Las diez grandes compañías alimenticias, que monopolizan todo lo que comemos, no hacen lo suficiente para tratar de manera justa a las mujeres, detener el acaparamiento de tierras o acabar con el cambio climático, culpable de las crisis alimenticias.
Como consumidor, cada mañana me enfrento a la difícil tesitura de elegir entre la amplísima gama de productos elaborados por «las 10 grandes» que abarcan casi todo el mercado, o evitarlos y erigirme en un boicot silencioso contra sus actividades.
Afortunadamente, la solución para exigir un compromiso real de las empresas con el cuidado del planeta no pasa por dejar de comprar tus productos favoritos. Sí, por actuar responsablemente, demostrar una consistente preocupación por el medio ambiente y exigir que se tomen medidas antes de que sea demasiado tarde.
La labor de consumidor pasa también por conocer las políticas que las marcas a las que destina su confianza promueve, informarse sobre qué hacen y cómo podrían mejorar y de esta forma, clamar por un cambio de tendencia. También es clave una menor tolerancia hacia la pasiva actitud de compañías como Kelloggs’s o Generall Mills. Las fabricantes de Pringles o Häagen Dazs, por ejemplo, hacen negocio con empresas, que lejos de contribuir a frenar el cambio climático, lo agravan con la quema de bosques y el uso en exceso de fertilizantes que dañan el medio ambiente.
Pero no todo es buena información. Hay que pasar a la acción. Durante el 7 y 8 de julio, Oxfamaprovechó que ambos fabricantes se reunían con analistas e inversores para hacer ruido. A través de una acción mundial en Twitter y Facebook, con el hashtag #TrasLaMarca, y varios actos frente a la bolsa de Nueva York y en las sedes de estas empresas en diferentes países exigieron que se involucraran en la lucha contra el cambio climático.
El consumidor puede presionar a las marcas, a su manera ,través de las redes sociales, ponerse en contacto personalmente con sus directores generales para proponerles cambios o firmar para pedir que el cambio climático no siga causando hambre. Si Tras la Marca ha avanzado en su lucha por cambiar la manera actuar de las 10 grandes compañías es gracias al impulso de las personas.
Los hechos valen más que las palabras
A pesar de que en sus informes las grandes compañías de alimentación y bebidas hablan de cambio climático, no tienen objetivos concretos para reducir las emisiones en sus cadenas de suministro, y ni siquiera miden ni informan transparentemente sobre estas. Hasta que no sepan lo mucho que están contaminando, no podrán establecer objetivos y elaborar planes enfocados a reducir dichas emisiones.
Las «10 grandes tienen en su mano el poder de dar ejemplo, usar su influencia para exigir a sus proveedores que se unan al cambio y crear grupos de presión que pidan a los gobiernos y al resto de empresas verdaderos compromisos con la sociedad y el medioambiente.
Es hora de que las emresas actúen para que los productos que amamos no alimenten el cambio climático y lideren la lucha para detener lo que ya está causando hambre en todo el mundo.
FUENTE: eldiario.es