Decía una vieja canción que “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana”. Y eso es lo que parece haber ocurrido con la Responsabilidad Social Empresarial (o Responsabilidad Social Corporativa).

A medida que se ha ido recrudeciendo la crisis, las empresas han ido aumentando los recortes en sus inversiones en políticas socialmente responsables, y más entre las pymes, porque, como reconocen todos los expertos, bastante tenían con tratar de mantenerse a flote. Ana Herrero, directora de Proyectos y Servicios de Forética cuantifica este desapego: “en el último Informe Forética que publicamos, en el 2011, ya se veía que una de cada tres empresas había dejado de invertir en RSE, especialmente en lo que se refiere a acciones solidarias, y este abandono era seis veces mayor entre las pymes, 3% frente al 18%”.

Apostar por la sostenibilidad
Una tendencia lógica, pero errónea, como explican desde el último Anuario de la RSE, de la Fundación Corresponsables, “las pymes no entienden que para garantizar la supervivencia precisamente deben apostar más por aplicar políticas de sostenibilidad y RSE”. Y eso es así porque se lo demanda la propia sociedad. Según el Eurobarómetro sobre cómo influyen las empresas en la sociedad, el 79% de la población española se declara interesado en saber qué hacen las empresas españolas para ser responsables con la sociedad.

La buena noticia para las pymes es que, hagan o no hagan RSE, entre los ciudadanos son mayoritariamente percibidas como responsables. Recurriendo de nuevo al citado eurobarómetro, el 79% de los encuestados sí considera que las pymes españolas se esfuerzan por ser responsables, ocho puntos porcentuales más que la media europea y 36 puntos porcentuales por encima de como son percibidas muchas de las grandes.

Y esto es así porque la pyme, al tener una estructura más sencilla, está más cerca de sus grupos de interés, tanto de los empleados como de sus proveedores y de sus clientes. Eso hace más fácil que muchos de los mandatos de la RSC (sostenibilidad, flexibilidad, conciliación, transparencia) se den en la pyme de forma prácticamente natural. Lo que demuestra que en el momento en que la pyme se ponga a hacer RSE de forma consciente y deliberada tendrá medio camino ya andado, ya que simplemente harán de forma voluntaria y formalizada lo que llevan haciendo toda la vida sin asignarle ninguna denominación.

Para qué sirve
Para Marcos González, presidente de la Fundación Corresponsables, “si las pymes supieran las ventajas y beneficios que tiene realmente aplicar la RSE a su gestión, muchas más se sumarían al carro”. Y él lo dice por experiencia, puesto que el grupo que dirige, MediaResponsable, ha obtenido numerosos reconocimientos precisamente por su labor socialmente responsable. “La primera responsabilidad de cualquier empresa, tanto si es grande como si es mediana y pequeña, es ahora más que nunca seguir siendo rentable, tratar de mantener el empleo y si es posible crearlo. Y con eso ya están ‘haciendo’ RSE. En nuestro caso, no tengo ninguna duda de que la aplicación de la RSE es la que nos ha permitido no sólo no despedir a nadie esos años, sino incluso ampliar plantilla con nuestra internacionalización en América Latina”, explica.

De forma general, aplicar políticas socialmente responsable en las pymes ayuda a:
Aumentar la implicación, el compromiso y la productividad de los empleados. Algo fundamental en tiempos de crisis. Está demostrado que las empresas que son flexibles, concilian, son transparentes, abiertos y fomentan la comunicación vertical y horizontal tienen tasas de productividad entre un 10% y un 12% más altas que el resto y consiguen retener mejor el talento. Según el Estudio Internacional Ranstad Employer Branding, de hecho, los dos primeros factores que más valoran los empleados para que haya un buen ambiente de trabajo son la pertenencia al equipo y la comunicación abierta y honesta, por encima de valores más individuales como puede ser el reconocimiento al trabajo propio.

Aumentar el valor añadido de la empresa frente a la competencia, ya que consigue un plus de imagen y de reconocimiento, lo que, además, redunda en un mejor y mayor acceso a las grandes cuentas privadas y públicas. Esto es así porque las grandes empresas y la Administración cada vez tienen más arraigada la exigencia de contar con una cartera de proveedores a su vez socialmente responsables. Esto se refleja claramente en la mayor prevalencia de  políticas de RSE entre las pymes proveedoras (B2B) que entre aquellas que se dirigen al consumidor final (B2C). Un tirón de orejas para los consumidores finales y su poca concienciación como consumidor ético y responsable.

