Uno de los primeros escollos con los que se suelen encontrar los emprendedores cuando tienen una idea de negocio es la estimación de costes, especialmente en el caso de aquellos con un presupuesto ajustado. Administrar y calcular los gastos de un proyecto empresarial de manera precisa es una tarea compleja que no hay que subestimar. Lo cierto es que el coste cero no existe, por lo que comenzar sin una planificación adecuada puede abocarte al fracaso. Si quieres saber qué debes tener en cuenta antes de montar tu negocio, toma nota de lo que te contamos.
Los principales gastos a los que se enfrenta un emprendedor

Se estima que, de media, montar una startup cuesta entre 4.000 y 5.000 euros como primera inversión, y eso sin tener en cuenta el capital inicial. No se trata de una cantidad desmesurada, pero tampoco nada desdeñable. Y es que existen una serie de gastos en los que es imposible recortar, aunque hay otros con los que sí podemos jugar para gastar lo menos posible.

Registrar el nombre de tu empresa en el registro mercantil, o lo que se llama reserva de la denominación social, es un trámite que se puede hacer de forma telemática por tan solo 16 euros. Sin embargo, a esto hay que añadir gastos de notaría y de la constitución de la empresa en el registro mercantil, lo que puede costar entre 100 y 300 euros. De hecho, si delegamos la tramitación en una gestoría, seguramente el precio suba aún más.

El capital inicial mínimo es de 3.000 euros en el caso de una sociedad limitada, y cada vez resulta más difícil cubrirlo con aportaciones no monetarias, por lo que con casi total probabilidad necesitarás tener 3.000 euros para empezar. Una buena forma de cubrir ese fondo es solicitar un crédito, y a través de un comparador de préstamos personales puedes analizar qué entidad te ofrece las mejores condiciones para el pago del mismo. De este capital inicial debes descontar los costes del certificado electrónico emitido a nombre del representante o de la compañía (unos 29 euros) y del acta de titularidad real (cerca de 50 euros) para prevenir el blanqueo de capitales.

Por otra parte, toda startup necesita, al menos, contar con un administrador que cotice en la Seguridad Social. No es posible acogerse a la tarifa plana de autónomos porque se trata de un autónomo societario, por lo que habría que pagar al mes 357 euros. Al cabo de un año eso supone 4.284 euros.
Entonces, ¿es posible abaratar costes?

La mayoría de los emprendedores que cuentan con un presupuesto pequeño optan por reducir todo lo posible los gastos iniciales. Una vez que determines qué gastos son imprescindibles, podrás centrarte en adaptar el presupuesto de otros aspectos cuyo coste no es fijo. Muchos emprendedores optan por reducir el gasto en marketing o en diseño, dando prioridad a la creación de un producto de calidad.

Pero esto tampoco significa que tengas que renunciar a lo primero: puedes buscar un equilibrio, e ir aumentando el presupuesto en los aspectos que, en principio, no sean prioritarios cuando vayas recuperando poco a poco tu inversión. Se trata de ir poco a poco y estudiar de qué puedes prescindir de primeras, así como tratar de aprovechar todos los recursos gratuitos posibles (por ejemplo, utilizar las redes sociales para dar visibilidad a tu marca).

 


 

FUENTE:      a través de @rrhhdigital

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