Hay habilidades y recursos que no te puede dar un plan de estudios. Los profesionales sénior pueden aportar mucho en un entorno donde no basta con conocer los últimos avances tecnológicos.

¿Tienen valor la edad y la experiencia en la era digital?

En el mundo digital todo cambia rápidamente: los negocios, las necesidades de los clientes, las tecnologías… La única constante es el cambio. Dicen en Silicon Valley, región considerada la cuna mundial de la innovación tecnológica, que cada año, buena parte de lo que sabías, deja de ser válido. ¿Qué encaje tiene la experiencia en este nuevo entorno frenético?

«Los años de experiencia aportan una visión de conjunto, habilidades y recursos que no te enseña ninguna facultad. Además, existen conocimientos que no quedan obsoletos. Las nuevas tecnologías, los canales de venta o algunas técnicas contables varían, pero a grandes rasgos, los fundamentos de gestión empresarial y financieros permanecen», afirma Rafael Fernández Almagro, ingeniero industrial que en la actualidad trabaja como asesor de emprendedores en Secot. Al fin y al cabo, de nada sirve conocer los últimos avances tecnológicos si no se sabe cómo venderlos.En primera personaSecot es una iniciativa sin ánimo de lucro, que este año cumple su 25 cumpleaños, que se dedica a poner en contacto a séniors prejubilados y jubilados, fundamentalmente antiguos ejecutivos, con emprendedores y pequeños empresarios que necesitan ayuda u orientación.

Además, hace tres años que se creó la escuela Secot de emprendedores (eSemp), que imparte cursos gratuitos de hasta tres meses sobre gestión, márketing o la elaboración de un plan de empresa, entre otras cuestiones. «Las nuevas tecnologías juegan un papel muy importante en los negocios de hoy en día, ya sea una start up nacida en el mundo digital o un comercio físico que se quiere promocionar a través de Internet. Por eso, nosotros planteamos la formación de una forma integral, sin imponer una barrera entre los mundos online y offline», explica Antonio Ferrer, director de eSemp.

Una formación, además, contada en primera persona por quienes ya han pasado antes por ahí. Según la Psicología, existen diferentes tipos de aprendizaje. Hay personas que tienden a asumir conceptos por imitación, otras lo hacen por razonamiento, un tercer grupo aprende del estudio y, por último, hay quienes aprenden de la experiencia. Todos tenemos un poco de estos cuatro tipos, aunque uno o dos de ellos tienden a ser los predominantes.

«La tremenda rapidez con que evoluciona la tecnología no ha permitido que se asienten ciertas bases en las nuevas generaciones. Los jóvenes de hoy en día están hasta cierto punto desprotegidos», opina Raúl de la Cruz, que a los 48 años, hace ahora tres, creó Keepunto.com, un prebanco que, mediante dinero virtual, potencia a los adolescentes la cultura del esfuerzo y la educación financiera.Un giro de 360 gradosLa incidencia del paro en los mayores de 45 años «supone un auténtico drama. Hay muchas personas que necesitan seguir trabajando, por motivos económicos pero también porque tienen aún mucho que aportar», declara Ester García, que tras quince años como comercial de una revista fue víctima de un proceso de regulación de empleo (ERE).

«Me niego a quedarme en casa de brazos cruzados. Durante un tiempo busqué trabajo en un puesto similar al que yo ocupaba en mi antigua compañía, hasta que un día lo vi claro: iba a montar un herbolario», relata. Para esta emprendedora, su experiencia en el mundo editorial le está valiendo de mucho en su nueva aventura. «Ahora me dedico a vender productos de herbolario, antes a vender publicidad. No es tan diferente. Aunque cuesta verlo a primera vista, hay conocimientos adquiridos a lo largo de los años que puedes aplicar después en otros ámbitos, aunque aparentemente nada tengan que ver entre sí», opina.

«En Secot, los séniors no cobran. Aquellos que necesiten aún percibir ingresos no tienen otra opción que montar su propio negocio o hacerse autónomo. Desgraciadamente, y a pesar del gran valor que pueden aportar, es muy difícil para una persona mayor de 45 años encontrar un puesto de trabajo en una compañía», reconoce Lucila Gómez de Baeza, fundadora y presidenta de Secot.Reinventarse es posibleSon muchos los ejemplos que, como Ester García, se han atrevido a empezar de nuevo, para lo que necesariamente hay que adaptarse a los nuevos tiempos. En este caso, «busqué un modo de diferenciarme, tanto en productos como en el servicio al público. Así, vendo productos para humanos y también para mascotas, y acepto pagos a través de iZettle (un sistema para cobrar a través del smartphone, alternativo a un TPV)».

¿Tienen valor la edad y la experiencia en la era digital?

«Nunca es tarde para volver a empezar, ni para aprender», concluye De la Cruz.De una editorial a un herbolarioEster García (46 años) fue comercial de publicidad en revistas del sector informático durante 15 años, hasta que, a causa de la crisis económica, fue víctima de un ERE. Empezó entonces a formarse en cuestiones como el quiromasaje y la osteopatía, y a principios de este año abrió en el centro de Madrid su propio herbolario llamado ‘Sol de Invierno’.

«Después de tanto tiempo, piensas que no sirves para otra cosa. Pero no es así. La experiencia te da recursos que, aunque de forma inconsciente, puedes aplicar en otros campos. Nuestra generación no debería tener tanto miedo a emprender», apunta.

FUENTE: WWW.EXPANSION.COM