que haya una solución y ordenas a tu cerebro que la encuentre. Eres más capaz de resolver problemas de lo que crees. La duda y la incertidumbre crean interferencias, ralentizando tu cerebro. Hazte esta pregunta en su lugar.
- ¿Dónde más sucede esto en mi vida? Esta pregunta te ayudará a encontrar patrones en tu manual de instrucciones. El cerebro desarrolla patrones de pensamiento, sentimiento y acción que conducen a resultados similares y apuntan a creencias fundamentales, como «No soy lo suficientemente bueno» o «Los líderes siempre deben tener la razón». Debido a que muchas creencias se forman durante la infancia, es posible que no te des cuenta de que son solo creencias y creas que son hechos. Pero los patrones proporcionan pistas. Una vez que identifiques los patrones que crean resultados negativos, puedes comenzar a cambiarlos.
- ¿Qué haría la mejor versión de mi? Esta pregunta es un gran recordatorio de que puedes elegir cómo te presentas. La mejor versión de ti respondería con razón y calma, aplomo y gracia. Imagina lo que la mejor versión de ti pensaría, diría y haría. Luego, trae esos pensamientos y acciones al momento presente.
No puedes cambiar lo que no ves. La práctica de hacerte estas preguntas te ayudará a descubrir tu manual de instrucciones oculto y tus patrones habituales de pensamiento. Cuando te das cuenta de cómo tu mente interpreta el mundo que te rodea, puedes crear nuevas reglas para reprogramar tu cerebro para que trabaje para ti.
Fuente y agradecimientos: Redacción CepymeNews | @CepymeNews
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Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
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