Inteligencia emocional

Las personas que sobresalen en la gestión de dinámicas interpersonales son más propensas a ser promovidas laboralmente. Desafortunadamente, lo contrario también es cierto.

Si alguna vez hubo un momento en el que la persona con el mayor conocimiento técnico recibió la mayor consideración para aumentos y promociones, eso se está volviendo cosa del pasado.

El problema inherente con ese enfoque es evidente para muchos empleadores: una vez que alguien obtiene un ascenso, sus posibilidades de aplicar esas habilidades técnicas disminuyen, ya que sus subalternos directos asumen el trabajo de primera mano. Mientras tanto, la capacidad de los supervisores recién nombrados para colaborar y administrar sus equipos se vuelve más crítica.

Esa es la explicación básica de por qué la inteligencia emocional se ha convertido en un factor central en el avance profesional.

Las emociones en el lugar de trabajo son normales e inevitables, por lo que depende de ti descubrir la mejor manera de lidiar con ellas. De hecho, esa es una habilidad que depende de tu carrera.

El corolario menos aparente, pero igualmente importante, también es válido: la inteligencia emocional débil es ahora una responsabilidad profesional.

Aquí hay cinco formas concretas en las que no ejercitar la inteligencia emocional en el lugar de trabajo puede sabotear tu carrera y cómo evitarlo.

Cuando luchas por manejar tus sentimientos bajo presión

A medida que aumentan tus responsabilidades, también aumentan las presiones y demandas de tu trabajo. Mantener la calma, controlar tus emociones y no reaccionar ante cada crisis (real o percibida) puede volverse más difícil de hacer.

Sin embargo, tu empleador necesita y espera que manejes estas situaciones de manera suave y calmada, guiando a tu equipo a hacer lo mismo.

Manejar tus sentimientos ya no es solo un desafío personal, es un desafío gerencial.

Y los gerentes que no pasen esa prueba pueden ser obviados para un ascenso o, incluso, ser relevados de sus deberes de supervisión.

Cómo evitarlo: Practica formas emocionalmente inteligentes de canalizar y expresar todos tus sentimientos en el trabajo, no solo los negativos. Hay respuestas profesionales y productivas a todas las experiencias emocionales, y aprender ahora a navegar por las buenas y las malas puede ayudarte a mantener todo junto cuando las cosas se ponen difíciles.

Cuando no logras que los demás se sientan escuchados y entendidos

Incluso si en realidad no tomas en cuenta los consejos o ideas de los miembros de tu equipo, todavía necesitan saber que lo has considerado seriamente. Esto es cierto entre colegas que son del mismo escalafón, tanto como entre gerentes e informes directos. Las personas emocionalmente inteligentes, sin importar su rol o rango, saben que la mejor manera de mantener a todo un equipo motivado es tomarse el tiempo y el esfuerzo para comprender el punto de vista de todos.

Cómo evitarlo: Adoptar el hábito de la escucha activa. Es una habilidad fundamental que va de la mano con la comunicación. Si tus compañeros de trabajo se sienten constantemente frustrados e ignorados, podrías ser señalado/a como un mal colaborador, arriesgando tu éxito futuro.

Cuando eres demasiado lento/a para empatizar

Todos en el trabajo eventualmente enfrentan una situación que surge fuera del trabajo y afecta a su desempeño. Los miembros de la familia se enferman o fallecen, las relaciones se terminan y otros eventos difíciles desplazan las tareas laborales. Las personas que luchan por mostrar sensibilidad y empatía hacia sus colegas en momentos como estos pueden dejar a los demás enojados y resentidos.

Cómo evitarlo: Comparte experiencias personales e invita a otros a hacer lo mismo. Contar cosas es una poderosa técnica de construcción de empatía que a veces se queda corta en el lugar de trabajo. Siempre querrás respetar la privacidad de tus compañeros de trabajo, pero una forma fácil de dejar la puerta abierta para que puedan confiar en ti puede ser referir una anécdota y probar si valoran eso.

Cuando no eres receptivo/a al feedback

Se necesita inteligencia emocional para permanecer genuinamente abierto al aprendizaje. Sin eso, es probable que recibas comentarios negativos como críticas personales, asumiendo que la persona que te critica tiene malas intenciones en lugar de un deseo real de ayudarte a mejorar.

Toda tu carrera profesional puede estancarse si te esfuerzas constantemente por adaptarte a los comentarios.

Cómo evitarlo: En lugar de esperar una revisión de tu desempeño, las personas emocionalmente inteligentes saben cómo solicitar retroalimentación de manera proactiva. Haciendo preguntas, y no solo sobre tu propio desempeño. Por ejemplo, “¿qué puedo hacer para facilitar el proyecto de este grupo?” Esto es un medio para obtener información sobre cómo ajustar tu enfoque.

Cuando evitas el conflicto o este se desborda

El progreso profesional de cualquier tipo significa tener que lidiar con el conflicto inevitable que implica tener más personas conectadas al trabajo que realizas.

Se requiere inteligencia emocional para ver las luchas de poder y los desacuerdos como fricciones naturales en un proceso de colaboración, en lugar de amenazas existenciales.

Si cierras o pierdes la calma, involucrándote emocionalmente, en lugar de buscar un terreno común, podrías ser el que sufra las consecuencias.

Cómo evitarlo: Siempre que surjan tensiones interpersonales, intenta interpretar al mediador. Da un paso atrás y comprende el panorama general, y que el desacuerdo puede ser productivo y útil siempre que busques soluciones que dependan de objetivos compartidos.


 

fuente: Redacción CepymeNews | 

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