Formarse para ofrecer educación en línea, elegir la plataforma virtual más adecuada y acudir a especialistas en la materia para resolver las dudas son algunas propuestas de expertos en esta modalidad formativa

A más de un mes y medio desde que los centros educativos cerraron para frenar la propagación del COVID-19, los estudiantes se han visto en la necesidad de continuar su formación a través de medios digitales y con ayuda de docentes que han de realizar la enseñanza-aprendizaje en esta modalidad.

Sin embargo, no todos están preparados para ello. El 50 % de los centros educativos de España dispone de las capacidades y los recursos profesionales para aprender a integrar los dispositivos digitales a la enseñanza-aprendizaje, sostiene el estudio COVID-19 y educación: problemas, respuestas y escenarios. Documento técnico de análisis de la situación educativa derivada de la emergencia sanitaria, elaborado por la Fundación COTEC.

Además, el 75 % de los directores de la enseñanza privada asegura que su profesorado sabe manejar las herramientas para llevar a cabo la educación online, frente al 45 % de la pública, según datos del último informe PISA de 2018, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos? (OCDE).

Pasar de la educación presencial a la virtual de forma inmediata ha dado lugar a la denominada «enseñanza-aprendizaje remota de emergencia», que dista de lo que en realidad es una educación online propiamente dicha. Y es que esta última se caracteriza por aportar experiencias de aprendizaje online planificadas y diseñadas con antelación en una plataforma educativa adecuada, lo que no está sucediendo en muchos casos, asegura el informe The Difference Between Emergency Remote Teaching and Online Learning, elaborado por investigadores estadounidenses.

Expertos en educación online, así como fuentes especializadas consultadas por Educaweb, comparten algunos consejos para que el profesorado que está realizando «enseñanza remota de emergencia», pueda sacarle partido a esta y acercarse cada vez más a la educación online.

1. Formarse en educación online en la medida de lo posible

Para llevar a cabo la enseñanza-aprendizaje en remoto es esencial que el profesorado se forme y reciba apoyo por parte de expertos. «Debe adquirir las competencias y habilidades digitales y familiarizarse, al igual que el alumnado, con las plataformas de formación», señala Manuel Martínez, presidente de IMF Business School, quien también recomienda al profesorado estar al día y conocer los temas de actualidad relacionados con la materia que imparte.

Los docentes también pueden acceder a formación online gratuita o conferencias que están impartiendo especialistas y organizaciones como la UNESCO, y así recibir ayuda para identificar las tecnologías y prácticas que pueden llevar a cabo para sus clases en remoto. «Es importante que reciban formación y consejo de expertos que tengan muchos años impartiendo educación online», aconseja Albert Sangrà, profesor de los estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y conferenciante del ciclo de seminarios en línea Docencia no presencial de emergencia, que ofrece dicha universidad.

2. Contar con una plataforma educativa que funcione como aula virtual

La educación en línea requiere de una plataforma que sirva como aula virtual y que permita al alumnado saber «a dónde dirigirse para encontrar el programa de estudios, los materiales, las actividades, el calendario de entregas, etc. que tenga que realizar», señala Lucía Núñez, pedagoga de Educaweb.

Si el centro educativo no cuenta con una plataforma propia, se pueden elegir diversas opciones, como un blog, aula Moodle o wiki para recoger toda la información de la asignatura destinada a los estudiantes. También resulta útil contar con «un espacio dedicado a la resolución de dudas, ya sea mediante foros, videollamadas colectivas, o incluso redes sociales«, indica por su parte, Pere Marqués, director de la red DIM-EDU – Didáctica, Innovación, Multimedia.

«Para evitar problemas técnicos, cabe apostar por plataformas simples y de fácil acceso desde diferentes dispositivos y, sobre todo, que los alumnos y alumnas dispongan de un contacto directo con el profesor de referencia o el equipo de soporte técnico para solucionar los posibles obstáculos», recomienda también Núñez.

3. Dedicar tiempo a rediseñar el curso y crear una guía de ayuda al alumnado

Los expertos consultados consideran clave que el profesorado dedique tiempo a rediseñar la forma de impartir los contenidos del curso, y determine qué tipo de actividades ofrecerá a los alumnos y las alumnas en la plataforma tecnológica que utilizará, etc. Para ello es recomendable crear una guía que permita al alumnado consultarla para poder organizarse a sí mismo (o con apoyo de las familias, si se trata de estudiantes de Primaria) y realizar estas actividades.

Hay que garantizar que la guía del proceso de enseñanza-aprendizaje sea simple y clara. «La realización de videos explicando los objetivos del curso e indicando las pautas a seguir puede ser una buena forma de orientar a los estudiantes», propone Núñez.

Es fundamental tener en cuenta los recursos tecnológicos y capacidades TIC del alumnado para garantizar el carácter inclusivo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje en línea. Esto implica desde conocer de qué recursos disponen para trabajar online (dispositivos y conexión a internet), «hasta asegurar que los programas utilizados para impartir los contenidos contemplen diferentes formas de accesibilidad (subtítulos, dictado por voz, pantalla braille…)», añade la pedagoga.

También es importante establecer «secuencias de trabajo claras que tengan una duración específica», explican los integrantes del grupo de investigación Edul@b de la UOC en su artículo Decálogo para una docencia en línea inesperada.

4. Basar la docencia en actividades online que sean atractivas para el alumnado

Los expertos coinciden en que los docentes eviten replicar las clases presenciales por medios telemáticos. «Aunque tengan tecnologías que puedan replicarlas, no lo hagan», recomienda Sangrà, profesor de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

El catedrático aconseja al profesorado basar su docencia en actividades que los y las estudiantes tengan que desarrollar desde sus casas, y «que sean suficientemente significativas para ellos y ellas, y con las que demuestren que están adquiriendo competencias».

