El Gobierno debe elaborar este año una estrategia de descarbonización en la que detalle los hitos para que las emisiones de CO2 sean cercanas a cero a mediados de siglo, un ejercicio que los expertos apremian a realizar cuanto antes para que los sectores económicos sepan a qué atenerse en sus decisiones.
El Acuerdo de París, ratificado por España, propone a los países que hagan su «hoja de ruta» para alcanzar la neutralidad climática en 2050, y la UE, donde sus principales economías (Alemania, Francia, Reino Unido, o Italia) ya cuentan con estrategias de descarbonización, ha pedido a los estados miembros que las presenten a lo largo de este año.
«Se trata de contar con un plan que diga cómo va a alcanzar España el objetivo de tener una economía descarbonizada en 2050, lo que implicaría una reducción de emisiones cercana al 90 % a llevar a cabo en los próximos treinta años», explica a Efe el responsable de descarbonización en el Centro Vasco de Cambio Climático (BC3), Mikel Gónzalez-Eguino.
A juicio del catedrático de Economía y presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Emilio Ontiveros, la elaboración de una estrategia de descarbonización es «una oportunidad» de «anticipar certezas y garantizar a los inversores un escenario tan clarificado como el que están presentando el resto de países» del entorno.
Los planes de descarbonización cuentan con objetivos a 2030 y 2050, «lo que permite a los inversores contemplar en condiciones de máxima certeza cuál va ser la distribución temporal de la descarbonización», indica Ontiveros a Efe.
En esa línea, Gónzalez-Eguino subraya que los estudios llevados a cabo por el BC3 indican que todas las sendas de descarbonización posibles para España «pasan por cerrar el carbón», que supone el 70 % del total de emisiones del sector eléctrico.
«El cierre ordenado del carbón en España podría tener lugar perfectamente entre 2020 y 2025, un tiempo razonable para hacer una transición justa para sus trabajadores y sustituirlo por energías renovables, reduciendo la tarifa eléctrica y sin que esto afecte la seguridad del suministro», agrega.
Iberdrola ha elaborado una senda de descarbonización para España, que presentó al Gobierno el pasado octubre en el marco del periodo de consulta pública sobre la ley de Cambio Climático y Transición Energética, en la que, para 2030, contempla la total sustitución del carbón por renovables.
El director de Cambio Climático de la compañía, Carlos Salle, indica a Efe que su estrategia plantea que el 55 % de la cobertura de la demanda eléctrica se haga generación renovable en 2030, el 20 % con nuclear y el 25 % restante con gas.
Mientras que Iberdrola plantea un mix renovable al 95 %, equilibrado entre fotovoltica y eólica, para 2050 lo que implicaría una fuerte electrificación en los sectores más emisores.
Es decir, que el 100 % del parque de vehículos sea eléctrico, el 85 % del ferrocarril y los camiones; la mayor parte de los usos de la edificación (calefacción y aire acondicionado) y el suministro de los buques atracados en los puertos.
Estos objetivos se alcanzarían con una reforma fiscal en la que el principio de «quien contamina, paga» se aplique a rajatabla y los incentivos se destinen a promover la eficiencia y la electrificación de los usos finales de la energía (transporte, residencial o industria) a través de renovables.
«El vehículo eléctrico es un eje fundamental en un proceso de descarbonización donde las energías renovables, el autoconsumo y el almacenamiento energético tendrán un papel destacado para transformar el modelo social y económico del país», indica a Efe Arturo Pérez de Lucía, presidente de Aedive, la patronal del vehículo eléctrico.
Salle considera factible que las emisiones de España sean cercanas a cero a mediados de siglo, pero insiste en que «hace falta compromiso político» y el «empoderamiento de un órgano de la administración del Estado, nuevo o existente, al máximo nivel jerárquico de la administración para dirigir y coordinar el proceso de descarbonización».
España debe detallar y poner en marcha su estrategia de descarbonización cuanto antes «para no dar percepción de país reticente entre la comunidad defensora de la lucha contra el cambio climático», apunta Ontiveros.
«Vamos tarde respecto a los países socios y dando la sensación de que nos movemos bajo la presión de las políticas europeas, pero todavía estamos a tiempo de posicionarnos para liderar una transición energética que puede ser muy positiva en la generación de empleo», concluye Gónzalez-Eguino.
FUENTE. EL ECONOMISTA