1. Dedica más tiempo a pensar qué vas a poner que a escribir el CV en sí mismo.
¡Qué gran verdad! Es sumamente importante dedicar el tiempo necesario a reflexionar en nosotros mismos como profesionales, en nuestra experiencia profesional y valores académicos… no conformarnos con lo que aparentemente sabemos, sino querer ir más allá y explorar hasta el más mínimo detalle: tareas que puedo hacer, que me gustan, que no me gustan, qué quiero decir sobre mis estudios, sobre mi personalidad, etc.
2. No uses como modelo el CV de un compañero o familiar.
Muchas veces pensamos que porque cierta persona tenga un buen trabajo o porque sea muy listo o lo tengamos muy bien considerado, su CV será ejemplar y será un buen modelo acopiar seguir. Pues esto no es así, que a una persona le funcione bien su forma de hacer el CV no quiere decir que su éxito vaya a ser el mismo si se sigue su modelo. Como repetiré hasta la saciedad,no es recomendable utilizar plantillas o CVs producidos en serie. Cada persona tiene su CV, que debe ser exclusivo y diferenciador.
3. Menos es más.
Es frecuente pensar que cuanta más información mejor, y luego pasa lo que pasa, con currículums de varias páginas, o quienes nombran cuarenta cursos de formación incluidos hasta los de cuatro horas de duración y aquellos que no aportan nada de nada.
Hay que ser selectivos con la información que se proporciona en un CV, no por poner más palabras se va a leer con mayor interés nuestro currículum, más bien todo lo contrario, un CV que parece un ladrillo de texto tira para atrás, y con ello también se aleja la posibilidad de ser entrevistados.
4. Utiliza una foto que te favorezca.
Muchos candidatos se niegan a incluir su fotografía, mientras otros utilizan cualquiera que tienen a mano. Ya no se trata de eliminar cualquier foto donde aparezcamos en una escena poco adecuada, sino que debemos salir bien. No se trata de un concurso de belleza, pero si de parecer personas saludables y confiables. Por eso, préstale más atención a este importante detalle.
5. Define bien la información a incluir.
En todo CV hay información que si o si es de obligada mención mientras que hay otros datos que son optativos, superfluos o que directamente no deberían estar ahí quitándole protagonismo a lo verdaderamente importante. No se trata de hablar de lo que más nos guste a nosotros, sino de lo que el reclutador o la empresa desean leer en nuestro CV.
6. Deja que repose el CV.
Nada de redactarlo y empezar a enviarlo a todos sitios como si no hubiera un mañana. Un CV necesita un tiempo de reposo, de dejar que nuestra mente se despeje y podamos repasarlo con otra visión más nítida un par de días después. Es un documento lo suficientemente importante como para prestarle la atención y mimo que merece… ¿qué prisa hay? Por cada CV enviado con prisas y posiblemente siendo incompleto, con fallos, faltas, etc. estás perdiendo una oportunidad no ganándola.
7. No dejes de actualizar y leer tu CV.
No se trata de hacer un CV y dejarlo guardado en una carpeta del disco duro del ordenador, sino queun currículum es un documento vivo, que debe ser revisado, perfeccionado y leído frecuentemente. Uno debe ser el mejor conocedor de su propio currículum y eso solo se consigue teniéndolo siempre en “fase beta” y en continua lectura para que nadie nos pille por sorpresa cuando nos pregunten por él.