La actitud del emprendedor, es su manera de actuar ante las cosas, lo cual es una consecuencia natural de su mentalidad, de su manera de pensar.

Al fin y al cabo según pienses y cuál sea tu filosofía, así actúas, la actitud depende de la mentalidad, pero esta sola no consigue nada, hay que materializarla con acciones o no se avanza un solo paso.

De hecho, con la actitud adecuada al final llegas donde te propones y con la actitud equivocada da igual que Bill Gates venga a explicarnos paso a paso las cosas, vamos a seguir en el mismo punto que estábamos (o posiblemente más atrás) y, probablemente, quejándonos de que nada funciona.

Ya sé que tendría que decir que en mi caso los productos que comercializo son infalibles y funcionan siempre, pero (por sorprendente que parezca) no son mágicos, no funcionan en según qué mentalidades y precisan la actitud adecuada por parte de quien los adquiere.

Por eso creo que una de las cosas más importantes que podemos hacer es forjar y fortalecer esa actitud como emprendedores.

Cuando dejé la consultoría a sueldo y me libré de la corbata también tenía que haberme librado de muchas mentalidades de “trabajador”. Lo ideal sería haberme hecho un trasplante de cerebro para comenzar con buen pie y las actitudes adecuadas, pero eso no es posible, ser emprendedor, y las situaciones por las que pasas, son las que van modelando poco a poco esa forma de pensar y actuar.

Por mi experiencia algunos de los componentes más importantes de esa actitud son:

1.- La proactividad

Es decir, actuar, actuar y actuar. Uno de los principales enemigos ante esto es el terrible “juego de la espera”, sobre este tema ya he hablado más a fondo y, si por lo que sea no ha visto este material, descárguelo y léalo.

Nada hay más importante que esto. El plan más complejo, la oficina más grande y el traje más caro no van a traer un solo cliente hasta que no demos pasos en el mundo real y actuemos…

Actuar a pesar de los inconvenientes, las situaciones injustas, las condiciones adversas y las excusas que nos ponemos para no hacerlo (esto sobre todo) es lo que caracteriza al emprendedor.

2.- Abrir los propios caminos.

Esta forma de ser deriva de la anterior. Alguna escasa vez he tenido la ocasión de tropezarme con clientes que “exigían” que los productos funcionaran ya mismo, en su caso concreto, para su contexto exacto y que se le llevara de la mano desde el principio hasta el final, diciendo cada paso con antelación.

Otros escogen las estrategias gratuitas y las emplean a ver qué pasa, o se figuran cómo podrían aplicar en su caso eso interesante que han oído…

Saben que no suelo comentar estas cosas pero como ejemplo un emprendedor argentino me escribió contándome cómo, solamente con el material gratuito del curso para conseguir clientes, había pasado de 600 a 6000 $ al mes… ¿la magia infalible de lo que propongo? Más bien la magia infalible de actuar y ponerse en marcha, abriendo el propio camino en vez de esperar que le lleven de la mano.

Todo el que es así acaba llegando, aunque sea por ensayo y error costoso, pero llega, obviamente esa actitud, unida al conocimiento de lo que mejor puede que funcione ya son las claves para avanzar a velocidades exponenciales y no caer en tropezones innecesarios.

Por favor, si está esperando que le lleven de la mano olvídelo, abandone esa actitud y si no puede, entonces quizá lo de ser emprendedor no sea lo nuestro. Ni yo ni nadie puede conocer el futuro ni andar un solo paso por nadie que no sea él mismo.

3.- Confrontar sus miedos

Ser emprendedor es incertidumbre, y la incertidumbre es a lo que más tememos. Saltar sin red o invertir sin resultado seguro nos aterra.

Pero hay que hacerlo.

Al final pueden hacerse todos los planes del mundo, haber aprendido todo lo que se puede aprender y haber hecho 100 ensayos, no vamos a obtener nada hasta no dar el primer paso en el mundo real.

Cuando vas a hacerlo vienen todos tus miedos a susurrarte que no lo hagas, a veces serán muy persuasivos y pondrán motivos “100% lógicos y justificados”.

Seguir adelante a pesar de ellos es otra de las cualidades imprescindibles.

4.- Encajar golpes

Da igual lo bueno que seas, los aliados que tengas y el conocimiento con el que vayas armado, si eres emprendedor de verdad subes al ring, y si subes al ring te van a dar golpes.

Ni el mejor de los mejores gana siempre sin que le toquen, con lo que otra parte importante de la mentalidad es consiste en saber que te van a dar, que vas a caer de rodillas y que vas a tener que aguantar y levantarte como sea.

No hay manera posible de hacer este callo excepto con la práctica, he visto a algunos muy buenos derrumbarse por golpes pequeños, es el precio de la poca costumbre. Nos guste o no ser emprendedor es resistencia y conflicto a veces, y hay que aprender a apretar los dientes.

5.- Saber que nada es gratis

Si quieres conseguir hay que invertir primero y no puedes esperar que gratis, o por unos pocos euros, vayas a obtener a cambio millones.

99 de cada 100 veces promocionarse con lo más barato, arañar con la oferta más rácana posible o no invertir nada va a dar lugar a resultados nulos, clientes de poca calidad y no recoger beneficio de las inversiones.

Es obvio que cualquier empresa que juega en serio a esto no se anda con esas cosas, Google, Microsoft o Iberdrola no se han edificado sobre la base de racanear y actuar por el camino más barato…

Son cosas sin duda sobre las que he meditado y comprobado mucho en este tiempo y merece la pena considerarlas, porque de la mentalidad y actitud consiguiente que forjemos va a depender todo.


FUENTE: EMPRENDEDORES NEWS

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