Comenzar una aventura empresarial cuando las puertas del empleo se cierran en la cincuentena no es una misión imposible

Mientras que para unos la vida continúa al ritmo que marca su jornada laboral, para otros la llegada de la crisis supuso aceptar una injusta realidad, la del desempleo. Son los «baby bommers» o los denominados trabajadores seniors, una generación arrinconada por las nuevas políticas de contratación. Sin embargo, paradojas de la economía, muchos de estos profesionales han sabido ver en la adversidad una oportunidad para emprender y afrontar nuevos retos, utilizando el bagaje adquirido a lo largo de su vida laboral. Este reportaje pone en valor, a través de algunas historias de vida, que el desempleo a los 50 no siempre supone el final de una vida profesional sino, muy al contrario, el principio de una nueva trayectoria.

Según la EPA, los mayores de 55 representan el 14,4% del total de los parados. Cifra que invita a reinventarse. «En España, una persona que ronde la cincuentena, explica Jéssica Buelga, -psicóloga, experta en Gestión de Recursos Humanos-, es fácil que haya pasado sus últimos 25 años en un mismo puesto de trabajo. Todo ese tiempo ha estado desconectado del mercado laboral. Cuando de repente pierde su empleo y se asoma a la ventana, comprueba que todo ha cambiado. La sensación de vértigo es tremenda. Por otra parte, a cierta edad -continúa la experta- tus hábitos, tu estructura familiar, todo lo que tú has construido tiene que ver con tu puesto de trabajo. Si lo pierdes… sientes que te despersonalizas, que dejas de ser lo que eras, lo que representabas. Y no es verdad. Es solo un estigma social y generacional». «Se puede comenzar a los cincuenta igual que a los 30. La edad -concluye Buelga-, no es un condicionante, sí lo es la personalidad, la educación y el bagaje profesional y cultural que hayas tenido en tu trayectoria profesional. Eso sí condiciona. Lo demás son estigmas que hay que desechar».

El emprendedor genera miles de empleos indirectos

Las pensiones peligran, no son sostenibles, eso es un hecho. Y a veces, como explica Pedro Nueno, arquitecto técnico, ingeniero industrial, doctor en administración de empresas por la Universidad de Harvard y autor del libro Emprender en la jubilación «los Gobiernos no saben sacar partido a los emprendedores que están dispuestos a arriesgar, incluso su pensión, para crear». Emprender para Nueno no es solo poner en funcionamiento una nueva startup o un negocio tradicional -aclara- implica, la mayoría de las veces, crear miles de empleos directos e indirectos. Hoy en día, cuando una persona lanza una nueva empresa trata de hacer las mínimas inversiones. Todo lo que no es fundamental lo compra o lo subcontrata (la distribución, la lógística…). Los Gobiernos deben saber sacar rédito a esto. Respecto a la edad adecuada para emprender, Nueno considera que «todo ha cambiado tanto, la esperanza, la calidad de vida, que incluso la jubilación es hoy en día una oportunidad de oro para afrontar nuevos retos».

Volver a empezar

Pastelera de profesión, con más de 30 años de experiencia en el sector, a sus 59 años, sin estudios superiores y tras perder su empleo en una fábrica alicantina de pan y productos frescos de panadería, Mariángeles López ha cumplido su sueño. «A mis 55 años me ví en la calle»recuerda con cierto pesar, pensando que durante toda mi vida profesional solo había trabajado con mis manos, que no tenía otras habilidades». Sin embargo, «un largo camino de introspección y mis ganas de salir adelante me hicieron descubrir que no es así, encontré otras capacidades que, sin darme cuenta, había desarrollado». Con poco dinero, «subcontrato lo que necesito según las necesidades de mi cliente», dirige y vive de su negocio, «Perfecto anfitrión», compañía que se ocupa de la organización integral de eventos. «Uno tiene que ser capaz de vivir y salir adelante por sí mismo, yo lo hice, solo he necesitado mirar en mi interior y formarme. Ahora soy feliz», asegura orgullosa esta nueva empresaria.

