El autoempleo ha sido objeto de un creciente interés durante los últimos años, siendo uno de los temas de análisis la menor incidencia de esta forma de ocupación entre las mujeres. Así, la tasa de autoempleo femenina es menor que la de los hombres, característica que se ha mantenido a lo largo del tiempo y que se encuentra para todos los tramos de edad y niveles educativos. La literatura sobre el tema no es concluyente respecto a qué factores contribuyen a estas diferencias. Mientras que algunos autores han enfatizado la mayor relevancia de los aspectos sociales sobre la decisión de autoempleo entre las mujeres, otros han indicado que este tipo de conclusiones están basadas en estereotipos. La diversidad de modelos de empleo autónomo puede explicar las aparentes contradicciones de los distintos estudios, pues bajo dicho concepto se engloban formas de empleo con características muy diferentes (empleadores, profesionales, ayudas familiares).

En 2017, más de 3,1 millones de personas en España eran ocupadas por cuenta propia, lo que supone el 16,5% del empleo total. Si analizamos este tipo de empleo por género, nos encontramos con una diferencia de casi ocho puntos porcentuales, de forma que el autoempleo masculino se sitúa en un 20,1% y el femenino en un 12,2%. Para cualquier tramo de edad, dicha tasa es más elevada para los hombres que para las mujeres. También se puede observar que existe una relación positiva entre autoempleo y edad. Así, la tasa de empleo autónomo entre los menores de 30 años no llega al 10%, registrándose la proporción más elevada entre los mayores de 45 años. Asimismo, la diferencia entre las tasas femenina y masculina se va ampliando con la edad, de manera que, si entre los jóvenes no llega a los cinco puntos porcentuales, entre los mayores de 45 supera los diez.

Un factor que caracteriza el empleo autónomo es una elevada presencia de personas con bajo nivel educativo, menos acusado en el caso de las mujeres. Este rasgo está cambiando con rapidez. Así, tanto para hombres como para mujeres, el porcentaje de personas con educación primaria o menos se ha reducido a menos de la mitad en el periodo 2009-2017, aumentando la proporción de personas con educación superior. Se puede destacar que, en 2017, más del 40% de las mujeres autónomas son universitarias, diez puntos más que en 2009 y casi ocho puntos porcentuales más que los hombres autónomos.

«En España, el autoempleo no resulta una estrategia para compaginar vida laboral y familiar sino una alternativa al empleo asalariado que pueden tener los grupos con bajos salarios y precarios».

Uno de los aspectos que caracteriza el empleo autónomo es su concentración en determinadas ramas de actividad y en determinadas ocupaciones. Además, esta concentración es distinta según género. Atendiendo al sector (Gráfico 2), vemos que más de la mitad de las autónomas se concentran en tres ramas de actividad: comercio, hostelería y actividades profesionales, científicas y técnicas. Solo en el comercio desarrollan su actividad un 29,3% de las ocupadas por cuenta propia en 2017. Hostelería emplea a un 13% de las mujeres autónomas y las actividades profesionales, científicas y técnicas a un 12,4%. Aunque estos tres sectores también suman un porcentaje importante del total de hombres autónomos, suponen un 40,8%, por tanto, 14 puntos porcentuales menos.

Finalmente, cabe destacar algunos aspectos que relacionan el autoempleo con una mayor facilidad para conciliar la vida laboral y la vida familiar. La idea es que la flexibilidad para decidir el tiempo, el lugar y la organización del trabajo puede hacer más sencilla la compatibilidad entre el empleo y la familia. Esta descripción puede encajar con ciertos perfiles asociados al autoempleo, como puede ser el de profesiones liberales, pero no con el de pequeños negocios que suelen necesitar una elevada dedicación en términos de horas de trabajo en un momento y lugar determinados.

La mayor parte de los estudios que analizan la conciliación de las mujeres autónomas se han realizado en países con contextos muy diferentes al español y concluye que, efectivamente, los hijos tienen un efecto positivo sobre la probabilidad de autoempleo femenino. Para España, los análisis realizados son escasos y las conclusiones son distintas a las indicadas en el párrafo anterior. Se concluye que el autoempleo aparece como una alternativa para las personas con menor nivel de cualificación y para las madres con hijos pequeños. De esta forma, el autoempleo no resulta una estrategia para compaginar vida laboral y familiar sino una alternativa al empleo asalariado que pueden tener estos grupos (con bajos salarios y precarios).

La heterogeneidad del empleo autónomo sugiere la necesidad de más investigación al respecto que nos aporte información sobre qué tipo de características del autoempleo puede, efectivamente, contribuir a una mejora en la conciliación de la vida familiar y laboral. Los datos en términos de horas de trabajo nos indican que las personas por cuenta propia trabajan más horas que las ocupadas por cuenta ajena. De acuerdo con la EPA correspondiente a 2017, las autónomas trabajaron una media de 47,4 horas a la semana y los autónomos 53,8. Estas cifras dificultan la conciliación. Sin embargo, si van acompañadas de flexibilidad en cuanto a la elección del horario sí pueden contribuir a facilitar la conciliación entre vida familiar y laboral.


FUENTE: BLOG FUNCAS

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