Tengo el placer de contar en el blog con Juan José Rodríguez que nos viene a hablar sobre un tema que desgraciadamente sigue de actualidad desde hace algunos años, el ERE, en este artículo encontrarás recomendaciones y consejos para hacer frente a la situación de ERE.

El año pasado se cerró con pérdidas. Este año seguimos sin ir bien y las ventas continúan bajando. La cosa no pinta bien… Y de repente alguien lo suelta en el café: “Pues creo que mañana se reúne el Comité de Empresa con la Dirección. Van a plantear un ERE. Quieren echar a 25”

Esta quizás sea una de las formas más habituales de cómo se enteran los trabajadores del inicio de un ERE. Y a partir de ese momento, los rumores, los corrillos, las quinielas, van a ser el pan nuestro de cada día en la empresa hasta la finalización del mismo. Es cierto que una buena comunicación interna puede reducirlo, pero son inevitables.

Los departamentos de RR.HH. sabrán cómo gestionar todo el proceso, pero, y yo, trabajador, ¿qué es lo que hago? Aquí vamos a dar unas pistas para intentar sobrevivir a este duro trago que supone la incertidumbre (y a veces la certeza) de que puedo ser uno de los afectados.

En el primer párrafo dibujaba una situación que por desgracia, ha sido bastante común en muchas empresas durante los últimos años. Pues de aquí debemos sacar la primera conclusión: los EREs no suelen ser sorpresivos, sino una consecuencia lógica de un periodo de dificultad previo de la empresa. Luego si se veía venir, antes, mucho antes de su anuncio es cuando debemos actuar. Nadie somos imprescindibles, pero siempre hay algunos más prescindibles que otros. Bueno,siéntate tranquilamente y haz una lista de lo que aportas tú a la empresa. Si tu coste salarial es mayor que el valor añadido que produces en la empresa, oh, oh, Houston, tenemos un problema.Las épocas de crisis son una gran oportunidad para aportar nuevas ideas, para cambiar rutinas, para no dar nada por supuesto. Coge el toro por los cuernos y lucha por cambiar la tendencia. Cada euro adicional que consigas aportar, subirá tu cotización en la compañía.

Vale, estoy trabajando bien, intento aportar valor a la empresa, afronto nuevos retos, asumo responsabilidades… pero, ¿ya sabe mi jefe, el director general, el dueño… que lo estoy haciendo?Hay que venderse un poco. Ojo, yo personalmente odio a los pelotas, a los trepas, a los que sierran la pata de la silla del compañero, y para mi no hay nada mejor que esos trabajadores silenciosos que, sin aspavientos ni voces, cumplen eficazmente con su tarea. Pero no seamos tan “silenciosos” que nadie sepa lo que hacemos. Un poco de marketing no viene mal. Un poco. Cuando pintan bastos, algunos tienden a auto-elogiarse hasta el infinito y paralelamente despellejar a compañeros, jefes o subordinados. No caigas en eso. Mal haría la empresa si da la razón a este tipo de gente.

Huye del negativismo. Cuando las cosas van mal (y no digamos si se anuncia un ERE) empiezan a abundar los cenizos. Al principio suelen ser pocos, pero si no lo evitas puedes caer en sus redes y las conversaciones son siempre las mismas: “Si yo ya lo veía venir…” “No vamos a quedar ninguno…” “Esto no hay quien lo levante…” “Creo que se cargan a todos los de administración…” Son conversaciones tóxicas que no aportan nada, salvo derrotismo y mala leche. Nada de lo que aquí pongo te garantizará continuar en la empresa, pero una cosa es cierta, si huyes de estos “hombres de negro”, tu salud mental te lo agradecerá.

Muy unido a lo anterior. No bajes los brazos, no te hundas. A veces es difícil abstraerse de un entrono negativo, pero hay que hacerlo. Lo mejor, no pienses en lo que puede pasar. Céntrate en tu trabajo y continúa haciéndolo como si no supieras nada de ese ERE del que todo el mundo habla.

Si por tus circunstancias personales (eres el último que ha entrado y todavía estás en formación, estás en un departamento que se elimina…) tienes claro que tú eres uno de los que va a salir,empieza a gestionar desde el primer momento esa salida. Muévete con tus contactos, recopila un directorio con todos los contactos profesionales que tengas, perfecciona tu currículum, aprovecha cualquier circunstancia para tender lazo a posibles empleadores, solicita a tus jefes cartas de recomendación… En fin todo lo que se te ocurra para que cuando te den la carta, ya tengas gran parte del camino andado. Por mucho que te lo esperes, cuando recibes la carta de despido, el natural sentimiento de tristeza y frustración tenderá a bloquearte y seguramente no hagas casi nada de lo que tenías previsto hacer.