Esas habilidades que relata Mariángeles son por las que apuesta, sin ninguna duda, Carlos Molina, fundador de 50pro, una nueva empresa ubicada en Madrid surgida a raíz de esta problemática. Desde allí se entrena, asesora y apoya a emprendedores y profesionales de más de50 años para que desarrollen la confianza necesaria para volver a comenzar. «A veces hay que romper con todo. Emprender no tiene por qué ser una prolongación de tu vida anterior. Para trabajar para ti, asegura Molina es básico saber qué te gusta y para lo que vales. Necesitas pararte a pensar». El mercado laboral no es el de hace 30 años, ahora Internet ofrece multitud de variantes. «Hacen falta conocimientos, sí, no cabe duda, pero sobre todo experiencias, autoconfianza, contactos, madurez, cualidades que solo se adquieren con la edad y con la experiencia… y que hay que poner en valor sin, por supuesto, minusvalorar el talento joven»». Los Telares, cadena textil creada por Julián Rus, en Asturias, en 1975, echó el cierre en julio de 2015. Más de 600 trabajadores, entre ellos Daniel y su mujer, Nuria Fernández de la Fuente, directiva del grupo, con más de 20 años en la empresa, se quedaron en el paro. «Fue muy duro, recuerda Nuria. Se sufre mucho». Ahora, con una inversión de 15.000 euros, ha conseguido volver a estar en el mercado a través de una franquicia «Akebia», una pequeña tienda de ropa. Se ha inclinado por tener el respaldo de una gran compañía detrás. Nuria continúa en su sector, y, al ser franquiciada, quizá con menos quebraderos de cabeza. Distintas formas de emprender, todas ellas válidas, para cumplir tu sueño y continúar viviendo, tengas la edad que tengas.

De la banca a los caballos

Tenía 49 años cuando una fusión empresarial la llevó a las puertas del paro. «En aquel momento me consideré prácticamente fuera del mercado laboral, pero no fue así, este revés dio sentido a mi vida». Así se expresa Carmen Ojeda, licenciada en Administración de Empresas y MBA por el IE, que estuvo durante más de 20 años ocupando puestos directivos en empresas como General Electric o la Caja de Ahorros del Mediterráneo.

«Cuando llevas toda la vida trabajando en un mismo sector estás como adormecido por dentro. No sabes que puedes dedicarte a otras cosas», asegura. Tras perder su empleo, confiesa que lo que más le costó es descubrir a qué quería dedicarse el resto de su vida. «Llegué incluso a acompañar a a gente de mi entorno a sus trabajos, necesitaba ideas», explica. En esas estaba cuando tropezó con su destino; «Tengo una hija adoptada con problemas emocionales derivados de su paso por el orfanato. Un verano, acudió a un campamento de equitación; yo sabía del efecto que los caballos provocan en la estabilidad de estos niños, fui jinete en mi juventud. De repente conecté los dos mundos, los caballos y mi experiencia como ejecutiva. Si los caballos eran capaces de ayudar a niños con patologías, también tendrían el mismo efecto en personas que sin ninguna anomalía quieran mejorar sus dotes de liderazgo, su capacidad de comunicar. Investigué y me formé como coach asistido con caballos.».

Tengo una realización interior brutal y además vivo de ello

Desde 2013 Carmen vive de su negocio, Horse&Coach. No necesitó una gran inversión inicial: «Alquilo las instalaciones y tengo una red de colaboradores. Quedarme en el paro ha dado sentido a mi vida. Mi última etapa en banca me generó un conflicto de valores importante, mi éxito profesional dependía del endeudamiento de mis clientes. Ahora, mi éxito lo obtengo ayudando a los demás a desarrollarse. Tengo una realización interior brutal y, además, puedo vivir de ello», sentencia.

 


FUENTE: ABC vía @abc_es

VER + EN: http://www.abc.es/economia/abci-reinventarse-50-cuando-quedarse-paro-no-final-201804040148_noticia.html