Las tecnologías para conseguir transformar la manera en la que se consume y produce la energía en las ciudades ya están disponibles, sin embargo, al ritmo actual de reducción de emisiones, “no se conseguirán los objetivos de sostenibilidad”, alerta el último estudio de Monitor Deloitte, un informe que advierte de que las Administraciones, las empresas y los ciudadanos “deben tomar medidas decididas para mejorar la sostenibilidad energética de las ciudades si se quiere cumplir con las metas establecidas”.
Ciudades energéticamente sostenibles: la transición energética urbana a 2030, realizado en colaboración con Endesa, analiza los retos a afrontar por parte de las ciudades para alcanzar objetivos de sostenibilidad para 2030, como la reducción de emisiones, que dependerá, en un 60% y un 75% respectivamente, de cambios o sustituciones en equipos y vehículos y entre el 20% y el 30% de cambios de hábitos de los usuarios.
Sin embargo, estas actuaciones necesarias serán difíciles de implantar “si no es a través de nuevas políticas municipales, regionales y nacionales que incentiven los cambios necesarios”, señala el documento.
En esta línea, una de las principales conclusiones del estudio considera el apoyo de las Administraciones, las decisiones de los ciudadanos relacionadas con la adquisición de vehículos y equipos para el hogar, y el cambio de hábitos de consumo energético y movilidad “imprescindibles” para alcanzar los niveles de reducción de emisiones fijados por la UE para 2030 y establecidos en el Pacto de los Alcaldes, -que se compromete a una reducción de las emisiones del 40% de cara a esta fecha-.
“Avanzar y ganar la lucha contra el cambio climático pasa indefectiblemente por una actuación en las ciudades”, recuerda José D. Bogas, consejero delegado de Endesa.
Ciudades para liderar el cambio
En España, los municipios considerados ciudades -que cuentan con al menos 50.000 habitantes-concentran el 70% de la población y consumen el 40% de la energía final del país, siendo responsables directas del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), superiores a las que genera todo el sector eléctrico, provocando importantes problemas en materia de calidad del aire y poniendo en riesgo la salud de sus habitantes.
Para convertir a las ciudades en ‘punta de lanza’ de la transición energética necesaria, el documento de Monitor Deloitte propone un conjunto de actuaciones y estima que se requerirá una inversión adicional de entre 1.000 y 4.000 euros por ciudadano hasta 2030, siempre en función de la tipología de ciudad: en una urbe de gran tamaño y clima frío, como por ejemplo Madrid, se precisarán entre 1.500 y 2.000 euros por habitante (en total, entre 5.000 y 6.000 millones de euros).
Estas inversiones se refieren sobre todo a equipos de calefacción y de iluminación, así como sistemas de control y renovación de la flota de vehículos, entre otras medidas, que generarían un ahorro de hasta 2.000 euros por ciudadano, dependiendo de la ciudad, compensando así el coste invertido.
La buena noticia, según explica Alberto Amores, socio responsable de la Práctica de Energía y Recursos Naturales de Monitor Deloitte, es que “los equipos y las tecnologías necesarias ya están disponibles: el vehículo eléctrico, el transporte público o la bomba de calor, y en este punto solo es necesario, en muchos casos, el impulso de las Administraciones para su fomento e implantación antes de 2030”. Algo que, en su opinión, “no solo reducirá las emisiones contaminantes, sino que supondrá un ahorro mayor a lo invertido y una gran oportunidad industrial y de generación de empleo”.
Cuatro sectores para cumplir objetivos
Las medidas propuestas por Monitor Deloitte para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones y mejora de la calidad del aire en las ciudades se vertebran en torno a cuatros sectores concretos: transporte, sector residencial, sector servicios y consumos municipales.
1. Transporte
En 2030, el parque de vehículos en las ciudades debería ser del 70-75% de vehículos convencionales y el 25-30% de coches eléctricos, con una reducción de la antigüedad media de 3-4 años. Asimismo, para el año 2030, entre el 15% y 25% de la flota de autobuses municipales debería ser eléctrica y el resto, de bajas emisiones.
Además de la apuesta por modos de transporte no motorizados y el apoyo al cambio hacia el transporte público –que reduciría las emisiones por pasajero/km en más de un 70%– el estudio señala que la digitalización de la economía y la aparición de nuevos modelos de negocio basados en la economía colaborativa “también están teniendo un impacto relevante en la movilidad urbana”.
En grandes ciudades, los modelos de movilidad inteligente deberían representar aproximadamente un 10% de los trayectos en vehículo particular para el año 2030 (un 5% en ciudades medias), y realizarse en vehículo eléctrico para conseguir una mejora importante en materia de sostenibilidad.