Qué hacen las pequeñas y medianas
Las acciones de responsabilidad social corporativa que llevan a cabo las pymes españolas hace que, en líneas generales, podamos considerarlas:

Ecológicas: La preocupación por el medio ambiente es de las pocas áreas en las que en lugar de bajar, la responsabilidad de las pymes ha ido en aumento y especialmente entre las pymes españolas. Así, según recoge el Anuario Corresponsables, el 10% de las pymes españolas ha mejorado su eficiencia energética en los dos últimos años y el 54% cuenta con un trabajador medioambiental (que se encarga de gestionar todo lo referente a la calidad ambiental de la empresa).

Además, el Eurobarómetro Eficiencia en el Uso de Recursos y Mercados Verdes 2014 señala que el 98% de las pymes españolas ha adoptado al menos una medida de eficiencia energética, 5 puntos porcentuales más que la media europea. Entre las medidas que han adoptado destacan el ahorro de energía y materiales (que lo están haciendo el 91%, frente al 67 y 59% de la media europea) seguido de la disminución de los residuos (uno 85% frente al 67% europeo) y el reciclaje y el ahorro de agua donde superamos en más de 35 puntos porcentajes a las europeas, con un 78% frente al 51% comunitario en ambos casos.

Conciliadoras. Este apartado engloba todas las políticas relacionadas con el empleado: medidas de conciliación, teletrabajo, flexibilidad, promoción, formación, prevención de riesgos, buen ambiente… La responsabilidad hacia el trabajador es una de las grandes bazas de la pyme. Suelen ser empresas muy flexibles, porque conocen muy bien la realidad de cada uno de sus empleados. “El gran reto de la pyme es formalizar algunos aspectos, cambiar el planteamiento para que lo que hace de forma casual se sistematice. Y esto no exige destinar más fondos de los que destina habitualmente, sino aprovechar la mayor cercanía en determinados temas para hacerlo oficial”, reconoce María Sánchez Arjona, presidenta de la Fundación Mashumano, “se ha desarrollado mucho la preocupación por retener el talento y motivarlo para incrementar la productividad. Se le empieza a mirar como socio estratégico”, concluye. González lo resume así: “si tienes a tu equipo motivado y con buenas condiciones laborales va a ser más productivo y va a tener más orgullo de pertenencia, lo que redunda en beneficio de todos los grupos de interés.”.

Y locales. Con la crisis, la acción social de las pymes se ha ido acercando hacia el entorno local más próximo con iniciativas más vinculadas al primer mundo, como los bancos de alimentos, Cáritas o Cruz Roja, “para generar el mayor impacto en la sociedad en la que se desempeña la actividad. Con motivo de la crisis, los retos locales han aflorado y cada vez más se ven modelos de trabajo colaborativo entre empresas, ONG y administraciones para conseguir impacto”, explica Herrero. Esta colaboración se realiza sobre todo a través del voluntariado que se está extendiendo entre las pymes: “tienen pequeñas ONG con las que colaboran y tratan de involucrar a sus empleados”, señala Sánchez Arjona, aunque a diferencia de las grandes, el voluntariado se suele reservar a días no laborables.

Premios y certificados

“Comunicar lo que hacen bien a sus grupos de interés. Ése es uno de sus principales retos de la mayoría de pymes. Como decimos en Corresponsables, es tan importante hacer las cosas bien como hacerlas saber, porque si no comunicas no existes, y desaprovechas la ventaja competitiva que implica ser socialmente responsable ante tus clientes y demás grupos de interés”, recalca González. Y tiene razón. Del total de memorias registradas en el GRI (Global Reporting Initiative), principal organismo internacional verificador de las memorias de RSE, apenas el 12% corresponden a pymes.Una buena forma de publicitar la RSE es a través de certificaciones y premios. En materia energética y medioambiental puedes recurrir a las ISOS. Para prevención, las OSHAS. Para conciliación hay varios certificados o premios como el de Empresas Familiarmente Responsables, Empresa Flexible, Best Place to Work… Y si quieres optar por una certificación global, la más veterana es la SGE 21 de Forética. Hoy el 60% de las empresas certificadas son pymes. También puedes optar por la certificación que ha creado AENOR, la IQNet SR10, que lleva 20 certificados emitidos.

AUTOR: Isabel García Méndez

FUENTE: http://www.emprendedores.es/