Educar con firmeza y amabilidad es una de las máximas de la Disciplina positiva, un modelo educativo que aboga por transmitir mensajes que ayuden al niño a crecer de forma personal y no a culparle por algo que ha hecho mal. ¿Te animas a educar en positivo?

¿Qué es educar en positivo?

Macarena Soto, experta en neurosicoeducación y autora del blog Un Mundo Educado, explica que la disciplina positiva “es un modelo basado en el autoconocimiento del ser humano y en la actitud del adulto que acompaña al niño y pretende dotarle de herramientas y habilidades encaminadas al desarrollo personal, la autonomía y la capacitación”.

La clave es que el objetivo del adulto sea contribuir a que los menores vayan adquiriendo aprendizajes útiles para su día a día: “Si el aprendizaje se convierte en habilidades de vida, hay muchas posibilidades de que los niños de hoy se conviertan en adultos con pensamiento crítico, buen desarrollo de sus funciones ejecutivas y una buena inteligencia emocional”.

Los dos pilares fundamentales de esta disciplina son la firmeza y el cariño en la relación con los menores, con el fin de dirigir el aprendizaje hacia la autoconstrucción y no hacia la culpa. Tal y como afirma Macarena Soto, “el error forma parte del aprendizaje hasta la etapa a la que éste se adquiere de forma completa. Durante este periodo es muy fácil sentir miedo a no hacer bien las cosas y, por ello, es muy importante contar con acompañamiento y comunicación segura que sirva como trampolín hacia la meta.” Eso sí, considera de vital importancia no confundir ese acompañamiento con la sobreprotección. “Es necesario entender que ese miedo existe, y que es de vital importancia para iniciarse en esta educación”.

Educar en positivo con firmeza y cariño

Jane Nelsen, autora de ‘Cómo educar con firmeza y cariño’, e ideóloga de la Disciplina positiva en todo el mundo, propone cinco criterios en los que se basa la educación en positivo y que le hacen diferente del resto:

  • Es amable y firme al mismo tiempo (respetuosa y motivadora)
  • Ayuda a los niños a sentirse importantes (Conexión)
  • Es eficaz a largo plazo
  • Enseña valiosas habilidades para la vida (Respeto, habilidad para resolver problemas, participación, colaboración, responsabilidad…)
  • Ayuda a que los niños desarrollen sus capacidades y sean conscientes de ellas

¿Cómo podemos educar en positivo?

La especialista en disciplina positiva y neuroeducación Macarena Soto proporciona varios elementos que deben estar siempre presentes a la hora de aplicar la educación en positivo:

  • Formación continua del adulto: es importante que tengamos nociones básicas, (hoy en día hay grandes autores que nos las presentan en un lenguaje muy sencillo) de cómo funcionan nuestros sistemas cerebrales de defensa y de recompensa, la importancia de la conexión emocional, así como lo que implica a nivel conductual, que el cerebro no termine de madurar hasta la edad adulta.
  • Autocuidado del adulto. Muchas de las disputas que se producen en casa pueden tratarse de manera más asertiva cuando los adultos tenemos nuestro nivel de estrés más o menos controlado. De no ser así, las relaciones con los menores pueden convertirse en vía de escape a nuestras frustraciones.
  • Mantener un equilibrio entre el acompañamiento en el proceso vital de nuestros hijos y el espacio que les dejamos para que puedan cometer sus propios errores y aprender de ellos, adquiriendo así confianza y autonomía. En Disciplina Positiva podríamos entender este concepto como el equilibrio entre la firmeza y la amabilidad.
  • Aceptar a cada niño tal como es. ¡Ojo! Hablo de aceptación y no de resignación. Partiendo de las particularidades que cada uno posea, los acompañamos a un mejor desarrollo como personas. Esto sin duda implica el no etiquetar.
  • Mantener en el contexto familiar tres elementos que para mí son fundamentales en este puzle que estamos construyendo: motivación, pertenencia y seguridad.
  • Adquisición y desarrollo del pensamiento crítico por parte de los adultos: las herramientas y actitud que usamos en nuestro día a día pueden darnos soluciones a los conflictos de manera inmediata, pero, ¿qué ocurre a largo plazo? ¿La niña o el niño están adquiriendo un aprendizaje que les permita gestionar futuras situaciones de manera más asertiva? ¿O dicha herramienta está enfocada en el castigo de la acción?

 


 

FUENTE:   De Marta Moreno a través de @educacion3_0

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Imagen de Sharon McCutcheon en Pixabay