Además, “sigue siendo imprescindible el crecimiento de las ventas del vehículo eléctrico y retirar de la circulación los vehículos más antiguos y contaminantes”, señala el documento, que recuerda que España tiene una de las flotas de turismos con mayor antigüedad de Europa (superior a 12 años).
2. Sector residencial
En lo que se refiere a las medidas propuestas por Monitor Deloitte en el sector residencial destaca la implantación de sistemas de control del uso de la calefacción para la conservación de la energía, lo que permitiría reducir hasta un 30% este consumo en un hogar. En las ciudades con clima frío lo adecuado sería contar con este tipo de sistemas en hasta el 50% de los hogares.
A su vez, los equipos térmicos deberán ser más eficiente, apostando por la renovación de calderas convencionales por equipos más modernos e inteligentes. “Lo mismo ocurre con los electrodomésticos, que deberán ser más eficientes a medida que los vamos renovando (A+++)”, explica Amores, que apuesta por el autoconsumo con la instalación de sistemas de energías renovables en los hogares para abastecer parte de las necesidades energéticas.
Asimismo, el estudio destaca los cuatro tipos rehabilitaciones energéticas más importantes que pueden realizarse en los edificios residenciales: la rehabilitación de fachadas, la de cubiertas, el cambio de ventanas o la rehabilitación integral. Sin embargo, este tipo de rehabilitaciones integrales, aunque suponen importantes ahorros de consumo energético, “presentan elevadas barreras económicas, técnicas y de promoción”, añade el documento que aconseja adoptar sistemas de control y de sustitución de equipos acompañados por el cambio de ventanas.
3. Sector servicios
Dentro de este sector, las oficinas y el comercio son los que requieren un mayor esfuerzo energético, ya que juntos suponen el 65% del consumo de energía y el 40% de la superficie.
Los principales usos que hacen estos sectores de la energía son la climatización y el agua caliente sanitaria (entre un 45% y un 60% del consumo total) y la iluminación (40%), y en esta línea el estudio apuesta por impulsar el desarrollo de la bomba de calor, para cubrir las necesidades de calefacción y de refrigeración, ya que supone una alternativa “mucho más competitiva” con una diferencia de costes de hasta el 30%.
En segundo lugar, el documento propone la mejora de los sistemas de iluminación, apostando por el cambio a LED, que permite un ahorro de hasta el 80% del consumo, así como la implantación de sistemas inteligentes de control (como los detectores de presencia o los interruptores temporizados), lo que reduciría el consumo entre un 15% y un 30%.
En esta línea, el estudio estima que para 2030 deberá incrementarse entre un 30% y un 40% la superficie total de oficinas y comercios con este tipo de iluminación y climatización, mientras que los sistemas inteligentes deberían abarcar prácticamente el 100% de la superficie del sector servicios, si se quiere cumplir con los objetivos energéticos.
4. Servicios municipales
Aunque el consumo de energía de los servicios municipales representa un porcentaje muy reducido del consumo total de un municipio (en Madrid, por ejemplo, apenas es el 1% del consumo eléctrico de toda la ciudad), el estudio destaca la importancia de este sector “para activar y apoyar al resto de agentes en la transición hacia la sostenibilidad energética”, sirviendo de ejemplo para ellos.
De este modo, la mejora del alumbrado público con tecnología LED, la electrificación de la flota municipal de vehículos y la mejora de la sostenibilidad de edificios municipales son actuaciones que “marcarán la diferencia” en materia energética.
Monitor Deloitte aporta, además, una serie de recomendaciones, agrupadas en cuatro ejes, que pueden ser aplicadas por los ayuntamientos y, en general, por las Administraciones públicas para acelerar la transición energética en las ciudades: establecer un modelo de gobernanza de sostenibilidad energética en cada municipio; fomentar nuevos modelos de movilidad sostenible; desarrollar acciones que incrementen la eficiencia energética en el campo de la edificación y convertir a las Administraciones en un ejemplo de sostenibilidad en su uso energético.
Asimismo, el estudio propone un índice que permita medir el grado de sostenibilidad energética de las ciudades españolas con el fin de fomentar la trasferencia de las mejores prácticas entre ciudades y mostrar el esfuerzo necesario para alcanzar los objetivos a 2030.
La medición se establecería en cuatro pilares: el apoyo de las Administraciones públicas, la eficiencia en el consumo de energía, el impacto del consumo de energía en la ciudad y que la energía sea renovable, accesible y asequible a los ciudadanos.
AUTORA: @LauramArribas
FUENTE: vía @Compromiso_Empr