• El CCN-CERT publica su Informe de Buenas Prácticas BP/13 Desinformación en el ciberespacio.
  • El Informe señala la necesidad de que las instituciones públicas, empresas privadas y el mundo académico aúnen sus fuerzas para prevenir, detectar y neutralizar las ofensivas de desinformación, así como facilitar las herramientas necesarias para evitar que los ciudadanos puedan ser manipulados.
  • Diferentes estudios sobre el uso de Internet y los hábitos de consumo de información digital sugieren que cerca del 90 por ciento de la población española entre 16 y 65 años puede ser potencialmente víctima de un ataque de desinformación.

El Centro Criptológico Nacional (CCN), adscrito al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ha hecho público el Informe de Buenas Prácticas BP/13 Desinformación en el ciberespacio con el que pretende explicar las principales características y metodología de las actuales acciones de desinformación, con el objetivo de que los ciudadanos y los usuarios finales de medios de comunicación digital dispongan de las herramientas que les permitan consumir y compartir información de manera crítica y evitar ser cómplices involuntarios de acciones ofensivas contra los intereses del Estado. Todo ello, facilitando los recursos necesarios para identificar productos y plataformas de comunicación propias de este tipo de acciones.

Ya en el año 2017, la Estrategia de Seguridad Nacional1, incluía de manera explícita la amenaza de acciones híbridas como uno de los principales retos de seguridad a los que debe de hacer frente el país. El documento elaborado por el Gobierno sitúa el origen de estas nuevas amenazas en el complejo contexto sociopolítico y económico y reconoce también que este tipo de amenaza puede venir tanto por parte de “agentes estatales” como “no estatales”, y que combinan el empleo de “medios militares con ataques cibernéticos, elementos de presión económica o campañas de influencia en las redes sociales.

Ante esta situación, y teniendo en cuenta los distintos informes sobre el uso de Internet y los hábitos de consumo digital en España2, el CCN ha publicado este informe en el que recoge el riesgo existente en nuestro país, las consecuencias que puede generar un ataque de desinformación, la metodología empleada por los atacantes, los diez elementos clave utilizados y, como colofón, un decálogo de recomendaciones para hacer frente a este tipo de campañas.

Responsabilidad frente a la desinformación

No obstante, y tal como se señala en el documento, evitar ser víctimas de una campaña de desinformación no es responsabilidad de un único agente. Las instituciones públicas tienen la obligación de desarrollar las capacidades necesarias para prevenir, detectar y neutralizar las ofensivas de desinformación que se generan contra un Estado.

Las empresas privadas deben evitar que sus plataformas digitales se conviertan en herramientas empleadas en campañas maliciosas contra los ciudadanos y los sistemas de gobierno legítimos. Por su parte, el mundo académico tiene que seguir investigando y generando evidencias científicas sobre las metodologías y consecuencias que las campañas tienen en la opinión pública y en la gobernanza.

Sin embargo, la primera y última víctima de las guerras de comunicación son los ciudadanos. Por ese motivo, es necesario que los usuarios de medios digitales estén prevenidos para detectar una campaña de desinformación y tengan las capacidades para evitar ser manipulados.


1 GOBIERNO DE ESPAÑA. Departamento de Seguridad Nacional. http://www.dsn.gob.es/sites/dsn/files/Estrategia_de_Seguridad_Nacional_ESN%20Final.pdf

2 OBSERVATORIO NACIONAL DE LAS TELECOMUNICACIONES Y DE LA SI. 2018. Perfil sociodemográfico de los internautas. Análisis de datos INE 2017. https://www.ontsi.red.es/ontsi/sites/ontsi/files/Perfil%20sociodemogr%C3%A1fico%20de%20los%20internautas%202017.pdf

3 Existen diversos organismos, medios de comunicación y portales web destinados a confirmar o desmentir datos. Es el caso de la web española Maldito bulo, miembro del grupo de expertos de Alto Nivel de la Comisión Europea, BSDetector, Snopes o FactCheck.

4 Existen diversas herramientas que lo permiten, como RevEye, que funcionan como una extensión para los navegadores Chrome y Firefox y busca en varios bancos de imágenes de la web. Google Imágenes también tiene una función similar, así como TinEye. También es posible contar con herramientas que verifican los vídeos como Google Earth (para comparar la geografía o los sitios de interés donde fue grabado) o YouTube Data Wiewer para saber la hora en la que el video fue subido y que extrae pantallazos para saber si hay otras versiones del video disponibles en internet, y si fueron publicadas antes o después.

5 Las propias redes sociales, en su mayoría, cuentan con información y buenas prácticas para evitar las noticias falsas y caer en cadenas de difusión. Es el caso de Facebook, Google o Twitter

6 Crowdtangle es una herramienta que Facebook adquirió en 2016 y monitoriza cómo se está ‘moviendo’ un contenido en redes sociales o Foller.me que determina si un perfil es engañoso o no. Son indicios el que el perfil “converse” con pocas cuentas, si tiene picos muy altos de actividad o su fecha de creación.


CCN-CERT (19/02/2019)

Informe de Buenas Prácticas BP/13 Desinformación en el ciberespacio

 


 

FUENTE Y AGRADECIMIENTOS A: CENTRO CRIPTOLÓGICO NACIONAL

VER + EN;  https://www.ccn-cert.cni.es/comunicacion-eventos/comunicados-ccn-cert/7680-como-actuar-frente-a-las-campanas-de-desinformacion-en-el-ciberespacio-uno-de-los-mayores-retos-de-seguridad-del-pais.html