Y, tanto si te lo esperabas como si no, cuando te encuentras con la carta de despido en la mano, ¿qué hacer? Cada caso es un mundo y lo mejor es buscar asesoramiento legal pero aquí van unas pinceladas que pueden serte útiles:

  • No te obsesiones con los 45 días de indemnización. Los que tenemos ciertos años, tenemos el recuerdo de que para despedir a alguien había que pagarle los 45 días. Pues no, lo que corresponde son 20 días de salario por año de servicio. Si durante la negociación del ERE se ha llegado al acuerdo de aumentarlo, eso que te llevas, pero lo legal es lo legal. Y como se que la indemnización está bien calculada. Es fácil, coge todo lo que ganas en un año (fijo, variable, retribución en especie, objetivos…) y le restas los conceptos no salariales que son indemnizaciones, suplidos, prestaciones de seguridad social (ejemplos de conceptos no salariales: dietas, plus transporte, aportaciones a planes de pensiones o seguros de vida…) La cantidad resultante la divides entre 365 y tienes el salario día. Esto lo multiplicas por 20 y la cifra que te de por el número de años de antigüedad que tengas, con el límite máximo de una anualidad.
  • En el momento de entregarte la carta de despido tienen que poner a tu disposición la indemnización correspondiente. Hay una excepción, si la causa del despido alegada por la empresa es la situación económica de la misma (lo habitual en estos tiempos) puede no poner a tu disposición la indemnización. O sea que pueden despedirme y no pagarme, pues sí. Pero para que el despido no fuera improcedente la empresa debería demostrar que no podía pagarte, así que, si se te da el caso, investiga si la empresa tenía dinero, si se ha pagado a otros…
  • Tienen que concederte un preaviso de 15 días. Es decir, desde que te dan la carta, hasta que el despido es efectivo, deben pasar 15 días. A veces las empresas no quieren que una vez dada la carta se siga trabajando por lo que pueden sustituir el preaviso por el pago de esos 15 días de salario siendo entonces la efectividad del despido el del día de entrega de la carta. Lo que no puede hacer la empresa es obligarte a que durante los 15 días de preaviso te cojas las vacaciones pendientes. Si te sobran vacaciones y no las quieres usar, las tendrán que liquidar en el finiquito.
  • A diferencia de antes, los EREs no son aprobados por la autoridad laboral, pero ello no significa que el empresario no deba cumplir unas formalidades obligatorias. El Comité de Empresa debe ser garante de que los trámites formales se cumplan, por lo que me parece esencial que busques a algún miembro del Comité de tu confianza y le preguntes sobre si se han cumplido los trámites durante todo el proceso del despido colectivo (constitución de la comisión negociadora, comunicación de apertura del periodo de consultas, comunicación a la autoridad laboral, memoria, causas…) Si no se ha hecho, quizás tengas una buena causa para reclamar contra el despido.
  • La causa del despido, debe venir claramente especificada en la carta: motivos económicos, técnicos, organizativos o de producción. Hay multitud de posibilidades para justificar un despido, pero debe venir claramente especificado para que puedas comprobar la veracidad de lo allí dicho. Si la causa no es cierto o solo se dicen generalidades o vaguedades, de nuevo puedes tener una buena causa para reclamar.
  • Una duda que suele asaltar a la gente es que hacer cuando recibe la carta, firmo, me niego a firmar. Hay que tener el cuenta que firmar un recibí nunca supone conformidad con el contenido de lo que te entregan, pero para mayor tranquilidad yo aconsejaría firmar poniendo la siguiente expresión “recibido no conforme” y siempre poner la fecha del día que entregan la carta
  • En resumen, y después de todo, ¿qué hago? Vuelvo al consejo inicial, busca un asesoramiento legal de confianza. El te dirá si merece la pena reclamar o no. Pero si cuando vas le puedes llevar la información anterior (si se han cumplido los trámites legales, si la causa alegada parece cierta o no…) pues mucho mejor

¿Y si finalizado el ERE soy uno de los supervivientes? Pues enhorabuena. Ten en cuentas que tras un proceso de despidos, el clima laboral en cualquier empresa empeora. Hay que sacar el mismo trabajo con menos gente. Por muy pensado que esté, generalmente suelen quedar tareas no asignadas, responsabilidades indeterminadas y otras ineficacias que se irán puliendo con el tiempo. Toda esta confusión junto con un sentimiento negativo hacia la empresa que ineludiblemente surge (además de esos que todo el mundo sabía que se tenían que ir, “bastante han durado”, se habrán ido amigos, compañeros de toda la vida, gente trabajadora) hacen que la moral se pueda caer por los suelos. Si encima ha habido una modificación sustancial de condiciones de trabajo y a los supervivientes nos han tocado la cartera, para que contarte. ¿Enhorabuena, entonces? ¡Sí, enhorabuena! Busca dentro de ti por qué has querido quedarte, que te gusta de tu trabajo, que puedes aportar y no esperes que vengan los de recursos humanos a motivarte. Tú tienes que venir motivado de casa. ¿Qué como lo hago? Supongo que cada uno tendrá su truco. Venga, se admiten ideas.

 AUTOR: Juan José Rodríguez es Licenciado en Derecho empresarial (ICADE) y Máster en Asesoría Jurídica de Empresa (I.E.).

FUENTE: http://www.orientacionparaelempleo.com/