sombrerero locoEste verano he leído un libro sumamente interesante sobre la vida de una persona única que supo vencer las dificultades a través de la acción en un territorio inhóspito, pero lleno de posibilidades. A través de su lectura he podido comprobar, con asombro y deleite, como un grupo de personas pueden cambiar el destino de un grupo mayor si creen en aquello que hacen y además siguen haciéndolo después de más de cuatro décadas. Sería bueno que este espíritu colaborativo, reivindicativo y combativo existiese en nuestras empresas.

Desgraciadamente en la realidad empresarial en la que vivimos parece que sucede lo contrario. Esta semana nuestra colaboradora Sonia Rodríguez nos habla de la existencia de ciertas empresas que denomina MAJARETAS S.A definiéndolas como organizaciones faltas de ética, despiadadas y narcisistas.

Asimismo nos habla del peligro que corren las personas que se incorporan a estas compañías ya que en sus palabras “Los nuevos trabajadores que se incorporan a MAJARETAS S.A. entran enamorados del proyecto, de la compañía, de las posibilidades que tiene su futuro profesional, en general sienten un gran amor por todas las bondades que se les ha vendido durante el proceso de selección, pero transcurrido un tiempo la demencia acaba llamando a su puerta y cuando ésta entra expulsa el amor que había.”

El empleo es un bien escaso y el talento también. Las empresas no pueden permitirse el lujo de no valorar en su justa medida el potencial de las personas que forman parte de su organización. El mejor logro está en invertir de una forma coherente en el capital humano y eso significa devolverle la voz, invitándole a la participación activa y colaborativa y a dotarle de herramientas para que pueda ver que su trabajo repercute y mucho en el proyecto final de la empresa. Solo así fidelizaremos al cliente interno, ganaremos en competitividad, productividad y felicidad en el seno de la organización. Cuando las empresas sean capaces de ver personas en vez de recursos sabrán que no habrá crisis capaz de destruirlas sino hacerlas más fuertes y competitivas, si cabe.

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Saludos cordiales.

FUENTE: raulpiriz.wordpress.com