Una prestación europea de desempleo, equivalente al 40% del salario del trabajador y con una duración máxima de seis meses desde la pérdida del empleo. Todo ello financiado por un fondo común de unos 100.000 millones de euros, nutrido con parte de las cotizaciones sociales pagadas ahora a nivel nacional. La idea parecía hasta hace poco irrealizable en una Unión Europea agobiada por la crisis y atareada en crear, a regañadientes, los fondos de rescate necesarios para estabilizar el sistema financiero y devolver la calma a los mercados de deuda soberana.
Pero superada esa etapa de crisis aguda, en Bruselas se abre paso la necesidad de dotar a la Unión Monetaria con mecanismos de estabilización fiscal. Y a la vanguardia de esa tendencia figura el llamado seguro europeo de desempleo.
El proyecto se acelera poco a poco. Y sus impulsores, entre los que figura el actual comisario europeo de Empleo, el socialista Laszlo Andor, esperan que alcance esa velocidad de crucero que en Bruselas hace imparable casi cualquier iniciativa.
Esta semana (a medianoche del viernes) termina el plazo concedido por la Comisión Europea para adjudicar un estudio sobre “la viabilidad y el valor añadido de la puesta en marcha de un régimen de prestaciones por desempleo”.
El informe se elaborará en 18 meses como máximo y aportará munición académica ala Comisión Europea.Pero el debate político no va a esperar tanto. La idea de un seguro europeo de paro se analizó en el Consejo de Ministros de Empleo dela UEel pasado mes de junio. Segúnla Comisión, la propuesta tuvo una acogida favorable.
Este mes le ha tocado el turno a los ministros de Economía y Finanzas dela UE (Ecofin), que abordaron el tema durante la reunión celebrada el día 13 en Milán. Como era de esperar, las reticencias son mayores en ese foro que en el de los ministros de Empleo. Aun así, la nueva Comisión, presidida por Jean-Claude Juncker a partir del 1 de noviembre, tiene intención de crear “una capacidad fiscal para objetivos concretos”, al menos para la zona euro. La cobertura de paro se antoja como el objetivo prioritario.
“Vivimos en una Unión [de 28 países] que tiene un vigésimo noveno Estado, formado por las personas sin empleo”, advierte Juncker en la misiva que ha dirigido a cada uno de sus comisarios detallando las tareas que desea asignarles. Se trata de toda una declaración de intenciones por parte del luxemburgués, que parece dispuesto a no olvidarse de los 25 millones de personas que forman parte involuntariamente de ese Estado privado en gran parte de los beneficios de una Europa integrada.
Juncker ha asignado la cartera de Empleo a una persona de su máxima confianza, la conservadora belga Marianne Thyssen. Y aunque no está garantizado el éxito de la cobertura europea de desempleo, el comisario saliente, el húngaro Laszlo Andor, ha desbrozado en parte el camino.
La caja común, según el departamento de Andor, mitigaría el impacto asimétrico de crisis como la actual, que ha disparado el gasto de la política de protección de desempleo en algunos países. De un gasto medio equivalente al 0,9% del PIB en 2009 se pasó al 1,3% en 2013, según los datos recogidos por le instituto de estudios Bruegel. En España, la factura anual ha llegado a alcanzar los 40.000 millones de euros anuales, agravando el deterioro de las cuentas públicas.
El seguro europeo funcionaría como un vaso comunicante que canalizaría los recursos hacia unos países u otros en función de la necesidades. Las proyecciones dela Comisiónindican que todos los socios saldrían beneficiados en algún momento, incluida Alemania.
El instituto Bruegel, en un informe presentado en el Ecofin de Milán, considera que el mecanismo no puede cerrarse a corto plazo. Sus analistas recomiendan que antes se avance en la integración de los mercados laborales y en los instrumentos para compartir soberanía fiscal. Pero el socio número 29 dela UEquizá no pueda esperar tanto. Y Juncker busca una respuesta social y europea a una crisis que ha puesto a parte de la opinión pública en contra de Bruselas.
FUENTE: cincodias.com