La tecnología ha revolucionado la industria ganadera en el último siglo. El modo de vida de miles de personas en España sufrió con su llegada un gran cambio que permitió la producción masiva, dando respuesta a la creciente demanda del mercado. Pero las nuevas tecnologías deberían centrarse hoy no sólo en seguir produciendo más, si no en producir mejor.
La ganadería estuvo siempre unida a la historia de los pueblos de España ya que, por sus características geológicas, su posición geográfica y sus condiciones climáticas, es un país potencialmente ganadero de norte a sur. La modernización de este sector, que actualmente representa el 40% de la Producción Final Agraria, lo fue desligando poco a poco del entorno rural tradicional, empobreciendo, a su vez, la vida de las pequeñas poblaciones que antes eran su lugar.
Hasta la llegada de la revolución industrial, los animales se criaban con métodos tradicionales, que utilizaban mano de obra para realizar las tareas cotidianas de su cuidado y que, además, suponían que la mayoría del tiempo vivieran al aire libre. Tras la intensificación surgieron los nuevos sistemas automatizados, naciendo la que podríamos llamar fase industrial de la ganadería, especializada e intensiva.
Pero el desarrollo de la tecnología no debería relacionarse exclusivamente con la producción masiva si no que se ha de hablar también en términos de innovación y sostenibilidad, impulsando una ganadería que apueste por el bienestar de sus animales y la producción de alimentos de calidad, haciendo un uso racional de los recursos naturales del campo.
Tal y como se señala en la normativa comunitaria Reglamento (CE) 834/2007 del Consejo), los métodos de producción ecológica desempeñan un papel social doble, aportando, por un lado, productos ecológicos a un mercado específico que responde a la demanda de los consumidores y, por otro, bienes públicos que contribuyen a la protección del medio ambiente, al bienestar animal y al desarrollo rural.
Iniciativas como la Red de investigación en Agricultura, Ganadería y Selvicultura Ecológica (AGRIECOL) demuestran que es posible la optimización de los esfuerzos en investigación, así como la transmisión de conocimiento y tecnología al sector de la ganadería ecológica.
Apelando a la necesaria cooperación entre ciencia, innovación y ganadería, las tecnologías emergentes se encaminan cada vez más hacia proyectos que son viables tanto en grandes explotaciones como en granjas pequeñas, poniendo a su alcance avances como sensores de bajo coste, dispositivos móviles o software de análisis de datos.
Progresos tecnológicos vitales para hacer competitivas las pequeñas explotaciones, al hacerlas más dinámicas y adaptables al modelo industrial. Una nueva visión que no supone el fin de la gran producción pero que apuesta por modelos que también son rentables y pueden reactivar de manera sostenible un empleo mermado en las zonas rurales.
FUENTE: HISPASAT CONECTATE
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