Los docentes deben tener en cuenta diversas consideraciones a la hora de programar una clase online. Así, el momento previo a esta acción es igual de importante y esto conlleva conocer la diversidad del alumnado, sus circunstancias familiares, nivel de concentración… Esta es la opinión de Ferchu Massut, especialista en Innovación Tecnológica Educativa y Doctora en Didáctica de las Ciencias Experimentales y la Matemática en la Universitat de Barcelona.
Dadas las circunstancias en las que nos encontramos los docentes, nos vemos obligados a adaptar nuestros contenidos al formato digital. Es en ese preciso momento cuando nos encontramos con diferentes limitaciones. Una de ellas es la cantidad de contenido que podemos trabajar cada semana con los alumnos, pues tenerlo claro nos permitirá planificar los días y posteriormente enfrentarnos al resto de desafíos tecnológicos.
Consideraciones a valorar antes de la planificación de contenidos
- Tiempo de clase: una clase suele durar entre 50 y 60 minutos. No obstante, hemos de tener presente que en el día a día se invierten al menos 10 minutos para que los estudiantes preparen su material, tomen asiento… Esto significa que el contenido a trabajar se reduce y, que por tanto, el tiempo disponible es de 40 a 45 minutos.
- Tiempo de concentración de un alumno: se ha calculado que un alumno como máximo se concentra de 3 a 5 minutos por año de edad. Esto significa que las clase online deberían estar preparadas para que tuviesen una duración adaptada a la edad del alumnado (el tiempo máximo de concentración de una persona adulta son 45 minutos.
- Las circunstancias sociales y familiares que les rodean: como profesores somos conscientes de que las circunstancias sociales actuales pueden afectar a nuestros estudiantes en el aspecto emocional. Sin embargo, a veces no tenemos acceso a la información de cómo es su entorno más cercano: la organización familiar, los horarios, el trabajo de los padres… Puede que tampoco conozcamos sus recursos materiales (acceso a una conexión wifi, equipos informáticos …) ni el número de miembros que hay en esa familia y que también necesita usar esos recursos al mismo tiempo. Encontrarse en un ambiente familiar donde los padres se ven obligados a guiar o explicar contenidos, puede modificar las condiciones en las cuales los alumnos puedan realizar las actividades que programamos en el tiempo planificado.
- La diversidad del alumnado: como los alumnos tienen procesos únicos de comprensión y asimilación de los contenidos, en las clase online encontramos diferentes ritmos de aprendizaje. Por otra parte, conocemos de cada uno el nivel de autodisciplina y organización personal que tienen en el aula. Estos dos aspectos nos pueden ayudar a predecir cuál será su nivel de rendimiento en casa. Así, el tiempo que planifiquemos para nuestra clase online ha de considerar la amplia diversidad que existe.
- Tiempo de preparación del alumno en casa para la clase online: los estudiantes necesitarán dedicar un tiempo a preparar lo que necesitan: un lugar adecuado, su material escolar, el ordenador, auriculares, etc. A continuación, accederán al entorno virtual con el que trabajan.
¡Hora de programar los contenidos!
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, las clases online, las sesiones virtuales de conexión o el trabajo que les enviemos debería durar de 20 a 30 minutos como máximo, siempre teniendo presente la edad de los estudiantes. A partir de aquí, el siguiente paso es definir qué objetivos, competencias y contenidos deseamos que aprendan y trabajen cada semana.
El tercer paso consiste en elegir el tipo de clase para cada sesión: teórica y/o práctica, si usaremos diferentes agrupaciones de los alumnos (individual, trabajo por parejas o trabajo en grupo) y la metodología de enseñanza: conferencia y/o exposición, aprendizaje interactivo, juegos (gamificación), investigación, experimentación y/o resolución de problemas…
Llegados a este punto, hay que elegir los recursos necesarios para digitalizar las clase online. Como para muchos de nosotros este paso es nuevo, conviene empezar por aquellos que nos resulten más fáciles porque el tiempo que hay que invertir en digitalizarlas es superior con respecto a una preparación tradicional. En este caso, no es necesario que hagamos nuestros propios materiales. Hay mucho material colgado en Internet en diferentes plataformas, MOOCs, páginas web, sitios web de profesores… que nos pueden facilitar la labor y optimizar el tiempo de que disponemos.
En el caso hacer una clase-conferencia online, existen diferentes herramientas, algunas incluso preparadas para hacer presentaciones al mismo tiempo como Meet (de Google) o Zoom. Mientras, para grabar nuestros propios vídeos tutoriales contamos con OBS Studio, REC, Sreenflow, AZ Screen Recorder, etc.
Evaluación del alumnado
El quinto trata de definir cómo evaluaremos el proceso semanal del alumno. Esto se puede hacer de diferentes maneras. Si la propuesta es interactiva hay aplicaciones que permiten descargar o visualizar la evolución del alumno en la propia app (EdPuzzle, Khan Academy, Kahoot…) Otra posibilidad es que los alumnos puedan trabajar con documentos digitales compartidos con el profesor (Google Drive, Padlet…). Y si la propuesta es un trabajo manual se le puede pedir que digitalice el resultado final a través de fotos o imágenes escaneadas y las compartan en la plataforma o los envíen por e-mail. El siguiente paso se centra en la corrección y devolución de los resultados de dichas actividades, si les facilitaremos las soluciones y si les haremos llegar ejercicios voluntarios de refuerzo y/o ampliación.
Finalmente, habría que valorar con los estudiantes lo que les ha gustado más, o las dificultades y limitaciones que han tenido. Se puede hacer por videoconferencia y a la vez fomentar la cercanía o bien a través de un pequeño cuestionario online. La información que se obtiene sobre lo que funciona y lo que no nos ayudará a ir mejorando nuestras planificaciones y la digitalización de las clase online.
FUENTE: vía @educacion3_0
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