«La Formación Profesional ha estado minusvalorada durante demasiados años y cada vez tiene más importancia». Con este mensaje comenzaba la jornada sobre Formación Profesional e Industria 4.0 organizada por el sindicato Comisiones Obreras para los más de 100 estudiantes del centro educativo la Escola del Treball de Barcelona.

La Formación Profesional Dual, «una de las modalidades de alternancia que combina el aprendizaje en el centro educativo o formativo con el del centro de trabajo», según figura en uno de los folletos que se entregan al inicio, se percibe como una gran oportunidad para ofrecer formación de calidad y solucionar algunos problemas graves como el abandono escolar y el desempleo juvenil, cercanos al 20% y 50%, respectivamente. Así lo confirmaba Mònica Figueres, responsable de formación de la sección sindical de CCOO en la empresa Nissan: «A la empresa llega gente joven que aporta ideas y ganas. El alumnado está motivado porque estás mejorando y aportando. Y se genera empleo cualificado».

Ahora bien, todavía quedan aspectos por mejorar. Según Figueres, los sindicatos velan para que la empresa «no se fabrique un trabajador a medida, sino que éste consiga una visión global de su trabajo». También existe la tentación «de que los estudiantes desempeñen tareas que no les corresponden, como ir de noche o hacer horas extras». Los representantes de los trabajadores, continúa, también intentan facilitar la integración y la interacción entre los recién llegados y los veteranos: «Que se sientan uno más en el grupo, que los empleados no los vean como una amenaza a su puesto de trabajo».

El modelo vasco de FP Dual, un referente

Desde la perspectiva del profesorado, se asegura que faltan más horas de clase y más recursos para poder conseguir una FP Dual de calidad. «El trabajo de evaluar los resultados de aprendizaje conlleva muchas horas. La administración se ha de implicar más. Necesitamos recursos para contratar, formarse y formar los tutores de las empresas», advierte Amèlia Verdoy, jefa del departamento de Formación y Orientación Laboral de la Escola del Treball.

Las condiciones laborales también preocupan a los representantes sindicales, ya que la FP Dual en España «se aleja mucho» de las recomendaciones de la Comisión Europea y permite aprender en un centro educativo a través de una beca o contrato. «La FP Dual no se puede hacer a costa de nadie. Han de tener contrato y no beca», afirma Joan Carles Gallego, secretario general de CCOO en Catalunya. En el caso de la beca el estudiante no posee relación laboral con la empresa, pero al menos ha de estar inscrito en la Seguridad Social por parte de la empresa.

Por estos y otros motivos, en diferentes momentos sale a relucir el modelo vasco de FP Dual, ya que permite una «implantación dialogada y progresiva sin pérdida de horas curriculares en los centros (en la empresa se cursa una especialización) y garantiza las competencias curriculares de cada título», explica el folleto.

Fomentar vocaciones STEM

Orientar la Formación Profesional hacia las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, en inglés) también constituye una vía por explotar. Así lo cree al menos Sergio Gómez González, profesor en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y jefe de estudios en la Escola del Treball. El docente e investigador explica cómo el concepto de Industria 4.0 se utiliza desde hace pocos años en Alemania y hace referencia a todo lo que conlleva el uso del Big Data, la robotización, simulación, el internet de las cosas, la ciberseguridad, la nube, o la realidad aumentada, entre otros avances tecnológicos. Un ejemplo. Unos alumnos de la UPC han diseñado y creado un bolígrafo que se adapta a la mano de las personas que sufren Parkinson. «Claudio, de las Terres de l’Ebre, lo ha probado y está muy contento, nos dicen», expone con orgullo el docente.

Respecto a si las nuevas tecnologías suponen una oportunidad o amenaza, Gómez tiene muy claro que las máquinas permitirán sustituir a las personas que realicen tareas muy repetitivas, pero que harán falta profesionales de una gran cualificación para las nuevas profesiones ligadas a la industria 4.0 y las competencias STEM necesarias para desarrollarla: entre las tecnológicas, señala la capacidad de programar robots y autómatas, diseñar e imprimir en 3D, programar CNC, CAD y CAM o mantenimiento industrial; entre las técnicas, incide en la importancia de los idiomas, el diseño, las matemáticas y la física; y entre las personales, la autonomía, el autoaprendizaje, el trabajo en red y en equipo, la proactividad e iniciativa y el compromiso.

Por tanto, propone «incrementar el gasto en educación hasta alcanzar el 6% del Producto Interior Bruto, la revisión de la oferta de la FP, incorporar la última tecnología en las aulas, promover la formación y el reciclaje del profesorado y fomentar las vocaciones STEM», entre otras medidas. Y sugiere a los presentes estudiar ciclos superiores de automatización o robótica industrial, diseño en fabricación mecánica, producción por mecanización, mecatrónica industrial y desarrollo de aplicaciones multiplataforma. La defensa de la FP es contundente: «Los mejores ingenieros son los que provienen de la Formación Profesional».

Sin renunciar a los derechos

«¿Cuántos de los que habéis trabajado o estáis trabajando no habéis firmado ningún papel?». «¿Habéis preguntado vuestro sueldo, días de fiesta y jornada antes de firmar?». A la primera pregunta del secretario general de CCOO en Catalunya responden pocos; a la segunda, menos todavía. Joan Carles Gallego se muestra comprensivo. Claro, quién quiere dar problemas cuando lo que está en riesgo es el trabajo.

Y, sin embargo, a lo largo de la jornada se suceden intervenciones que inciden en el impacto negativo de la reforma laboral en los derechos laborales y sociales, en los cambios políticos que están poniendo en riesgo el sistema de pensiones, en la importancia de la negociación colectiva para defender los derechos que se han adquirido con tanto esfuerzo. «Antes, los convenios colectivos mejoraban las condiciones de la empresa; desde 2012, las empresas pueden establecer peores condiciones que las de los convenios sectoriales», explica Javier Pacheco, secretario general de la Federación de Industria de CCOO de Catalunya. La externalización de servicios o subcontratación, la existencia de pequeñas empresas y numerosos autónomos no ha hecho más que agravar el problema, ya que esta «atomización» impide que los trabajadores puedan organizarse para defender sus derechos. Es por ello que desde Comisiones Obreras se ha animado a los estudiantes a no resignarse y defender aquello a lo que tienen derecho.

 


FUENTE: EDUCAWEB – 

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