Por ello resulta muy importante hacer una buena selección de tareas para el alumnado «lo más atractivas posible y sin sobrecargarles de trabajos obligatorios», recomienda por su parte Márquez. Estas deben ser adecuadas a las edades y a los recursos digitales con los que cuente la mayoría del alumnado.

Asociar un conjunto de recursos a las actividades también es fundamental. Por ejemplo, existen recursos abiertos disponibles en repositorios del Ministerio de Educación y Formación Profesional y administraciones o en distintos organismos como la UNESCO.

5. Planificar las actividades docentes y establecer horarios

Para que ni el profesorado ni el alumnado se sobrecarguen de trabajo se recomienda establecer los tiempos que invertirá en cada una de las tareas docentes. Para ello es muy importante planificar con antelación cada actividad. «Por ejemplo, planificar durante el día las horas que se dedicarán a responder correos, diseñar las actividades, evaluar a los alumnos o realizar tutorías por videoconferencia», señala Núñez.

Con ella coincide Pere Márquez, quien también aconseja establecer «un programa con horarios para las conexiones síncronas (que se realizan en el mismo tiempo y espacio entre emisor y receptor), ya sea en los espacios de la plataforma educativa u otros canales comunicativos, como las videoconferencias».

6. Mantenerse en contacto con el alumnado y motivarlo a interactuar

No basta solo con planificar y ofrecer actividades en línea al alumnado. En estos momentos es muy importante que este tenga presente tanto su centro educativo como a sus tutores, lo que significa para los docentes «atender a sus estudiantes ya sea por correo electrónico o por videollamadas de forma individualizada y regular«, aconseja Miquel Àngel Prats, profesor titular de Tecnología Educativa en la Blanquerna- Universitat Ramon Llull.

Además, al no poder tener contacto presencial con el alumnado, el profesorado no puede captar el estado de ánimo y las características de su grupo para motivarlos. Para ello, los expertos aconsejan algunas estrategias, como realizar y difundir vídeos cortos de entre 5 y 15 minutos en los que «se anime a los estudiantes a participar en foros o redes sociales del grupo para intercambiar opiniones, dudas o reflexiones», recomienda Núñez.

También pueden ofrecerse herramientas que faciliten el trabajo colaborativo entre el alumnado y hacerle sentir que forma parte de una comunidad. «Se pueden crear espacios de intercambio de mensajes entre los propios alumnos e incluso entre las familias», aconsejan integrantes del grupo de investigación Edul@b de la UOC.

7. Realizar retroalimentación y evaluación continua

Para que la formación online sea efectiva, se debe proporcionar especial énfasis en los procesos de retroalimentación durante el desarrollo del curso. «Si el alumnado no conoce los aspectos positivos y los que debe mejorar de las entregas realizadas, se puede sentir abandonado», indica al respecto Núñez.

La evaluación al alumnado tiene que ser permanente y continuada «porque eso nos permite no tener que estar pendientes de solo un momento del curso. Es importante obtener información de los estudiantes de manera continua», explica Sangrà.

Todas las actividades que realicen los y las estudiantes deben ser corregidas. «Algunas pueden ser autocorregibles, en otros casos pueden corregirlas los propios estudiantes cuando reciban la solución del profesorado o se pueden enviar al docente para que este lo haga. Y hay que evitar que el profesorado se vea también agobiado y sobrecargado de trabajo», opina Márquez.

8. Establecer y acudir a las redes de docentes

En estos momentos en los que el profesorado puede tener dificultades para transformar la educación presencial en virtual, resulta más importante que nunca establecer y utilizar las redes de docentes, mediante las cuales estos se den apoyo mutuo para afrontar los retos que supone la enseñanza-aprendizaje en remoto.

Al respecto, Márquez señala que una de las principales dificultades del profesorado a la hora de pasar de la enseñanza-aprendizaje presencial a la virtual es su falta de experiencia en gestionarla, es decir, «encargar tareas, corregir, atender consultas, tutorías, etc.». Por ello, sugiere que el equipo directivo y/o la coordinación de innovación pasen orientaciones a todo el profesorado y les den apoyo cuando lo demanden.

9. No olvidar atender a nivel emocional a los estudiantes

Más allá de los contenidos y actividades educativas que se puedan realizar en remoto, las fuentes consultadas aconsejan al profesorado atender a los estudiantes a nivel emocional, sobre todo en estos momentos en los que muchos de ellos han perdido a algún familiar o bien tienen problemas familiares porque sus padres hayan perdido su trabajo.

«Todo el tema emocional es muy importante en estos momentos, atender la parte más individual del alumnado a través de medios telemáticos. No presionar más de la cuenta al alumnado ni a uno mismo. Estamos ante una situación excepcional y se necesitan soluciones diferentes y excepcionales», aconseja Prats.

Si deseas consultar más información sobre cómo llevar a cabo la educación online durante la pandemia, en Educaweb encontrarás algunos contenidos de actualidad que pueden resultarte útiles, como propuestas de la UNESCO para educar en línea, o consejos para estudiar online en tiempos de coronavirus, entre otros.

Fuentes de información


FUENTE:   EDUCAWEB

VER + EN:    https://www.educaweb.com/noticia/2020/04/27/consejos-educar-online-tiempos-coronavirus-19161/

Imagen de mohamed Hassan en Pixabay


 


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